Desde la muerte de Isabel II, su hijo mayor quedó al frente del trono; por qué muchos creen que los cambios llegarán más adelante durante su reinado
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En el primer aniversario de su reinado, el rey Carlos pasó el día “tranquila y privadamente” en Balmoral, con oraciones y reflexiones sobre la vida de su madre, la reina Isabel II, fallecida hace un año. Es la forma en la que la difunta reina solía marcar la fecha de su propio ascenso al trono y la muerte de su padre.
Se trata de una imagen de continuidad muy apropiada, porque este año fue mucho más sobre estabilidad y tranquilidad que sobre cambio o reforma.
Hasta ahora, cualquier expectativa de que Carlos III fuera un monarca modernizador quedó en suspenso. “Ha sido sorprendente por la falta de sorpresas”, dice la comentarista real Pauline Maclaran. “La gente se ha acostumbrado muy rápidamente a él como rey”.
El enfoque fue “suave, suave”, con énfasis en mantener el barco estable en lugar de llevarlo en una nueva dirección dramática, dice la profesora Maclaran, de la Universidad de Londres.
“Este año ha sido el hijo de su madre”, añade la historiadora real Anna Whitelock. Casi se siente como un “período de luto no oficial”, y es probable que los cambios se produzcan más adelante durante su reinado, dice la profesora que enseña historia de la monarquía moderna en la City University de Londres. “Ha habido una sensación de ‘no hay mucho que ver aquí’, lo que se considera como algo positivo”, acota.
El ritmo y los rituales del año real se mantuvieron en gran medida. La rotación entre grandes eventos anuales y casas señoriales se ha mantenido prácticamente igual. “La monarquía es algo de largo plazo”, dice la historiadora real Heather Jones. Un monarca no tiene un ciclo político en el que tenga que generar un impacto inmediato.
Ella cree que el rey Carlos tuvo un primer año discretamente exitoso, ganando aceptación pública tras el largo reinado de su madre, gestionando la transición y evitando cualquier desastre. La lista de logros incluye una primera visita de Estado a Alemania, considerada ampliamente como un éxito diplomático.
Y en términos de cambio de tono, la ceremonia de coronación fue una muestra cuidadosamente seleccionada de una Gran Bretaña más diversa y multirreligiosa, formada por lo que el rey ha llamado una “comunidad de comunidades”.
Hubo vergüenza por la disputa racial en torno a Ngozi Fulani, cuando a una invitada británica negra en el Palacio de Buckingham se le preguntó repetidamente de dónde era “realmente”. Sin embargo, se resolvió rápidamente y terminó con mensajes de reconciliación.
Las preocupaciones de que el rey podría extralimitarse en asuntos políticos aún no se materializaron, aunque mantuvieron su interés en las campañas medioambientales.
La transición a “reina Camilla” también se produjo sin alboroto, con el título intermedio de reina consorte abandonado en la coronación.
Camilla llevó a cabo uno de los cambios más modernizadores, eliminando a las damas de honor, que suenan arcaicas. También continuó haciendo campaña sobre la violencia doméstica, un tema que probablemente no haya sido abordado por generaciones anteriores de la realeza.
Pero, todavía hay algunos que cuestionan su uso del título de “reina”. El exsecretario privado de la princesa Diana, Patrick Jephson, dice que hubiera preferido que fuera “princesa consorte”. “Después de todo, el príncipe Felipe se las arregló como príncipe consorte durante todo su tiempo como marido de la reina”, dice.
Los desafíos
En términos de problemas familiares, la polémica de las memorias del príncipe Harry, Spare, realmente no afectó al rey. El libro podría haber sacudido a la monarquía como institución, pero el rey mismo fue retratado como una figura esencialmente benigna y comprensiva, aunque a veces desconcertada y melancólica.
El príncipe Andrés también se mantuvo prácticamente fuera de la vida pública este año, a pesar de los repetidos rumores de sus ambiciones de regresar a esta. Pero, aún quedan cuestiones por abordar.
“Hay problemas con la transparencia de las finanzas reales, mientras el público aporta mucho dinero a esta institución. Es un punto débil en este momento”, dice la académica Jones, profesora de historia moderna en el University College de Londres. “También necesitan ofrecer algún tipo de respuesta a las preguntas que seguirán surgiendo sobre el legado de la esclavitud”, afirma.
Además de ser políticamente significativo en Reino Unido, enfrentar el tema de la esclavitud y los vínculos históricos de la Familia Real con ella será particularmente importante para las relaciones con algunos de los países de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth).
Pero, la experta real cree que el mayor desafío para el rey es la necesidad de parecer socialmente consciente y sensible a las presiones financieras que muchas personas están experimentando. “Cuando la gente tiene hambre, la historia muestra que a las monarquías les va mal”, dice la profesora Jones. “La monarquía depende de un consenso social”.
