Rematan el asombroso Casino dell’Aurora de Roma con el único mural de Caravaggio
El edificio tiene además un fresco de Guercino entre otras obras del arte renacentista cuyo valor resulta incalculable
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El Casino dell’Aurora es uno de los principales atractivos del Palacio Pallavicini-Rospigliosi, construido en Roma por la familia Borghese sobre la colina del Quirinal, en 1570. El mismo ha pertenecido a la aristocrática familia italiana Ludovisi desde principios del siglo XVII.
Sin embargo, tras la muerte del príncipe Nicolò Boncompagni Ludovisi, la villa se convirtió en objeto de una disputa hereditaria, por lo que un juez italiano ordenó que sea subastada, el próximo 18 de enero, por un valor estimado de 471 millones de euros.
El Casino dell’Aurora Pallavicini Rospigliosi, tal es su nombre completo, es conocido en toda Europa por albergar el único mural conocido que el pintor barroco Michelangelo Merisi da Caravaggio, popularmente llamado Caravaggio, realizó en toda su vida. El edificio contiene además otras obras del renacimiento italiano de valor incalculable.
La villa está ubicada en la Via Ventiquattro Maggio 43, y la tercera esposa del fallecido príncipe, la viuda y princesa Rita Jenrette Boncompagni Ludovisi, es quien deberá desprenderse de la que fue su casa durante las dos últimas décadas, en el caso de que un privado adquiera el histórico predio.
La princesa Rita, que nació en Texas, Estados Unidos, es quien se encarga de recibir a los periodistas interesados en contar la historia, con eje en el próximo remate. Ella oficia de guía especializada con un conocimiento profundo de toda la obra que allí se encuentra.
Como explicó al diario La Repubblica, Rita fue quien inició el proyecto de digitalización del archivo Ludovisi-Boncompagni, ya que desde el primer momento soñó con transformar la casa en un museo.
Pero la princesa, quien prefiere que la llamen por su nombre porque le disgustan las formalidades, está muy triste. Sabe que el sueño de vivir en uno de los palacios más formidables del mundo está por terminar.
“Justo aquí estaban jugando a las cartas Ludovico Ludovisi y Bernini”, cuenta Rita a la cronista, y señala la mesa ovalada bajo la bóveda con frescos de Guercino, un pintor barroco boloñés, el cual representa el carro de Aurora, que le da nombre al Casino.
En el caso del fresco de Caravaggio, que en realidad no es un fresco sino un mural, hay que subir al primer piso por una escalera caracol que desemboca en la “Sala della Fama”. Luego, se ingresa en una pequeña habitación aislada alguna vez llamada Distillery Room. Allí Rita suele practicar yoga, ya que, como dice, es un lugar “relajante”.
“Es un óleo en una pared”, ha dicho Francesca Cappelletti, directora de la Galería Borghese y la máxima experta del pintor lombardo, sobre el mural.
La obra del pintor experto en el uso de claroscuros representa a Júpiter, Plutón y Neptuno, quienes permanecen reunidos en torno de un globo terrestre rodeado por los signos del zodíaco.
Se cree que el mural fue realizado en 1597. “En ese momento el Casino perteneció al cardenal Francesco Maria del Monte, el primer protector romano de Caravaggio”, dice Cappelletti.
Y añade: “Pero es una hipótesis, porque la obra nunca ha sido mencionada por las fuentes antiguas o más estrictamente contemporáneas de Caravaggio, excepto por un biógrafo en 1672″.
“Los tres dioses se destacan, con rostros oscuros y cejas marcadas –prosigue el experto–: quizás correspondan a los autorretratos de Caravaggio, o al menos han sido inspirados libremente en él. Por otro lado, la costumbre de usar modelos vivos para comprender mejor la naturalidad del cuerpo humano era su rasgo distintivo”.
El mal llamado fresco, el mural o el “óleo contra la pared” como los especialistas prefieren caracterizarlo, fue redescubierto en la década de 1970. Sus detalles son asombrosos, como toda la obra del artista milanés. Mide 2,75 metros de ancho y, de esto no quedan dudas, es el único que ha pintado Caravaggio en toda su carrera.
“Es una imagen rara por un lado, y por otro de gran valor, porque es de un artista excepcional”, dice a la RAI Claudio Strinati, historiador del arte y experto en Caravaggio. “La elección de la técnica del óleo en la pared deriva probablemente del hecho de que Caravaggio no sabía cómo pintar técnicamente los frescos”, explica.
A medida que se acerca la fecha de la subasta, algunos historiadores del arte han agitado una campaña para pedir que sea el Estado italiano el que adquiera la villa completa junto con los invaluables tesoros artísticos que contiene.
En cambio, si la villa fuera comprada por un privado, serían pocos los que podrían admirar su acervo cultural y artístico, por eso los especialistas piden que sea el Estado italiano el que se haga cargo.
Si ocurriera esto, y el edificio pasara a manos de la administración pública, el sueño de la princesa Rita se hará, finalmente, realidad, como en el más hermoso de los cuentos de hadas, ha escrito la periodista italiana Arianna Di Cori.
La princesa Rita, viuda y tercera esposa del príncipe Nicolò Boncompagni Ludovisi, prefiere decirlo en estos términos: “Cuando tenía 16 años vine a Roma por primera vez, fui a la Fontana di Trevi y tiré una moneda al agua. Sabía que volvería. Esta es mi casa”.
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