Quo Vadis Brasil? Quo Vadis Mercosur?
Democracias que se devoran a sí mismas, estados sin monopolio de los medios de violencia, ballottages que generan gobiernos pero no gobernabilidad
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Terremoto en Brasilia, aquel sueño imaginado y construido por Oscar Niemeyer y Lucio Costa. Tiemblan sus edificios, las sedes principales y simbólicas de los tres poderes del estado brasileño, son saqueadas y vandalizadas por horas, mientras se suben selfies y videos a las redes. Aquel sueño que dio forma al sueño de quienes querían construir un centro de poder fuera de Río de Janeiro y de San Pablo, una autoridad en una posición geográficamente central, de un país y por qué no de un continente. La voluntad de poder corporizada en el inmenso territorio de un Brasil que además ya roza los 220 millones de habitantes. Un Brasilia que fuera el símbolo de unidad de todos los brasileños.
Orden e progresso, otro fizcarraldo que se hace trizas salvajemente. Brasil tiene ahora su Día de los Cristales Rotos. Ñanpilm, Filloy dixit. Se intenta destrozar esa quimera urbanística y arquitectónica, símbolo de una elite que quería construir un país de aspiraciones mundiales, ser o mais grande do mundo, y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad.
La polis física que regiría un país que influiría el mundo, que aspira todavía a una silla permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Una polis humana, una comunidad política partida en mitades en las últimas elecciones en dos actos en los que vuelve Lula al gobierno aunque hay quien duda si al poder, por tercera vez. Pero es una tercera vez de rostro novísimo, que parece muy diferente a sus dos períodos previos, con una sociedad profundamente dividida. Para los oficialistas, los otros son fascistas. Para los opositores, los otros son corruptos. ¿Cómo se unen el agua y el aceite? Días después de que Lula inaugurara su mandato, se abren miríadas de preguntas preocupantes sobre el Brasil, y sobre la situación de la democracia en región y el mundo.
Democracias que se devoran a sí mismas, estados sin monopolio de los medios de violencia, ballottages que generan gobiernos pero no gobernabilidad. Intolerancia al otro, negacionismo de los resultados electorales, aquelarre desquiciado de fake news, la ciencia bajo sitio, pueblos sin futuro y sin fe. Recién te vas y ya se te extraña, imprescindible Pelé. Tristeza nao tem fim.
En la esfera pública, como diría Habermas, en la democracia del mundo se ha devaluado el escenario, el actor, el elemento central con el que se construye el centro de la polis, el ágora: las palabras. Se manipulan palabras sin límite, se lanzan palabras cargadas de odio y fuego que crean realidades para muchos, palabras que crean condiciones de posibilidad para muchas procesos peligrosos, que abren derivas posibles y tentativas incontrolables. Gente desesperada de cualquier lado que se pone en contra de alguien o algo, que se juega la vida por consignas contundentes, definitivas que emanan de fanáticos, irresponsables y manipuladores de toda laya. Retórica impune de pirómanos enardecidos.
¿Quo Vadis Mercosur? Un llamado de atención: la Argentina y Brasil en democracia han creado por primera vez las bases de una estabilidad geopolítica nueva, desconocida en los siglos previos en América del Sur y ese no es, lamentablemente, un patrimonio asegurado ni garantizado. Un Mercosur que se erosiona desde hace un largo tiempo, que se incendia de a momentos con despectivos cocteles molotov que caen de todos lados y bomberos desganados y sin convicción a los que le pisan la manguera.
En el inicio del emblemático año 2023 en que conmemoramos el 40° aniversario de la democracia argentina, una democracia sin estadistas que acumula muchas deudas con la sociedad, sobre todo en su eficacia frente a la larga decadencia que roba el futuro, antes quienes dudan de las instituciones, y ante el creciente tembladeral político de la región y la tormenta del mundo que sigue creciendo ominosa, la democracia no solo debe defenderse sino que imperativamente debe perfeccionarse desde las convicciones.
Por Gonzalo S. Paz, Doctor en Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas, Profesor e Investigador de la Universidad de Georgetown, Washington, DC
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