Una década antes de que el escritor español Miguel de Cervantes Saavedra redactara su obra, en Santiago de León de Caracas, se desarrollaron unos sucesos que parecen salidos de alguno de los capítulos de ese libro
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Por Juan Francisco Alonso
“En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza y astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”.
Una década antes de que el escritor español Miguel de Cervantes Saavedra plasmara estas líneas en “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” y a más de 7.000 kilómetros de distancia, en la entonces incipiente Santiago de León de Caracas se desarrollaron unos sucesos que parecen salidos de alguno de los capítulos de la universal obra.
Los hechos tuvieron como protagonista a un conquistador español, de avanzada edad, llamado Alonso Andrea de Ledesma, quien solo se enfrentó a decenas de piratas ingleses que se abalanzaron sobre la hoy capital de Venezuela, para saquearla.
La misión suicida, con claros tientes de quijotada, ha hecho que con el paso del tiempo haya quienes afirman que el máximo exponente de la literatura hispana se inspiró en lo ocurrido en las entonces Indias (como entonces se conocía a las colonias españolas de América) para crear a su Alonso Quijano.
Para indagar sobre esto y sobre los hechos, no muy conocidos, la BBC conversó con historiadores y expertos en literatura.
La quijotada tropical
En mayo de 1595, 28 años después de la fundación de Caracas, el corsario Amyas Preston desembarcó por sorpresa en las costas de La Guaira (a unos 30 kilómetros al norte de Caracas). Preston era uno de los capitanes de la flota de Walter Raleigh y un importante miembro de la corte de Isabel I de Inglaterra.
Al enterarse de que el gobernador de la ciudad no se encuentra en ella, Preston decidió tomarla, asumiendo que estaría desguarnecida. Sin embargo, eso no fue así. Las autoridades fueron notificadas de la presencia pirata y armaron una tropa, integrada por soldados, hacendados e indios, para defenderla.
No obstante, los defensores cometieron un error y marcharon por el camino real (la principal vía que comunicaba a la ciudad con la costa).
Los piratas, por su parte, guiados por un español al que capturaron y que las crónicas identifican como Villalpando, tomaron otro sendero utilizado fundamentalmente por los indígenas y que era muy empinado, estrecho y peligroso.
El día 30 de mayo los hombres de Preston estaban a solo tres kilómetros de la ciudad.
En un intento por ganar tiempo y avisar a los defensores, los pocos hombres armados que quedaban en Caracas salieron a enfrentar a los invasores. Y entre ellos estaba Alonso Andrea de Ledesma, un conquistador y colonizador nacido en 1532 presumiblemente en la localidad salmantina de Ledesma, aunque también se sostiene que era originario de la extremeña ciudad de Trujillo, explica el historiador Juan Ganteaume, quien se ha dedicado a estudiar lo ocurrido en los siglos XVI y XVII.
El hombre “aunque de edad crecida (…) aconsejado, más por la temeridad, que por el esfuerzo, montó a caballo, y con su lanza, y adarga salió a encontrar al corsario, que marchando con las banderas tendidas, iba avanzando la ciudad”, relató el historiador neogranadino José de Oviedo y Baños, en su “Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela”, publicada en 1723.
“¡Oidme bien, perro del mar, has encontrado mi ciudad desguarnecida (...) pero no la tomareis sin combatir, aquí estoy para defenderla!”. Así se imaginó el escritor venezolano Francisco Herrera Luque el encuentro del anciano caballero con los piratas.
Preston al parecer quedó impresionado por la valentía del solitario defensor y le pidió rendirse, para no matarlo.
Sin embargo, Andrea de Ledesma no dio marcha atrás y embistió a varios de los ingleses, hiriendo a algunos de ellos y, por ello, al corsario no le quedó más remedio que ordenar a uno de los suyos que le dispararan con un arcabuz.
El historiador Walter Dupouy, en su libro “La hazaña Alonso Andrea de Ledesma: Biografía novelada de un conquistador”, contaba que Preston se acercó para ver el cadáver y tras quitarle el casco se sorprendió al ver el rostro de un anciano de barba blanca.
Acto seguido el inglés ordenó a sus hombres limpiar el cadáver, colocarle su escudo y trasladarlo en procesión como homenaje, dándole un funeral digno.
“Consta por recibos y vales manuscritos del cura (que sobreviven en la testamentaría de Ledesma de 1597), que Alonso Andrea fue sepultado en la iglesia mayor de la ciudad (único templo por entonces) con velorio y funerales”, afirma Ganteaume.
“No se pudo dar este oficio religioso sin la anuencia de Preston, pues la tropa del corsario ocupaba en esas fechas toda la ciudad, y Preston usaba la iglesia mayor como cuartel general”, agrega el historiador.
Galones ganados a pulso
La primera duda que surge es sí Alonso Andrea de Ledesma existió, pero los expertos consultados por la BBC creen que sí.
