Salvó a Italia y ahora quiere salvar a Europa: el regreso de Draghi sacude a la escena internacional
El expremier dio a conocer un proyecto inspirador que lo sitúa como posible candidato a la Comisión Europea, el brazo ejecutivo del bloque
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ROMA.- ¿El regreso de Súper Mario? El martes pasado, Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo (BCE) que en su momento salvó al euro y expremier italiano que al frente de un gobierno de unidad nacional salvó a Italia de la pandemia, reapareció en el escenario internacional.
Con un discurso fuerte, advirtió que si la Unión Europea (UE), en decadencia y siempre dividida ante todos los temas cruciales, no da un golpe de timón y no da vuelta la página, su irrelevancia, ya evidente en el contexto geopolítico, será irreversible.
En un anticipo de lo que será un informe sobre competitividad que le pidió la actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y que presentará en junio, al disertar en La Hulpe, en las afueras de Bruselas, Draghi habló de la necesidad de un “cambio radical”. Y de una urgente redefinición de la UE para que pueda responder a los desafíos económicos que representan las otras dos potencias globales, Estados Unidos y China.
A semanas del voto que llamará a 450 millones de ciudadanos a elegir un nuevo Parlamento de la UE, entre el 6 y el 9 de junio, el discurso fue interpretado por muchos como una virtual agenda o programa de Draghi como posible candidato a la presidencia de la Comisión Europea.
Aunque este reconocido economista, de 76 años, siempre negó aspirar a este u otros cargos, en diversas cancillerías europeas consideran la “carta Draghi”, una figura de gran prestigio y un técnico de renombre, una opción más que válida. Sobre todo en este momento convulsionado del mundo, marcado por un Medio Oriente en ebullición, la guerra en Ucrania sin solución a la vista y ante una posible victoria electoral en Estados Unidos de Donald Trump, que siempre apuntó a debilitar a la UE.
Sin eufemismos
En su discurso, que el diario La Stampa definió “el sacudón de Súper Mario” a una Europa definida como “Bella Durmiente”, Draghi no usó eufemismos.
“Nuestra organización, nuestro proceso decisional y el financiamiento, han sido pensados para el mundo de ayer, pre-Covid, pre-Ucrania, pre-conflagración en Medio Oriente, así como anterior al retorno de la rivalidad entre grandes potencias”, advirtió, al plantear la urgencia de un cambio radical, para una UE renovada, a la altura del mundo de hoy y de mañana.
✍️ Nicole Giordano 🇪🇺 #MarioDraghi è intervenuto alla conferenza sul pilastro europeo dei #dirittisociali. L'ex #PrimoMinistro è stato incaricato di redigere il documento sui dieci macro-settori che guideranno l’#economia #europeahttps://t.co/h7UPFj9LJW
— Iari (@IariTwitt) April 20, 2024
Para Draghi, el error de la vieja Europa fue haberse enfocado demasiado en su interior y muy poco en el exterior. “Hemos confiado en la paridad de condiciones global y en el orden internacional basado en reglas, esperando que los demás hicieran lo mismo. Pero ahora otras regiones no respetan más las reglas y están elaborando políticas que en la mejor de las hipótesis están proyectadas para redirigir las inversiones hacia sus economías, en detrimento de las nuestras, y en el peor de los casos, para volvernos permanentemente dependientes”, dijo, en una estocada a las políticas industriales de Estados Unidos y China.
Draghi también hizo autocrítica de los desajustes, divisiones y falta de visión y estrategia de la UE citando como ejemplo que en Europa hay unos 40 operadores de telefonía móvil, mientras que, en Estados Unidos, un mercado de dimensiones parecidas al europeo, sólo tres.
En este marco, llamó a relanzar la competitividad del bloque renovando su alianza a través de “un nuevo instrumento estratégico para coordinar las políticas económicas”; un plan industrial, que Europa nunca tuvo; y una proyectada pero jamás realizada unión de mercados de capitales.
Acción inmediata
Draghi subrayó que la solución no pasa por revisar los tratados europeos, algo que demandaría tiempo, un lujo que nadie puede permitirse, sino por actuar ya, con la mayor cohesión posible. Y si eso no existe y no hay acuerdo entre los 27 países miembros, planteó que podría superarse el escollo que representa el proceso decisional por unanimidad, avanzando igual con las reformas con ese grupo de países que sí está de acuerdo.
“Debemos actuar como nunca lo hemos hecho antes”, urgió el expresidente del BCE, que destacó, también, la necesidad de una defensa integrada y de mayores inversiones en tecnologías avanzadas e innovación digital.
El discurso de Draghi sacudió a Europa. Muy aplaudido, fue considerado por muchos “la” plataforma para el poder ejecutivo europeo 2024-2029. Al momento, la candidatura presentada por la actual presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que busca un nuevo mandato, es la única sobre el tapete y no parece tener mucho viento a favor.
Y es un secreto a voces que el nombre de Draghi se encuentra sobre la mesa, impulsado informalmente, al parecer, por figuras como el presidente francés, Emmanuelle Macron. “A su favor juega una reputación internacional indiscutible en cuanto a competencia, seriedad y perspicacia política”, opinó Andrea Bonanni en el diario La Repubblica. “En su contra está el hecho de que no pertenece a ninguno de los tres grupos políticos -populares, socialistas, liberales-, que normalmente se reparten los sillones de los vértices de la UE”, agregó, al considerar que con su “manifiesto por Europa”, Draghi dejó muy en claro qué es lo que haría de llegar a tener un rol ejecutivo.
El discurso de Draghi también sacudió el avispero político italiano. La primera ministra de derecha, Giorgia Meloni, que arrasó en las elecciones de fines de 2022 que se celebraron tras la caída del gobierno de unidad de Draghi, que ella jamás respaldó, reaccionó con diplomacia.
“Que Europa no funciona, antes lo decíamos sólo nosotros… Ahora veo que lo dicen personas que son consideradas europeístas”, comentó Meloni, aludiendo no sólo al más que comentado discurso de Draghi, sino también, a otro informe sobre el mercado único presentado la semana pasada por el expremier Enrico Letta, que también llamó a reformas urgentes.
Meloni, líder de Hermanos de Italia, partido de derecha postfascista, siempre fue muy antieuropeísta. Pero desde que se convirtió en la primera mujer al frente del gobierno italiano, debió adaptarse al juego europeo y a la realidad de una Italia que tiene una deuda pública enorme, que depende de los fondos extraordinarios que la UE le adjudicó para volverse a levantar tras la debacle por la pandemia.
Su pragmatismo hizo que, pese a haber sido la única opositora a su gobierno de unidad, optara por seguir las huellas de Draghi -tanto es así que algunos detractores la bautizaron “Draghetta”- y por tener buenas relaciones con Bruselas.
“Mario Draghi es una persona muy competente y estoy contenta de que se hable de un italiano, pero es filosofía hablar ahora de su candidatura a presidente de la Comisión”, aseguró Meloni, ante preguntas de periodistas. Para ella, solamente después de las elecciones europeas podrán barajarse nombres. Y no ahora, en plena campaña electoral.
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