Radiografía de una mente que discrimina
NUEVA YORK.- La diatriba racista de Don Sterling, dueño de Los Angeles Clippers, en una grabación hecha pública le valió una prohibición de por vida en la NBA y le costó el premio a "los logros de una vida" por parte de la filial de Los Ángeles de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (Naacp).
Las reacciones frente a la grabación no se hicieron esperar, pero la pregunta sigue en pie: ¿por qué la NBA no actuó antes frente al archiconocido comportamiento racista de Sterling? ¿En qué demonios estaba pensando la Naacp cuando decidió darle un reconocimiento a la trayectoria? ¿Lo obligarán a vender su club o se las ingeniará para seguir al mando? ¿Por qué la reacción ante el racismo interpersonal ahogó el silencio ante el racismo institucional, mucho más dañino?
Éstas serán las preguntas que habrá que contestar en las semanas que siguen, pero, mientras tanto, lo relevante será analizar más atentamente la grabación que desató el escándalo, ya que ofrece una muestra de la sinuosa mentalidad racista: gobernada por la confusión, despegada de la razón, carente de moral.
Sterling está enojado con su novia, V. Stiviano, por "sacarse fotos con las minorías", en particular con Magic Johnson, y luego publicarlas en Instagram. "¡Y no lo traigas a los partidos! Sí, me molesta mucho que quieras divulgar, publicar, que andás con gente negra. ¿Qué necesidad?"
Tal vez la parte más reveladora sea cuando habla de sus propios jugadores negros: "Yo los banco, los alimento y los visto. Les doy auto y casa. ¿Quién les da todo eso? ¿Algún otro les da todo eso? ¿Quién hace el juego? ¿Ellos o yo? ¿Qué son? ¿Treinta dueños ahora?".
Luego pasa a restarles mérito y talento y disfraza su intolerancia detrás de una pátina de benevolencia, típica argucia esclavista para justificar lo injustificable.
En otro momento, Sterling trata de justificar sus opiniones atribuyéndoselas a su entorno y a su "cultura", desentendiéndose de cualquier responsabilidad .
"Vivo en una cultura y tengo que vivir dentro de esa cultura." Esta frase pone en tela de juicio a todo el círculo social de Sterling. ¿Será que la cultura en la que se siente inmerso aprueba explícita o tácitamente, o incluso fomenta, sus posturas? Sterling es el hombre al que grabaron, pero ¿cuántos más de esta "cultura", en vez de espantarse, asienten con la cabeza? Y cuando creíamos que no se puede desbarrancar más abajo, llega lo más perturbador: uno advierte que la señorita Stiviano parece asentir a todos los comentarios de Sterling.
En determinado momento Sterling le dice: "Pensás que soy racista, que tengo mal corazón". Ella protesta: "No. Creo que tenés un corazón maravilloso".
Y así sigue, mimando al racista.
Traducción de Jaime Arrambide
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