Raúl Castro gana protagonismo en el plan represivo y crecen los arrestos en Cuba
Ante la magnitud del estallido social, el expresidente reapareció para participar de una reunión del máximo órgano del PCC; hay por los menos 150 detenidos, un muerto y varios heridos
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CARACAS.– La tapa del diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), avisó este martes a toda la isla que Raúl Castro está de vuelta, aunque muchos temen que nunca se fue. El expresidente se ha puesto a la cabeza de la represión revolucionaria, que provocó al menos un muerto y un número indeterminado de heridos y lesionados. También se contabilizan por lo menos 150 detenidos, aunque se cree que son cientos los retenidos por todo el país desde el estallido de las protestas.
“Participa Raúl en reunión del Buró Político”, tituló Granma, para que todos los cubanos supieran que el pequeño de los Castro acudió el domingo al Buró Político del Comité Central del PCC para “analizar las provocaciones orquestadas por elementos contrarrevolucionarios organizados y financiados desde Estados Unidos con propósitos desestabilizadores”.
Retirado desde el Congreso del PCC en abril pasado, la reaparición de Raúl no solo mide la magnitud del estallido social que llevó a miles de cubanos, en más de 60 municipios, a tomar las calles para gritar por la libertad, por la comida y por las medicinas. También envía a los cubanos el mensaje de que el general de Ejército, expresidente y exlíder del PCC regresa a la primera línea de mando de la represión nacional puesta en marcha por el régimen castrista con todas sus fuerzas: boinas negras boinas rojas, policías, brigadas de choque, soldados y paramilitares.
La orden es tomar las calles para amedrentar y continuar la persecución contra manifestantes, artistas, disidentes y opositores. Cueste lo que cueste, como confirman las imágenes que aparecen desde distintos enclaves de la isla cuando una Internet bloqueada lo permite.
“Raúl aguantó lo que pudo. La versión de que había huido a Venezuela lo enojó enormemente, siempre se preció de ser un hombre fuerte y no cobarde, hombre de primera línea de combate. Dejó que [el presidente] Miguel Díaz-Canel diera la cara pública, pero las manifestaciones no paran, los ánimos por los desaparecidos calan en la sensibilidad de las madres y sus palabras a la alta dirección política civil del país se hacen necesarias. Desde ahora, sus consejos se convierten en órdenes públicas e incumplirlas o hacerlas mal implican consecuencias”, explicaron a LA NACION fuentes cercanas al poder cubano.
Divisiones
La reaparición de Raúl Castro confirmó la existencia de divisiones en la alta dirección política, según distintos observadores, y el efecto aglutinador que su sola presencia produce en la jerarquía revolucionaria. Su presencia parece imprescindible para mantener la represión, más allá de la última confesión de Díaz-Canel (“La revolución cubana no va a poner la otra mejilla para quien la ataca”).
Videos, fotos y testimonios recogidos a duras penas por todo el país, ya que se mantiene el apagón en el internet telefónico, confirman la brutalidad denunciada desde el primer día. Las autoridades reportaron la muerte de Diubis Tejeda, de 36 años, en la periferia de La Habana.
El Movimiento de San Isidro, el Grupo del 27-N y la ONG Cubalex documentó 150 detenciones, pero hasta en los pueblos más pequeños y alejados se llevaron a los jóvenes que salieron a las calles en el domingo que ha cambiado para siempre la historia de Cuba. Los cálculos de 44 organizaciones civiles y medios independientes, como Amnistía Internacional y Prisoners Defenders, amplían a cientos el número de retenidos. Todas ellas reclamaron ayer al gobierno que cese la violencia.
La policía también liberó a algunos detenidos durante las primeras horas de la protesta, como el sacerdote José Castor Álvarez. “Intentando evitar la violencia, recibí yo un golpe con un bate [de béisbol]”, explicó el padre católico, que tenía una herida contundente en su cabeza.
El cerco contra los periodistas independientes se estrechó aún más en las últimas horas. Los que no están detenidos sufrieron el corte de sus servicios de comunicación o están rodeados, frente a sus hogares, por las fuerzas de la seguridad del Estado. El gobierno de Estados Unidos criticó el cierre a los canales de información y a la tecnología: “Tratan de silenciar sus voces”.
La propaganda y el apagón informativo vuelven a ser un factor fundamental para la revolución cubana, de ahí el empeño por imponer, junto a sus amigos y aliados internacionales, un relato muy alejado de la realidad. Según todos ellos, las masivas protestas del domingo no fueron un estallido social, sino “disturbios”, como insistió el canciller Bruno Rodríguez. Una de las explicaciones esgrimidas en la televisión para explicar las imágenes del domingo es que se trataba de hinchas en la Argentina celebrando el triunfo de su selección en el Maracaná.
No está de acuerdo la Iglesia católica, aliada estrecha en otros tiempos de Raúl Castro: “Como pastores nos preocupa que las respuestas a esos reclamos sea el inmovilismo que contribuye a dar continuidad a los problemas sin resolverlos”.
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