Recta final en Brasil: cómo podrían impactar el “voto vergüenza” y el “voto útil” en las elecciones

RÍO DE JANEIRO.- La misma escena ocurre en un taxi, en una reunión en un bar, en la fila del cine, en un supermercado o en la playa, en cualquier ciudad de Brasil. Cuando la conversación entra en el espinoso tema político algunas personas empiezan a hablar más bajo, por temor a reacciones de eventuales electores del presidente Jair Bolsonaro que puedan estar presentes. Así se sienten muchos brasileños que, por deseo, convicción o falta de opción, decidieron que el 2 de octubre votarán al expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, y eso explica lo que los especialistas llaman el “voto vergüenza”, una tendencia que podría llevar a sorpresas el día de las elecciones.

La última encuesta de Datafolha muestra que Lula (Partido de los Trabajadores, PT) tiene un 47% de las intenciones de voto, contra 33% de Bolsonaro. Si fueran contabilizados los votos válidos, el expresidente subiría dos puntos y alcanzaría el 50%. Por el margen de error, hoy Lula está entre 48% y 52% de los votos válidos, con posibilidades, por lo tanto, de ganar en primera vuelta.

La misma encuesta mostró que 11% de los brasileños están dispuestos a cambiar su voto. Al considerar que los candidatos Ciro Gomes (Partido Democrático Laborista, PDT) y Simone Tebet (Movimiento Democrático Brasileño, MDB) han perdido apoyo las últimas semanas, el escenario es hoy muy favorable al candidato del PT, que apuesta a la existencia del “voto vergüenza” y, sobre todo, a la campaña por el “voto útil”, que evite prolongar una elección difícil, que causa angustia, miedo y tensión entre millones de brasileños.

El voto vergüenza fue estudiado en detalle por la consultora Genial/Quaest, con la coordinación del profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) Felipe Nunes. En un diálogo con LA NACION, Nunes explicó que “fue utilizada una técnica diferente, que va llevando al entrevistado a hablar sobre alguno de los candidatos, pero indirectamente, por ejemplo, preguntando si conoce a alguien que vaya a votar por Lula. De esa manera, obtuvimos que 51% dijo que sí, mientras que solo el 27% afirmó conocer un elector de Bolsonaro”.

El estudio se inspiró en un trabajo de investigación la historiadora Lilia Moritz Schwarcz sobre racismo en Brasil. Con la misma metodología, no se preguntaba a los brasileños si eran racistas, pero se los orientaba a hablar sobre racismo, sobre personas que conocían y que eran racistas. “Si el elector piensa que su opinión es minoritaria prefiere no decirla. Hicimos tres estudios y detectamos que hoy el voto vergüenza es mayor en relación a Lula que a Bolsonaro”, explicó Nunes.

¿Por qué ocurre esto? Según el profesor de la UFMG, “porque las personas tienen miedo de decir su voto por Lula por la presión social y por la posibilidad de verse involucrados en episodios de violencia”. Esto podría explicar, amplió Nunes, porque las manifestaciones en favor de Bolsonaro son, en general, más multitudinarias que las de Lula. “Los electores de Lula se relajan cuando están en un ambiente seguro, en un show de música de algún cantante como Caetano Veloso, por ejemplo, que ya declaró voto por Lula y donde la enorme mayoría de las personas vota por el expresidente”.

Episodios de violencia

En los últimos meses, Brasil ha sido escenario de episodios muy violentos y hasta asesinato de electores de Lula por parte de seguidores del presidente. Periodistas como Vera Magalhães, columnista del diario O Globo y de la radio CBN, fueron atacadas públicamente por aliados de Bolsonaro, generando un ambiente casi de terror entre algunos brasileños. Las medidas del gobierno para flexibilizar la compra de armas aumentaron este miedo, ya que muchos temen que ante un altercado en la calle o en cualquier otro lugar con un elector de Bolsonaro el episodio pueda tener un desenlace fatal.

Ese miedo se percibe permanentemente y es tema de conversación entre personas que ya hicieron su opción por Lula, porque no quieren otros cuatro años de Bolsonaro en el poder. Se limitan las conversaciones en los gimnasios, restaurantes o aviones, básicamente en cualquier espacio donde los brasileños que viven este sentimiento por momentos asfixiante no se sientan seguros.

Para Frederico Batista, profesor de la Universidad de Carolina del Norte, en Charlotte, Estados Unidos, y consultor de Quest, “la hipótesis inicial del estudio era de que el voto vergüenza era mayor en relación a Bolsonaro, pero concluimos que es más fuerte por Lula”.

“Los electores de Bolsonaro son más habladores, y los de Lula mucho más cuidadosos. Existe en el país un clima hostil en relación a Lula y eso tiene que ver con el crecimiento del discurso agresivo de los bolsonaristas, y con la ascensión de la extrema derecha en el país”, comenta Batista.

Los electores de Bolsonaro son mucho más activos en redes sociales y viven, explica el profesor, “en una burbuja en la cual están permanentemente escuchando discursos extremistas, de odio. Cuando salen a la calle, salen con ese discurso muy aprendido. No es algo de hoy, es algo que se viene construyendo en los últimos años”.

Este tipo de elector bolsonarista causó situaciones lamentables en Londres la semana pasada, durante los funerales de la reina Isabel II. Las imágenes de brasileños a los gritos en las calles de la capital británica, discutiendo con ingleses que pedían respeto en un momento de tanta tristeza y conmoción, causaron estupor en los que, en Brasil, temen justamente sufrir este tipo de ataques en su país.

“Uno nunca sabe lo que puede pasar cuando sale a la calle y habla de política, es una ruleta rusa. El brasileño nunca fue una persona agresiva, pero hoy las cosas cambiaron y las personas tienen miedo”, señala Batista.

Ambos especialistas creen que el “voto vergüenza” podría tener impacto en las urnas, pero lo que más puede beneficiar a Lula es el “voto útil”. En las elecciones de 2018, tanto Bolsonaro como Fernando Haddad, que era el candidato del PT, subieron sus números a último momento, mientras otros candidatos con menos intención de voto y que claramente no tenían chance de pasar a segunda vuelta, bajaron. Bolsonaro pasó de 36% a 42%; y Haddad, de 22% a 27%. Fue una decisión tardía de los electores, de votar por candidatos altamente competitivos. Si lo mismo ocurriera en esta elección, Lula podría ganar en primera vuelta.

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