El funcionario del gobierno venezolano es un referente del chavismo en el país; fue considerado “persona de alto riesgo” por varias instituciones internacionales
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No es cualquier ficha dentro del chavismo. Considerado por muchos una de las figuras más poderosas es, también, de las más temidas. “Venezolano, Bolivariano, revolucionario y Chavista radical”, así se define en sus redes Diosdado Cabello Rondón, viejo conocido de la política del país y, desde ahora, flamante nuevo ministro de Interior, Justicia y Paz.
Nicolás Maduro anunció esta semana una serie de cambios en su gabinete después de las controversiales elecciones presidenciales del pasado mes de julio, donde el Consejo Nacional Electoral, sin mostrar las actas, lo dio como ganador.
La oposición, liderada por María Corina Machado, dijo que mantendrá la presión para que se cumpla lo que consideran el mandato popular. Afirmaron que el 70% de los venezolanos votó por Edmundo González Urrutia, según las actas que ellos publicaron. Maduro dijo que la “renovación” del gabinete es parte de “la etapa que se abrió con la victoria del 28 de julio”.
En los nombramientos hay pocas caras nuevas, pero destacó la vuelta de Cabello a un cargo ministerial después de 14 años fuera del Ejecutivo, cuando ocupó la cartera de Obras Públicas y Vivienda. Para los analistas consultados con BBC Mundo, su regreso a Interior, Justicia y Paz, una cartera que le da el control del orden público, es un mensaje de la nueva etapa que se abre en el país.
Lealtad a Chávez
“Aquí está a la orden, Presidente, un soldado del 4 F, un soldado de la revolución, un soldado suyo”, le dijo Cabello a Maduro en el mismo acto donde fue nombrado ministro de Interior. Y es ese papel, el de soldado del 4 de febrero de 1992 -el día de la intentona de golpe de Estado que dio a conocer a Hugo Chávez y lo encumbró como figura pública y política- uno de lo que más define a Diosdado Cabello.
Cabello era teniente del Ejército venezolano cuando se unió a Chávez en la asonada militar. Desde entonces, siguió siempre sus pasos y, tras su muerte en 2013, se erigió como firme defensor de su legado.
“Forma parte del llamado chavismo originario. No es madurista, en el sentido de que no es de la facción que llegó al poder con Nicolás Maduro. De hecho, en los primeros años de Maduro se vio que quisieron bajarle su cuota de poder”, explicó a BBC Mundo una fuente consultada que, por vivir dentro de Venezuela, prefiere mantener el anonimato.
Fue parte de la campaña electoral que llevó a Chávez a la presidencia en 1998 y, cuando en abril de 2002 la entonces oposición perpetró el golpe de Estado contra Chávez, Cabello le mostró, nuevamente, su lealtad.
Ya que ocupaba la vicepresidencia del Gobierno, Cabello fue nombrado Presidente brevemente después de que el chavismo recuperara el poder, a la espera del regreso de Chávez. Cuando este volvió, le dio de vuelta su banda presidencial.
Tras eso, ocupó numerosos cargos como ministro, gobernador o como director general de Conatel, el organismo regulador de las telecomunicaciones en el país. En 2011, Chávez lo nombró presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Maduro vs. Cabello
Al enfermar Chávez, las teorías sobre quién lo sucedería empezaron a etiquetarse con dos nombres: Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. “Cabello siempre ha representado el “ala dura”, el poder detrás de las sombras de la inteligencia de Estado, pero sin que estuviera claramente representado en la jerarquía de un organigrama”, explicó la politóloga Carmen Beatriz Fernández a BBC Mundo.
Finalmente, el comandante eligió a Maduro como sucesor. Se decía entonces que Chávez se había decantado por una “línea blanda” de continuidad, en vista del desempeño que Maduro había tenido en la Cancillería y de su carácter de civil. Tras la muerte de Chávez, Cabello quedó relegado a la Asamblea Nacional como presidente hasta 2016, momento en que la oposición ganó el Parlamento.
En ese tiempo no tuvo ningún cargo ni en el Ejecutivo ni el Legislativo. Es aquí cuando se habló de la posible disparidad con Maduro y de la caída de su poder, una tesis que todos las fuentes consultadas compartieron.
