Quién es el periodista norteamericano detenido en Rusia y acusado de espionaje
El reportero del The Wall Street Journal en Moscú trabaja en el medio de Estados Unidos desde 2017; previamente lo había hecho en AFP y en Moscow Times; tenía su credencial de periodista a la hora de su detención
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MOSCÚ.- Un tribunal de Moscú dictaminó este jueves que Evan Gershkovich, periodista estadounidense del diario The Wall Street Journal, debía permanecer detenido durante casi dos meses bajo la sospecha de espionaje para Washington, la medida más grave contra un periodista extranjero desde que Rusia invadió Ucrania, en febrero del año pasado.
El Servicio Federal de Seguridad (FSB) anunció el jueves que había abierto una causa penal contra el estadounidense Evan Gershkovich, sospechoso de espionaje, y el Kremlin afirmó que había sido encontrado “con las manos en la masa”, una acusación que el periódico estadounidense negó “vehementemente” y exigió su “liberación inmediata”.
“The Wall Street Journal niega vehementemente las acusaciones del FSB y solicita la liberación inmediata de nuestro confiable y dedicado reportero, Evan Gershkovich”, dijo The Wall Street Journal. “Nos solidarizamos con Evan y su familia”.
Gershkovich es el estadounidense de más alto perfil detenido por Rusia desde la estrella del baloncesto Brittney Griner, que fue sorprendida llegando a Moscú con aceite de cannabis una semana antes de la invasión de Ucrania y liberada en un canje de prisioneros diez meses después.
Gershkovich, que ha cubierto Rusia desde 2017, se unió a la oficina de Moscú del The Wall Street Journal en enero del año pasado, según su biografía en el sitio web del medio. Además, trabajó previamente como periodista en la agencia AFP y Moscow Times, y como asistente de prensa en The New York Times.
El FSB señaló que tenía acreditación del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia para trabajar como periodista en el país.
Hijo de emigrantes judíos soviéticos, Gershkovich, que habla ruso con fluidez, en los últimos meses había cubierto principalmente la política rusa y el conflicto en Ucrania.
Yaroslav Shirshikov, un experto político en Ekaterimburgo, dijo que fue entrevistado por Gershkovich hace dos semanas y que tenía previsto reunirse con él de nuevo el jueves.
El experto aseguró que el reportero estadounidense le había preguntado por la actitud de la población local hacia el grupo mercenario Wagner, que combate en Ucrania, y le había dicho que planeaba viajar a Nizhny Tagil, ciudad que alberga una gran fábrica de tanques, para preguntar a los residentes cómo había evolucionado su opinión sobre el conflicto ucraniano.
Shirshikov indicó que Gershkovich no había dicho nada de que quisiera información sobre una fábrica militar y que no era “un enemigo de Rusia”.
Rusia ha endurecido las leyes de censura desde que envió decenas de miles de soldados a Ucrania el 24 de febrero del año pasado en lo que denominó una “operación militar especial”, imponiendo penas de cárcel a las personas consideradas que habían “desacreditado” al ejército.
También se ha ampliado la definición de lo que constituye un secreto de Estado, especialmente en el ámbito militar.
“El problema es que la legislación rusa recientemente actualizada y la interpretación del espionaje por parte del FSB permiten hoy encarcelar a cualquiera que simplemente se interese por los asuntos militares”, declaró Tatiana Stanovaya, observadora del Kremlin y fundadora de la empresa de análisis político R.Politik.
Stanovaya puntualizó que parecía que Rusia había tomado a Gershkovich como “rehén” para un posible intercambio de prisioneros en el futuro.
El viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Ryabkov, declaró que era demasiado pronto para hablar de un posible intercambio.
Otros periodistas extranjeros que cubren Rusia expresaron su apoyo a Gershkovich en Internet, afirmando que era un reportero profesional, no un espía.
Andrei Soldatov, autor y experto en las agencias de seguridad rusas, dijo en Twitter: “Evan Gershkovich es un periodista muy bueno y valiente, no un espía. Es un ataque frontal contra todos los corresponsales extranjeros que siguen trabajando en Rusia. Y significa que el FSB ha soltado la correa”.
La organización de derechos humanos Human Rights Watch, con sede en Nueva York, pidió su liberación.
La detención se produce en un momento de amargas tensiones entre Occidente y Moscú por su guerra en Ucrania y mientras el Kremlin intensifica la represión contra activistas de la oposición, periodistas independientes y grupos de la sociedad civil.
La amplia campaña de represión no tiene precedentes desde la era soviética, y los activistas afirman que a menudo supone la criminalización de la propia profesión de periodista, así como de las actividades de los rusos de a pie que se oponen a la guerra.
Agencias Reuters y AP
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