“Es un personaje histórico que está completamente identificado y respaldado por fuentes documentales”, asevera el historiador de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Tomás Straka.
El también miembro de la Academia Nacional de la Historia agrega que el español participó en la fundación de Caracas en 1567.
“Fue uno de los conquistadores que entraron con Diego de Losada (fundador de la ciudad). Entrada era la palabra que se empleaba en aquel momento para describir a las incursiones españolas en los territorios de los indios, para conquistar esos territorios y someter a sus pobladores a las leyes españolas y a la Iglesia católica”, explica.
En similares términos se pronuncia Ganteaume, quien hace referencia al primer registro del personaje en Venezuela data de 1588. “Como parte de la hueste de Francisco Ruiz en la fundación (repoblación, en rigor) de (la ciudad de) Trujillo (en Los Andes)”, apunta.
El experto indica que Andrea de Ledesma tuvo una vida de llena de peligros. “Participó en 1561 en la derrota del Tirano Aguirre (como se conoce al polémico conquistador español Lope de Aguirre, quien trató de llegar a “El Dorado” en la primera mitad del siglo XVI y era conocido por su crueldad hacia indígenas y todo aquel se le opusiera)”, agrega.
¿Coincidencias y solo eso?
El hecho de que el conquistador, muerto al batirse contra los piratas ingleses, tuviera el mismo nombre que el hidalgo manchego y que durante el desigual combate fuese a caballo y portara una lanza, tal y como se describe al Quijote, ha hecho que circule la tesis de que Cervantes se inspiró en estos acontecimientos para su obra.
Una hipótesis que intelectuales como el escritor venezolano Mario Briceño Iragorry cimentaron. En su libro de 1947, “El Caballo de Ledesma”, el autor no sólo definió a Andrea de Ledesma como “nuestro Quijote”, sino como un “Quijote de carne y hueso”.
Con el paso del tiempo esta idea fue reforzada por datos como que Cervantes vivía en Sevilla en la época en la que se desarrollaron los sucesos en Venezuela.
Sin embargo, expertos consultados por la BBC la cuestionan.
“No voy a poner en duda que Cervantes hubiera escuchado esta historia, pero no hay ninguna certeza de que haya sido así”, afirma el profesor del Instituto de Investigaciones Literarias de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Carlos Sandoval.
“El Quijote de 1605 y su segunda parte de 1615 no solamente narran gestos heroicos. El Quijote es mucho más que una novela de caballería, es una novela de novelas en la que hay amor, aventura, donde se retrata el mundo social de la época y se rompen las barreras entre la ficción y la realidad”, agregó.
En similares términos se pronuncia Straka, quien tras asegurar que es posible que Cervantes hubiera escuchado lo ocurrido en Caracas, indica: “Lo cierto es que el Quijote representa a un tipo de español y a una manera de ver la vida que es menos inusual de lo que nos imaginamos (...) Probablemente Cervantes tuvo muchos Alonsos Andrea de Ledesma en España para inspirarse”.
Ganteaume, por su parte, considera esta teoría “halada por los cabellos”.
“Aunque quizás no es una prueba muy concluyente, para mí dice algo que ninguno de los muchos descendientes de Alonso Andrea -en sus probanzas de méritos y alegatos de petición de mercedes- menciona jamás a su abuelo o bisabuelo como ‘personaje inspirador de Cervantes’ o del Quijote, cosa que si hubiera sido el caso, supongo que no hubieran dejado de alegar como méritos”, razonó.
El experto explica que las muertes de españoles (a manos de piratas) eran “el pan de cada día en el Caribe”.
“El sacrificio de Ledesma quedó en la crónica local, como tantas gestas y hechos de muchos conquistadores. Nadie en Sevilla se maravilló de ella, ni en la corte ni el Consejo de Indias. Nadie pidió hacer informes ni recibir declaraciones sobre ella, indicando con esto que fue sólo un hecho meritorio de un caído por servir al rey y nada más”, agrega.
Y por qué casi no se sabe del Quijote caraqueño
Algo llamativo sobre esta historia y sobre su protagonista es que es prácticamente desconocida para la inmensa mayoría de los venezolanos y de los caraqueños en particular. Salvo un par de escuelas que llevan el nombre del conquistador y un mural donde fue retratado, no hay casi nada que recuerde a este personaje.
“Por desconocimiento, por la gran ignorancia que hay sobre la historia de la ciudad y de la conquista. La historia de la conquista ha tenido muy mala propaganda, debido a una visión extremadamente negativa del mundo hispánico y del período de la colonia”, explica Straka.
Sin embargo, hubo intentos por exaltar la figura de Alonso Andrea de Ledesma. Uno de los más destacados fue, según los expertos, el de Briceño Iragorry, quien lo considera un “héroe” y casi lo equipara con los próceres de la Independencia, por su amor a la tierra venezolana que lo llevó a entregar su vida.
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