Quítennos la rodilla del cuello
NUEVA YORK.- Son las últimas horas de la tarde y Marcus Delespinasse está parado sobre la avenida Broadway de Manhattan. Se le nota el cansancio en los ojos. "En la cultura de Estados Unidos está bien tratar así a los negros", dice Delespinasse cuando me acerco a conocer su opinión sobre la muerte del afroamericano George Floyd , en Minneapolis. "El cana sabía que lo estaba matando, pero no le sacó la rodilla del cuello".
Así es:Derek Chauvin, ahora acusado de asesinato en segundo grado, le aplastó el cuello a Floyd con su rodilla durante casi nueve minutos. Un poderoso hombre blanco asfixiando a un hombre negro impotente, una escena conocida en Estados Unidos, parte de la iconografía nacional. Chauvin era el oficial entrenador de los otros policías presentes en la escena. La sonrisa esbozada en su cara dice "Mírenme matar".
"Quítennos la rodilla del cuello", es la frase del reverendo Al Sharpton para el levantamiento de 2020. Hace tiempo que "la rodilla" está donde está. Ya estaba en el artículo de los tres-quintos de la Constitución, que estableció que el valor de un esclavo era el 60% de un ser humano libre. La rodilla es sinónimo de esclavitud, de Jim Crow, de los linchamientos, de la segregación de las escuelas y el transporte y los barrios, y así a través de todas las inflexiones de la violencia institucional sistémica contra los afroamericanos, que permitieron que Chauvin llegara a creer que en su condición de hombre blanco tenía derecho a hacer lo que hizo.
"Ser negro en Estados Unidos no debería ser una sentencia de muerte", dijo Jacob Frey, el alcalde de Minneapolis, la ciudad progresista donde mataron a Floyd. Y pensar que se vio obligado a decirlo más de medio siglo después del movimiento de los derechos civiles…
Quítennos la rodilla del cuello.
Delespinasse tiene 52 años, es negro y no tiene trabajo. Es desesperante incluso escribir eso. Fulanito es blanco. Fulanito es negro. ¿Qué explica? La fractura social de Estados Unidos, su pecado original, su vergüenza de que la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad nunca fue igualitariamente asequible para sus ciudadanos. Podría haber escrito: Delespinasse tiene 52 años, es un ser humano y no tiene trabajo. Los que son como Chauvin siguen sin verlo.
"Cuando miro el video no puedo dejar de pensar que podría ser yo, o mi primo, o mi tío", dice Delespinasse. "La policía tiene impunidad. No me extraña que los jóvenes estén enfurecidos. Esa rodilla apoyada ahí es sinónimo de la brutalidad de la apatía blanca."
Quítennos la rodilla del cuello.
No hay derecho a saquear e incendiar Estados Unidos. Pero ante la violencia institucional encarnizada los seres humanos reaccionan, y en casos extremos hasta se dan licencia para matar, que al fin y al cabo es lo mismo que enfrenan los afroamericanos desde hace siglos. Para que estalle la rebelión contra esa opresión implacable basta una chispa. ¿Qué pasa con los sueños postergados? Explotan.
La brutalidad de la apatía blanca. Una frase asombrosa, pero a veces es algo peor que apatía. Piensen en Amy Cooper, esa mujer blanca y con educación superior que fue grabada en Central Park diciendo que iba a decirle a la policía que había "un hombre afroamericano amenazando mi vida", porque el hombre en cuestión, un dedicado observador de aves, le había pedido gentilmente que le pusiera la correa a su perro. Esas agresiones racistas deben ser denunciadas por su nombre.
A esos impulsos es que apela Donald Trump , un racista que lanzó su exitosa campaña de 2015 llamando "violadores" a los mexicanos que entraban al país. Sus elementos son la violencia y la división. No tiene otros. De ahí su reciente amenaza de desplegar a los militares para aplastar "el terror interno". De ahí su insistencia con la "dominación" y sus veladas incitaciones a la violencia a través de repetidas menciones a los derechos consagrados por la Segunda Enmienda. De ahí su apoyo por Twitter al prominente senador republicano Tom Cotton, que pidió el despliegue de la 10ª División de Montaña, 82ª División Aerotransportada, la 1ª División de Caballería, la 3ª División de Infantería, lo que haga falta para restablecer el orden.
¿Lo que haga falta para, a ver qué? Para parar a los saqueadores y delincuentes, dirían Trump y Cotton sin que se les mueva un pelo. Para eso no hacen falta los militares.
No, el objetivo no es ese, sino dejar establecido con una gran demostración de fuerza que el sistema opresivo que causó todo esto no va a cambiar y que el poder del varón blanco en Estados Unidos es inviolable. Ese es el credo fundamental de Trump. Esa es su Biblia.
Quítennos la rodilla del cuello, y del cuello de la democracia norteamericana.
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