En 2018 retomó algo de poder institucional cuando se convirtió en presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, un cuerpo plenipotenciario copado por el oficialismo y del que la oposición no reconoció su legitimidad. Ese año, por primera vez, Cabello fue objeto de sanciones personales.
Primero fue la Unión Europea, luego el gobierno suizo y el de Panamá, que lo consideró persona de alto riesgo “en materia de blanqueo de capitales, financiamiento del terrorismo y financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva”. Por último lo hizo el Departamento del Tesoro de EE.UU., que también sancionó a su hermano, José David, y a su esposa, Marleny Contreras.
Cabello calificó las sanciones de “inmorales” y aseguró que esa medida “demuestra que vamos en el camino correcto, que avanzamos en una revolución auténtica”.
“Saliste en el Mazo”
Si en las instituciones no tuvo poder de facto durante un tiempo, siempre hubo un lugar donde Cabello reinó, dejó clara su impronta y marcó “el poder psicológico que ejerce sobre la sociedad”, según apunta una de las fuentes consultadas. El ahora ministro de Interior es una de las caras más visibles del PSUV y tiene la mayor plataforma de propaganda del chavismo, su programa de televisión “Con el mazo dando” y que se emite en el canal del Estado desde 2014.
“Cabello ha sido capaz de construir su propia plataforma, su estructura de poder. La presencia mediática que tiene es superior a cualquier otro miembro de la élite chavista y tiene cierto nivel de incidencia sobre las Fuerzas Armadas aunque esto se ha reducido notablemente en los últimos años”, contó a BBC Mundo otra fuente dentro de Venezuela que desea permanecer en anonimato.
El programa cuenta con un bloque dedicado a su análisis personalísimo de la prensa y una “Cartelera de la Semana” donde muestra su mordacidad comentando publicaciones de medios o tuits de analistas y políticos críticos al chavismo. Para sus defensores, Cabello “habla clarito a todo el mundo, con contundencia” en su programa, según recogió BBC Mundo en una visita al programa en 2019.
Para otros, el mensaje de “Cabello te nombró en el Mazo” es un aviso que suele acompañarse de precauciones extra y una bajada de perfil por quien fue nombrado. En 2023 un informe de Naciones Unidas denunció que el programa es “regularmente utilizado para desacreditar a opositores reales o percibidos, llegando incluso a acusarlos de delitos graves”.
Se trata del informe de la Misión Internacional Independiente para Venezuela, creada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que subrayó que las declaraciones de Cabello “amenazan la seguridad de las personas contras las que van dirigidas, ya que en ocasiones han desencadenado procesos penales arbitrarios”.
Por solo poner un ejemplo, en marzo de 2019 y en el marco de los mega apagones que dejaron a Venezuela sumida en la oscuridad por días, Cabello acusó al reconocido periodista y defensor de Derechos Humanos Luis Carlos Díaz como supuesto responsable de los cortes de energía.
Tres días después, Díaz fue detenido por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). Fue también desde El Mazo donde, en 2017, Cabello habló por primera vez de la “Operación Tun Tun”, para referirse a las detenciones de “terroristas” -en referencia a opositores-, el nombre que ahora se da a la dura respuesta de arrestos masivos a manifestantes y opositores tras las elecciones del 28 de julio.
Control del orden público y la inteligencia
El cargo de ministro de Interior, Justicia y Paz no es algo nuevo para el número dos del PSUV. La primera vez que lo ocupó fue en una coyuntura muy complicada y con alta conflictividad social: justo tras el golpe de Estado contra Chávez, en 2002. Ahora, también, Venezuela tiene un momento de alta tensión social.
Tras las elecciones del pasado 28 de julio, la oposición publicó las actas recolectadas por sus testigos de mesa y, según estas, González Urrutia ganaba por un 70% a Maduro, contrario a lo anunciado por el CNE.
Esto devino en movilizaciones en todo el país y en el exterior para exigir al ente electoral la publicación de las actas mesa por mesa para auditar los resultados. En los barrios populares de Caracas también se vieron grandes movilizaciones cuestionando el triunfo de Maduro.
