La coalición formada por movimientos de socialistas y ecologistas se convirtió este domingo en la fuerza política dominante del país europeo; las repercusiones
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Francia acudió a las urnas y dio una sorpresa electoral: después de lo que parecía una inminente victoria del partido de extrema derecha Agrupación Nacional tras imponerse en la primera vuelta de las legislativas hace una semana, el electorado prefirió al Nuevo Frente Popular.
Esa alianza de izquierda se formó luego de que el presidente francés, Emmanuel Macron, convocara elecciones parlamentarias anticipadas el 9 de junio tras la victoria de la extrema derecha en las elecciones europeas de ese mismo día. El Nuevo Frente Popular (NFP) está integrado, entre otros, por el Partido Socialista, Los Ecologistas, el Partido Comunista Francés o La Francia Insumisa (La France Insoumise, LFI).
Según las proyecciones, el Nuevo Frente Popular obtendrá alrededor de 182 escaños, lo que le daría una ventaja de al menos 14 escaños con el resto de las coaliciones. En contra de todo pronóstico, RN cayó desde el claro primer lugar obtenido en la primera vuelta hace una semana al tercer lugar en la segunda ronda.
El partido de Le Pen y Jordan Bardella obtendrá unos 143 escaños en la asamblea, por detrás del NFP y de Ensemble, el partido del presidente Macron, según las proyecciones.
La efectividad del “cordón sanitario”
El Nuevo Frente Popular apareció apenas unos días después de que Macron anunciara el adelanto de elecciones. A pesar de sus marcadas diferencias en varios temas y que el enfrentamiento entre las personalidades políticas que lo lideran son constantes y públicas, los partidos decidieron aliarse en esta coalición de socialistas, comunistas, ecologistas y radicales de izquierda. Además, en tiempo récord tuvieron escrito un programa común.
Ya en la primera vuelta de hace una semana, el Nuevo Frente obtuvo buenos resultados y quedó en segundo lugar por detrás del partido de Le Pen. Ahora, el llamado “cordón sanitario” que la izquierda y los moderados macronistas impusieron para frenar a la extrema derecha, apuntaló estos buenos resultados. Para esta segunda vuelta, se articuló lo que se conoce como el “frente republicano” coalición que los partidos más tradicionales hacen para bloquear a la extrema derecha.
Así que no solo se trata de que crearan el bloque del Nuevo Frente Popular, sino que pactaron candidaturas unitarias y retiraron a varios candidatos de centro y de izquierda a fin de unificar el voto en todas las circunscripciones de Francia. De esta manera, en muchas de las circunscripciones donde había tres candidatos (uno perteneciente a la extrema derecha y dos al bando contrario), sólo quedaron dos. De este modo, no se dispersaron los votos.
Marine Le Pen condenó estos acuerdos, atribuyéndolo a quienes “quieren conservar el poder contra la voluntad del pueblo”. Una táctica que, por lo demás, no es nueva. En el pasado, fue una de las armas políticas más exitosas para frenar las aspiraciones de la extrema derecha.
“En 2002, cuando Jean Marie Le Pen (padre de Marine Le Pen) llegó a la segunda vuelta de las presidenciales contra Jacques Chirac (centro derecha), muchas personas de izquierda votaron por Chirac aunque no estaban de acuerdo con él”, dijo Jean-Yves Camus a la periodista de BBC Mundo Fernanda Paúl.
“No querían sus políticas pero aún así consideraban que era una mejor alternativa que Le Pen. Y Chirac ganó con el 82% de los votos”, agregó.
Incertidumbre
El NFP prometió derogar las reformas de pensiones e inmigración aprobadas por el gobierno actual, crear una agencia de rescate para inmigrantes indocumentados y facilitar las solicitudes de visa. También quiere poner límites a los precios de los productos básicos para combatir la crisis del costo de vida y aumentar el salario mínimo. Además, quieren mayor inversión en energía verde.
Pero todavía no está claro lo que pueda ocurrir en Francia durante las próximas semanas.
Aunque los resultados son buenos para el Nuevo Frente Popular, no obtuvieron mayoría absoluta. Es decir, 289 escaños de los 577 del parlamento. Por lo tanto, se dificulta la elección de un primer ministro que esté al frente del Gobierno. Por lo tanto, la elección del primer ministro no será sencilla.
Además, el sector más a la izquierda ya anunció que no contará con la agrupación de Macron para formar gobierno. “El presidente debe convocar al Nuevo Frente Popular para que gobierne”, dijo el líder de la Francia Insuminsa Jean-Luc Mélenchon a sus seguidores, insistiendo en que Macron tenía que reconocer que él y su coalición habían perdido.
Por su parte, Macron dijo desde antes de la segunda vuelta que no aceptará que Melenchon sea primer ministro. Francia podría tener ahora una Administración donde reine la cohabitación, es decir, cuando un presidente (en este caso, Macron) es de un color político distinto al del Gobierno. Esto ya ocurrió entre 1997 y 2002, por ejemplo, con Jacques Chirac como presidente y el socialista Lionel Jospin como primer ministro.
Pero, además, a pesar de la victoria del Nuevo Frente Popular frente al partido de Le Pen, hay algunos analistas que creen que el discurso de izquierda radical de Mélenchon puede enviar a los más centristas hacia el partido del presidente Macron.
A Mélenchon se le reconoce como un gran orador, pero su discurso también fue criticado por ser polarizante y por coincidir con algunas de las ideas más populistas de la derecha, como la de que Francia abandone la Unión Europea. Es un reconocido admirador de las políticas de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, y se mantuvo al margen de la discusión sobre la invasión rusa a Ucrania, lo cual tiene en alerta a algunos analistas.
“Vamos en cabeza, pero estamos ante una Asamblea dividida, así que vamos a tener que comportarnos como adultos”, advirtió este domingo el eurodiputado Raphaël Glucksmann, de Plaza Pública, una de las formaciones de la coalición NFP. Y enfatizó: “Va a haber que hablar, discutir, vamos a tener que dialogar”.
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