Quién es Daniel Sielecki, el empresario argentino que quiere “pulverizar” el águila nazi del Graf Spee
Socio de los Laboratorios Elea y excuñado de Héctor Timerman, vive en Uruguay y quiere hacer “volar en mil pedazos” a ese símbolo del nazismo
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Daniel Sielecki es un empresario farmacéutico que suele cultivar el perfil bajo, pero que saltó a la fama luego de haber declarado que quería comprar la famosa águila nazi del acorazado alemán Graf Spee para hacerla “volar en mil pedazos”.
Hijo del conocido empresario polaco Manuel Sielecki, el fundador de los laboratorios Phoenix que ha quedado en la historia por haber sido el primer importador de la vacuna contra la poliomielitis a la Argentina, Daniel tiene 64 años, nació de “casualidad” en Montevideo y vive en Punta del Este desde que se desató la pandemia de coronavirus, pero es argentino y además fanático hincha de Boca Juniors.
Su nombre comenzó a replicarse en los portales de noticias cuando declaró a un medio uruguayo que pretendía comprar el emblema de la marina de guerra del nazismo para reducirlo a polvo: “Una vez que la tenga en mi poder, de inmediato la haré volar en mil pedazos. Cada trozo que resulte de la explosión será pulverizado”, dijo al diario El Correo de Punta del Este. “No quedará nada”, agregó.
El águila nazi y la batalla del Río de la Plata
La batalla del Río de la Plata en la que lucharon a cañonazos el acorazado de bolsillo alemán Admiral Graf Spee y la flota inglesa al principio de la Segunda Guerra Mundial sigue vigente en la memoria histórica rioplatense, 82 años después de haberse librado frente a las costas de Montevideo, aquel miércoles 13 de diciembre de 1939.
El “corsario” de la marina de guerra alemana (Kriegsmarine) que peleaba al servicio del Tercer Reich de Adolf Hitler se fue a pique hacia el lecho rioplatense después de que su capitán, Hans Langsdorff, decidiera hundir la nave, tras haber perdido aquella espectacular batalla que figura en todos los manuales de historiografía naval.
Luego de la batalla, Langsdorff había atracado en el puerto de Montevideo: pidió tiempo para arreglar el acorazado, pero el gobierno uruguayo se la negó. Entonces decidió hundir el buque para que la tecnología alemana no cayera en manos del enemigo. Al día siguiente se suicidó en un hotel de Buenos Aires.
Pero el figurón de popa del Admiral Graf Spee, una imponente águila de bronce de dos metros de alto y casi cuatrocientos kilos de peso, cuyas patas sostienen una cruz gamada o esvástica, fue rescatada de las profundidades en el año 2006 por los hermanos Felipe y Alfredo Etchegaray, y ahora vuelve a estar en el centro de la escena ya que, de acuerdo con la justicia uruguaya, deberá ser subastada para que el Estado oriental pague la deuda que mantiene con los exploradores que lograron reflotar el tesoro.
Luego de diez años de litigio, en diciembre de 2021 la Justicia uruguaya falló a favor de los hermanos Etchegaray, que habían denunciado al Estado de ese país porque no había cumplido con el pago correspondiente luego de un contrato para que ellos extrajeran los tesoros del buque hundido.
La solución fue que, con la venta del águila, se le pague a los Echegaray por la hazaña de devolver a la superficie tanto la inmensa figura de la proa como diferentes objetos hallados en el buque.
Pero el empresario Sielecki no quiere comprar el águila para exhibirla en un museo de la memoria, sino para pulverizarla.
Daniel Siliecki, coleccionista y navegante
Además de empresario farmacéutico, Siliecki es vicecomodoro del Yacht Club Punta del Este, coleccionista de autos antiguos y miembro activo de la colectividad judía. Su hermana Anabel Siliecky estuvo casada con el excanciller Héctor Timerman.
En una charla con una revista uruguaya dedicada a las celebridades, Sielecki contó que frecuentaba Uruguay desde niño durante los veranos pero que, al principio de la pandemia y “cansado de la Argentina”, se radicó en Punta del Este, donde tiene una vivienda y hasta pasaporte uruguayo. Suele dormir en uno de sus barcos, llamado “Metejón”.
Con muy pocas apariciones en medios, pero con declaraciones de alto calibre, Siliecki se ha manifestado siempre a favor de la investigación científica y de las vacunas contra el coronavirus. “El costo de algunos medicamentos es casi el costo de una pizza. Lo que pasa es que cuando comprás un medicamento pensás que es caro porque estás enfermo. Mirá lo que está pasando con la pandemia, si no hubiera inversión en investigación no habría vacunas”, dijo en la charla con la revista Galería.
“¿Te vas a quejar por el costo de una vacuna? Tendríamos que estar celebrando, en lugar de ir a misa los domingos tendríamos que ir a San Pfizer o a San Sinovac a agradecer las vacunas”, finalizó.
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