En ese sentido, el rey parece estar a la vanguardia, listo para estrenar un nuevo congelador en un banco de alimentos con tanta frecuencia como para cortar la cinta de un nuevo edificio. La profesora Whitelock dice que su mensaje navideño, que hacía referencia al Sistema Nacional de Salud (NHS) y a la crisis del costo de la vida, fue “bastante radical”.
Pero, los cambios en la forma en la que dirige la monarquía no lo fueron tanto. El gasto real no disminuyó. Todavía hay un cumpleaños “oficial”, además del real. El futuro a largo plazo del Palacio de Buckingham todavía parece incierto. Actualmente está en reparación, pero cabe preguntarse si el rey y la reina realmente vivirán allí alguna vez.
No hubo un cambio hacia una pequeña Familia Real “adelgazada”, aunque podría decirse que la eliminación del príncipe Harry y el príncipe Andrés como miembros activos de la realeza han logrado este cometido.
Popularidad
Pero, ¿qué opina el público del nuevo reinado? Según las últimas encuestas de opinión, hay buenas noticias tanto para los partidarios como para los detractores de la monarquía.
Una encuesta de YouGov esta semana mostró que el panorama general sigue siendo que una clara mayoría, el 62%, está a favor de que Reino Unido siga siendo una monarquía. Pero, el 26% querría un jefe de Estado electo, la cifra más alta en una serie de encuestas que se remontan a más de una década.
Esto se vio reforzado por la creciente oposición a la monarquía entre los jóvenes: sólo el 30% de quienes tienen entre 18 y 24 años creían que la monarquía era “buena para Reino Unido”.
Graham Smith, líder de la campaña antimonárquica Republic, dice que “los republicanos tienen el impulso, y el futuro de la monarquía nunca ha parecido tan frágil”.
Las protestas contra la monarquía se han convertido en una parte más habitual y visible de los acontecimientos reales. Pero Anthony Seldon, escritor e historiador, destaca la popularidad personal del rey, y la misma encuesta de YouGov muestra que el 59% de los consultados cree que está haciendo un buen trabajo.
“En septiembre de 2022, pocos imaginaban que el rey Carlos tendría un primer año tan bueno”, dice. En los paseos, la multitud parece simpatizar con el rey, que es un monarca práctico. Parece lleno de energía cuando estrecha manos y habla con el público, y a veces parece disfrutar más de eso que de encontrarse con las largas filas de dignatarios en las visitas oficiales.
Este cambio en el lenguaje corporal fue una de las diferencias visibles durante el reinado, dice el historiador real Jonathan Spangler, de la Universidad Metropolitana de Manchester. Hay mucho menos distanciamiento. Y Spangler afirma que el rey supo construir una amplia red de contactos a lo largo de los años.
“Hablar con la gente le ayuda a formular sus ideas”, señala. Pero, ¿puede esta conexión funcionar para los jóvenes y aquellos que se sienten menos enamorados de la monarquía?
“La reina fue elogiada por no tener nunca una opinión en público. Pero, ahora los jóvenes dicen ‘si tienes una plataforma, úsala’”, dice la profesora Whitelock.
Ed Owens, autor de un nuevo libro sobre la monarquía, After Elizabeth (Después de Isabel), dice que el desafío para el rey a medida que se desarrolla su reinado es evitar estar del lado equivocado del sentido de injusticia social de las generaciones más jóvenes.
Existe un sentimiento generacional de agravio por cuestiones como la vivienda inasequible, la deuda estudiantil y las presiones del costo de vida, y Owens sugiere que sería peligroso que el futuro de la monarquía fuera visto como un símbolo de esa injusticia.
Se cree que el rey está planeando un gran proyecto alimentario en el otoño, en términos de prevenir el desperdicio y proporcionar un mejor acceso a alimentos de buena calidad, lo que podría alinearse con las preocupaciones sobre la sostenibilidad y la pobreza alimentaria.
Pero, hay otro factor que a menudo se pasa por alto en el reinado del rey Carlos. Ningún monarca en la historia británica llegó al trono en una etapa tan avanzada de su vida.
No puede ser fácil ser un nuevo monarca modernizador a la edad de 74 años. Podría ser por eso que el príncipe William se convirtió en una figura tan importante en este reinado.
Gran parte de la modernización y la solución de problemas sociales, como la falta de vivienda, se realizará a través del príncipe de Gales. Cualquier cambio en las tradiciones podría venir del príncipe William. Desde una perspectiva de largo plazo, Patrick Jephson acoge con agrado el hecho de que el rey no esté “apresurando las cosas”.
“Me parece muy reconfortante que su primer año no haya estado marcado por una avalancha de nuevas iniciativas, potenciadas por la oficina de prensa del Palacio de Buckingham, que nos hagan preguntarnos a todos si es realmente un monarca o una especie de político con corona”, dice Jephson, ahora escritor y locutor.
Pero, también advierte que la realeza sigue siendo vulnerable y puede ser vista como una “imposición”, especialmente en tiempos económicos difíciles. El desafío interminable para el reinado del rey, dice, es que este mensaje de valor y propósito para el público debe “restablecerse diariamente”.
*Por Sean Coughlan
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