De la mano llegaron las detenciones. Hasta ahora, la ONG Foro Penal contabiliza 1.263 arrestos, que incluyen a dirigentes políticos, activistas, periodistas, ciudadanos comunes, sobre todo de sectores populares, y más de un centenar de menores de edad, acusados de delitos como terrorismo e instigación al odio.
Ahora, con su nuevo cargo, Cabello tendrá bajo su manto precisamente el control de todo el orden público y la inteligencia del país: Policía Nacional Bolivariana (PNB), Guardia Nacional Bolivariana (GNB), el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin).
“Hoy Venezuela se encamina a la paz definitiva. Una paz donde el pueblo sienta que aquellos que han actuado en contra de la Constitución y de la ley, les sea aplicada la justicia a tiempo”, dijo Cabello esta semana al tomar su puesto. Las fuentes que nos hablan desde Venezuela bajo anonimato se refieren a este nombramiento con dos palabras: miedo y terror.
El medio venezolano Caracas Chronicles posteó en Instagram un mensaje sobre este nombramiento: “Esto significa que Maduro recurrirá fuertemente a la violencia gubernamental para mantenerse en el poder. Se avecinan días oscuros”. Misma idea repite Carmen Beatriz Fernández a la hora de calificar la estrategia de Maduro detrás de esta nombramiento: “De cara al país muestra cohesión e intenta infundir terror. Y, a la vez, es la venganza al electorado del PSIV tras haber perdido la elección”.
Para Fernández, la “pérdida de soporte popular” es un sismo dentro de las instituciones políticas en las que se apoya Maduro y, asegura, “la pérdida de poder les parece un salto al vacío”. Esto, a su juicio, hace que “estén aterrados y amortizan su propio terror aterrando”.
Maryhen Jiménez hizo un balance general del nuevo gabinete de Maduro y bajo su análisis, “muestra que va a mantener una línea dura en cuanto represión a la disidencia”. “El gobierno tiene un reto importante, que es afectar la psicología en la sociedad, minimizar el número de personas que insisten en que se respete la voluntad popular expresada en las urnas”, cuenta Jiménez.
Un mensaje de cohesión
El hecho de traer nuevamente a las instituciones a alguien a quien Maduro quiso mantener al margen de ciertos poderes también da un mensaje a muchos niveles. ¿Por qué este regreso a una cartera tan importante? Fernández explicó que, ahora, Cabello “es parte formal de la cadena de mando, lo que lo expone directamente en la represión y compromete más ante procesos como los de la Corte Penal Internacional (CPI)”.
En noviembre de 2021, CPI abrió una investigación formal contra el gobierno de Nicolás Maduro por posibles crímenes de lesa humanidad. “Hasta ahora “se sospechaba” que Cabello incidía mucho en todo lo que tuviera que ver con inteligencia y represión. Ahora está en la línea de mando, le responsabiliza directamente. Si la consigna es “morir matando” tú estás a cargo, creo que es el mensaje. Es rudo”, afirmó.
“Esto nos dice que se están atrincherando más y es correr hacia adelante sin importar lo que pase, sin importar los costos”, apuntó una de las fuentes desde Venezuela. La otra capa del mensaje es dar una idea de cohesión frente a la oposición y la comunidad internacional.
“Este gabinete es la señal de que las élites más importantes y visibles (del chavismo) están unificadas en una línea para prevenir públicamente la idea de que hay fragmentación ente mini bloques de poder. Es importante, quieren comunicar cohesión al más alto nivel”, señaló Maryhen Jiménez.
Sobre una posible negociación con María Corina Machado y Edmundo González Urrutia estos nombramientos también hablan claro. “Con estas decisiones que han tomado han cerrado las vías, cruzado líneas rojas. No mandan señales de querer negociar, más bien es en sentido contrario. Están comunicando cohesión y disposición a mantenerse”, marcó Jiménez.
Y, en lo concreto, todo este nuevo movimiento supone una gran subida de perfil Diosdado Cabello. Como sostuvo Fernández, “sin duda, lo podemos considerar uno de los hombres más poderosos de Venezuela. Más hoy que ayer. Y más ayer que el 27J”.
Por Alicia Hernández
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