Qué dicen los votos sobre el retorno de Lula: tres claves sobre el Brasil que viene
Lula da Silva triunfó por una mínima diferencia de votos, un atisbo de que su gobierno no será fácil
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El resultado de las elecciones de hoy en Brasil fue tan cerrado como elocuente. Pese a la épica de resurrección política que desplegó Lula da Silva en su discurso de victoria, la mínima diferencia que obtuvo sobre Jair Bolsonaro encierra varios desafíos para el próximo presidente de Brasil.
1. Bolsonaro creció más que su rival, pero no fue suficiente
Lula se convirtió en el primer presidente electo que cruza un hito en Brasil: superó el umbral de los 60 millones de votos. Pero todo el simbolismo de potencia que ese caudal de sufragios le imprime a su regreso al poder se diluye a la hora de evaluar cuántos votos obtuvo su adversario.
Lula registró unos 3,3 millones más de votos que en la primera vuelta, suficiente para ganar pero no para tener un mandato de gobierno más fácil, legitimado por una ventaja contundente. De hecho, el candidato que más avanzó en la campaña a la segunda vuelta fue el actual jefe de Estado, que sacó 7,1 millones más que en el primer turno y sobrepasó los 58 millones de votos, un número incluso mayor al que logró en el ballotage de 2018, que lo depositó en la presidencia.
Esa recuperación de Bolsonaro, alimentada por un significativo paquete de medidas económicas electoralistas, fue insuficiente para retener el poder y el presidente es el primero de la democracia que no logra la reelección. Sin embargo, el resultado lo deja con vida para las elecciones presidenciales de 2026. La pequeña diferencia que le sacó Lula (casi 2,2 millones de votos en un padrón de 154 millones de personas) desnuda un país fracturado en dos mitades. Una de esas mitades reverencia al actual mandatario, señal de que Lula deberá trabajar mucho para reunificar a Brasil, como se planteó en su discurso.
2. Lula, único en la historia de Brasil
Varios fueron los hitos de Lula hoy. Además de ser el primer presidente que vuelve al poder luego de pasar más de un año en prisión por una causa de corrupción, es el primer dirigente que accede a un tercer mandato. Nuevamente el impacto de ese hito se desvanece ante otra cifra.
Lula superó a Bolsonaro por una diferencia de 1,8% puntos porcentuales, la más estrecha desde el regreso de la democracia a Brasil, en 1985. Hasta hoy la menor diferencia era la que registró Dilma Rousseff, también del Partido de los Trabajadores, sobre Aécio Neves, del PSDB, en el ballotage de 2014.
Dilma ganó entonces su reelección, pero ese antecedente le presenta a Lula un sabor a peligro: el segundo mandato de la presidenta estuvo jaqueado por la crisis económica, las calles movilizadas y por una relación beligerante con el Congreso. Con un gobierno con debilidad de origen, Dilma Rousseff fue sometida a un juicio político y destituida en 2016.
Lula tiene, tal vez, mayores habilidades políticas que Dilma, pero empieza su tercer mandato también con un Congreso adverso, dominado en sus dos cámaras por la derecha, y con la suspicacia y el rechazo de la mitad de los brasileños.
3. El bolsonarismo es más que Bolsonaro
Como había ya anticipado la primera vuelta electoral, el movimiento conservador aglutinado detrás del presidente es mucho más fuerte que el propio presidente. Dos ejemplos dejó el segundo turno de hoy sobre ese fenómeno. Por un lado, Tarcisio Gomes de Freitas, alineado con Bolsonaro, derrotó por amplísimo margen al delfín de Lula, Fernando Haddad, en el determinante estado de San Pablo, que tiene la misma población que la Argentina. Lo derrotó por la misma diferencia que el presidente venció a Lula en ese estado.
Por otro lado, Romeu Zema, también alineado con el actual mandatario, logró su reelección en el poderoso estado de Minas Gerais, el segundo más grande de Brasil, en primera vuelta con un apabullante 56% de los sufragios. Tal es su nivel de aprobación que le prometió al presidente que le trasladaría su caudal de votos en la segunda vuelta. Pero Bolsonaro probó ser más impopular que Zema y hoy perdió Minais Gerais por 50.000 votos.
Ambos, Zema y Tarcisio, ya se proyectan como precandidatos presidenciales para 2026 del movimiento que hoy encabeza Bolsonaro. Ambos también serán referentes de la oposición que, con el Congreso, promete presentarle a Lula desafío tras desafío en los próximos cuatro años.
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