Como están hoy las encuestas en España, ninguno de los cinco candidatos va a obtener la mayoría de parlamentarios para formar gobierno solo, y finalmente darle un camino sólido al gobierno español que desde hace cuatro años tiene todo tipo de vaivenes y una incertidumbre política que ya cansa a la población. En los últimos cuatro años, tres elecciones. Además, tiene una parálisis política muy marcada, propia de los países europeos en este momento de la historia.
Hace 15 años, hubiera habido dos partidos: el Partido Socialista Obrero y el Partido Popular. Hoy, desapareció el bipartidismo español, uno de los grandes ejemplos de bipartidismo mundial. En cambio, hay cinco candidatos.
En primer lugar, Pedro Sánchez, del PSOE, el jefe de Gobierno de España hoy. Un hombre que llegó a la cúpula del Partido Socialista y después a la jefatura muy improbablemente, porque nadie nunca dio dos pesos por él. Se lo veía como una cara linda sin discurso propio, pero se hizo su propio camino dentro del socialismo con mucha determinación. Llegó al gobierno hace un año y se enfrenta con un panorama completamente fragmentado.
El que siempre fue el rival del PSOE, el Partido Popular, de centroderecha, gobernado hasta el año pasado por Mariano Rajoy, ahora está conducido por Pablo Casado. Es un joven de la nueva guardia conservadora que está tirando el partido muy a la derecha. Es un heredero de José María Aznar, llega con un discurso muy conservador. Dice: "Mariano Rajoy partió el partido, lo desmembró, con un discurso que era la nada, solo se dirigía a mantener el poder, no había identidad". Pablo Casado quiere decir: somos la derecha y con orgullo.
Albert Rivera, del partido Ciudadanos, dice que el Partido Popular se quedó en la historia, que se necesita una derecha más moderna, y así surge Albert Rivera y le quita votos al Partido Popular, lo que permite que Pedro Sánchez sea hoy jefe de Gobierno.
Pablo Iglesias, de Podemos, surgió como la joven estrella de la política española cuando comenzaba esta década, porque tiene una retórica hechizante. Tuvo su momento de gloria electoral pero después se fue declinando. Porque Podemos, igual que Vox, es una expresión de un contexto muy palpable. El contexto de Iglesias era, después de la crisis de 2009, aquella crisis demencial que se comió la economía española y, sobre todo, el empleo. Iglesias surgió para ponerle los límites a la angustia y al ajuste.
Aprovechando otra crisis pero no económica sino de identidad nacional surgió Santiago Abascal, de Vox. Era un personaje del Partido Popular, es vasco, y ahora es la gran estrella de la política española. Tiene un discurso que lo asemeja mucho a otros dirigentes europeos como Viktor Orbán de Hungría y Marine Le Pen de Francia. Líderes de la derecha.
Santiago Abascal viene con una fuerza para la cual la política española no estaba preparada, que se manifestó recién en diciembre del año pasado. Surgió en las elecciones de Andalucía, con 400 mil votos. Es una región conservadora con ciertos problemas económicos, gobernada por el socialismo hace décadas, que encontró una vía de escape para su descontento en Abascal.
Luego, Abascal pasó a Cataluña. Abascal propone poner a España antes que los españoles, lo cual significa para los que se sienten tentados a votar por él, dejar atrás los separatismos. Cataluña es, desde 2015, una espina gigante en ambos zapatos de España. Es un tema sobre el cual todos los políticos tienen que pronunciarse y divide fuerte a España, y divide a toda España. Abascal propone dejar de lado el separatismo: mismo idioma, misma religión (catolicismo, fuera el Islam) y una sola identidad, un solo Estado: España.
Quiere derogar la ley de protección contra la violencia de género. Defiende la tenencia de armas para combatir la inseguridad. Son temas que resuenan mucho con un cierto sector del electorado. Es un modelo de manual de un líder populista de la nueva derecha global. Carisma a flor de piel, tres o cuatro conceptos que repite todo el tiempo, humor, amenaza, y, fundamentalmente: ellos o nosotros.
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