La ciudad-Estado condenó este jueves el conjunto de ideas de la época colonial que legitimó la apropiación de tierras indígenas y la esclavitud
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El Vaticano repudió formalmente el jueves la “doctrina del descubrimiento” de la época colonial, que fue utilizada para justificar las conquistas europeas de África y América con el pretexto de expandir la cristiandad.
La doctrina, respaldada por bulas (decretos) papales del siglo XV, legitimó la apropiación de tierras indígenas y fue la base de algunas leyes de propiedad actuales.
En una “declaración conjunta” de sus Oficinas de Desarrollo y Educación, el Vaticano dije que la doctrina “no es parte de la enseñanza de la Iglesia católica”, y los decretos en cuestión “nunca se han considerado expresiones de la fe católica”.
Reconoce que dichos decretos papales fueron utilizados por las potencias coloniales para dar legitimidad a sus acciones, que incluían la esclavitud.
“El contenido de estos documentos fue manipulado con fines políticos por potencias coloniales en competencia para justificar actos inmorales contra los pueblos indígenas que se llevaron a cabo, en ocasiones, sin la oposición de las autoridades eclesiásticas”, dice el texto.
La declaración se produce después de décadas de reclamos de los pueblos indígenas para que el Vaticano rescinda oficialmente las bulas papales que proporcionaron a los reinos europeos el respaldo de la Iglesia católica para expandir sus territorios y eliminar culturas indígenas.
Los orígenes de la “doctrina del descubrimiento”
La doctrina del descubrimiento tiene sus raíces en los inicios de la Era de las Exploraciones, que comenzó a principios del siglo XV.
Respaldada con una serie de decretos papales, la doctrina sentó las bases legales para la conquista del Nuevo Mundo por parte de las monarquías de España y Portugal, en las que después se apoyaron otras monarquías europeas.
Los decretos establecieron una justificación religiosa, política y legal para la colonización y toma de tierras no habitadas por cristianos.
Además de legalizar la conquista de tierras, los decretos también abrieron la puerta para la eliminación de muchas culturas indígenas en nombre del cristianismo.
En los decretos, conocidos como bulas papales, los papas concedieron a las coronas europeas el derecho a tomar el control de tierras, someter a los pueblos que ya vivían allí y convertirlos al cristianismo.
Las bulas incluían sanciones, ejecuciones, autorizaciones, expulsiones, amonestaciones, excomuniones, denuncias y expresiones de soberanía territorial para los monarcas cristianos apoyados por la Iglesia católica.
En particular, se destacan dos bulas papales.
Una es la Romanus Pontifex”que el Papa Nicolás V emitió en 1455, otorgando a los portugueses el monopolio del comercio con África y autorizando la esclavitud de la población local.
Y la segunda es la bula Inter Caetera que el Papa Alejandro VI emitió en 1493 para justificar los reclamos de los exploradores europeos cristianos sobre las tierras y las vías fluviales “descubiertas” en África, Asia y América, y promover la dominación y superioridad cristiana.
Los decretos no solo daban carta blanca para reclamar tierras en el Nuevo Mundo, sino que también vinculaban la exploración y la colonización con el cristianismo y la conversión.
Como instruyó el papa Alejandro VI en su bula, la prioridad era asegurar “que en nuestros tiempos especialmente la fe católica y la religión cristiana sean exaltadas y se incrementen y difundan en todas partes, que se cuide la salud de las almas y que las naciones bárbaras sean derrocadas y llevadas a la fe misma”.
El razonamiento de los Papas se basaba en el nuevo concepto de terra nullius (tierra vacía en latín).
Este significaba que cualquier lugar que no estuviera ocupado por cristianos se consideraba libre para que los europeos cristianos lo tomaran, independientemente del número de personas que ya vivieran allí o del avance de sus civilizaciones.
A medida que los exploradores se fueron adentrando en el Nuevo Mundo, las bulas papales se fundieron en el concepto jurídico que llegaría a conocerse como la “doctrina del descubrimiento”, porque interpreta que la propiedad y soberanía de las tierras pasaba a los europeos porque ellos las “descubrieron”.
El concepto se propagó desde el siglo XV hasta el XIX, y las prácticas de los conquistadores españoles y portugueses fueron replicadas por otras naciones como Francia, Inglaterra y Holanda.
Con el tiempo la doctrina llegó a aplicarse en todo el mundo.
En 1823 fue incorporada a la ley de Estados Unidos cuando en un caso de la Corte Suprema la doctrina se utilizó para despojar a los pueblos indígenas de sus tierras.
Rechazo, no revocación
Aunque la declaración del Vaticano del jueves reafirma el “rechazo de la mentalidad colonizadora” por parte de la Iglesia, no habla de revocar las bulas y tampoco reconoce su responsabilidad en los abusos cometidos durante la época colonial.
Philip P. Arnold, profesor de estudios religiosos en la Universidad de Siracusa, en Estados Unidos, le dijo al diario New York Times que la declaración del Vaticano es un “buen primer paso”, pero esta no habla de “su responsabilidad en la cosmovisión” que sustenta la doctrina: la de la superioridad del cristianismo.
“No es solo una formulación legalista lo que estamos tratando de aclarar, es una cosmovisión que se pone en marcha durante la era del descubrimiento, que todavía tenemos que enfrentar en estos tiempos urgentes” dijo.
Agregó que aunque la declaración del Vaticano es “alentadora”, no reflexiona en como esa cosmovisión “todavía está activa en la Iglesia”.
Los reclamos de los pueblos indígenas para que el Vaticano rechazara la doctrina del descubrimiento se incrementaron el año pasado cuando el papa Francisco visitó Canadá para disculparse con las comunidades indígenas por el papel de la Iglesia allí.
En particular, el rol de la Iglesia en el notorio sistema de escuelas residenciales donde miles de niños indígenas fueron abusados física y sexualmente y, en algunos casos, murieron.
No fue esa la primera vez que el Papa se disculpaba. En 2015 durante un viaje a Bolivia, el Papa habló de los “crímenes” cometidos por la Iglesia en América.
“Les digo, con pesar: se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios”, dijo el pontífice.
Y agregó: “Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”.
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