Estuvo al frente del Sacro Imperio Romano entre 1520 y 1558; este documento permite dar un vistazo a las artes oscuras de la diplomacia en plena ejecución: secretismo, la falta de sinceridad y la desinformación
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Un carta encriptada firmada en 1547 por el hombre más poderoso de Europa en ese momento ha logrado ser descifrada en Francia por un equipo de científicos.
Y lo que revela es que creía que iba a ser víctima de un atentado contra su vida perpetrado por mercenarios italianos.
Ese hombre era el emperador del Sacro Imperio Romano, Carlos V, y la carta fue enviada a su embajador ante la corte francesa, Jean de Saint-Mauris.
En el documento el emperador confiesa sus preocupaciones sobre otros monarcas europeos y su posible implicación en guerras religiosas y otros intereses estratégicos que ponían en riesgos la estabilidad de la región.
Para los historiadores, este documento también permite dar un vistazo a las artes oscuras de la diplomacia en plena ejecución: secretismo, la falta de sinceridad y la desinformación eran evidentemente tan corrientes en ese entonces como lo son hoy.
Pero la historia de cómo logró decifrarse este documento comienza con una cena. Una cena en la que estaba la criptógrafa francesa y allí escuchó que existía una carta de Carlos V que no se había podido decodificar.
Investigación a la antigua
Tras una profunda investigación, Pierrot logró encontrar la carta en el sótano de una biblioteca en la ciudad francesa de Nancy.
Pero lo que pensó iba a ser una tarea fácil, se tornó en algo más difícil de lo imaginado.
La carta, de tres hojas, tenía cerca de 70 líneas, todas escritas a mano y utilizando unos 120 símbolos.
La carta también contenía partes escritas en francés.
“Lo primero fue categorizar los símbolos y buscar patrones. Pero no era simplemente un caso de un símbolo que representaba una letra, era mucho más complejo”, le dice Pierrot a la BBC.
Y agrega: “Y someterlo a un análisis de un programa de computadora hubiera tomado literalmente mucho más tiempo que la historia del Universo”.
Entonces poco a poco, ella y su equipo comenzaron a lograr ciertos avances.
Pierrot logró encontrar que en la carta había dos tipos de símbolos: unos simples y otros más complejos.
Las vocales no se escribían principalmente como letras, sino que se añadían como signos diacríticos como se hace en el árabe.
Otro logro fue identificar que la vocal “e”, aunque no tenía signos diacríticos, estaba largamente ausente del texto.
También lograron decodificar que mientras la mayoría de los símbolos representaban letras o combinaciones de letras, otros símbolos representaban palabras enteras.
Uno de ellos era un símbolo con forma de aguja que servía para representar al rey inglés Enrique VIII.
A la vez que había símbolos queno tenían en apariencia ninguna función.
La clave final
Finalmente el asunto se desenredó cuando la historiadora Camille Desenclos le mostró al equipo otras cartas codificadas enviadas por el emperador o que fueron enviadas a él.
Una de ellas, que estaba guardada en la ciudad francesa de Besanzón, también contenía una traducción informal que había hecho quien había recibido la carta.
“Esa era nuestra Piedra Rosetta. Era la clave. Al final habríamos descifrado la carta sin ella, pero ahorró una gran cantidad de tiempo”. señaló Pierrot.
Ahora, la falta de la vocal “e” es un signo de que los codificadores sabían lo que estaban haciendo.
Y la razón es que la “e” es la letra más común en el francés y sería lo primero que miraría un decodificador.
Además, el elemento de símbolos que no traducen nada ayudan a la confusión.
“Por supuesto, según los estándares actuales, es bastante básico”, dice Pierrot, que pasa su tiempo normal pensando en la física cuántica y los números primos masivos.
“¡Pero dadas las herramientas que tenían, ciertamente nos pusieron a trabajar!”, añade.
¿Qué decía la carta?
Hasta ahora el equipo no ha publicado una traducción completa de lo que contenía ese documento, porque lo están preparando para una publicación académica.
Pero lo que se conoció esta semana son los temas que se tratan en el documento.
En febrero de 1547 era un tiempo de relativa paz entre los poderes de Francia y el Sacro Imperio Romano.
El emperador Carlos V, quien era el soberano de vastas áreas de Europa que incluían España, Países Bajos y partes de Austria y Hungría, no estaba en guerra con el rey de Francia, Francisco I.
Pero la desconfianza estaba presente.
Dos eventos que habían ocurrido por esos días estaban en la cabeza de los soberanos.
El primero era la muerte de Enrique VIII de Inglaterra unas semanas antes.
Y la segunda fue la rebelión en Alemania de una alianza de protestantes que fue llamada la " Liga de Esmalcalda”.
En la carta, Carlos V revela su preocupación de mantener la paz con Francia para poder enfocar sus fuerzas militares contra esta liga.
En la carta, de acuerdo a los académicos, le pide a su embajador que esté muy pendiente de lo que se dice o piensa, particularmente las reacciones sobre la muerte del rey Enrique VIII.
Lo que él quiere evitar sobre todas las cosas es que los franceses y los ingleses se unan para financiar a los rebeldes.
Carlos V luego habla de un rumor que circula: que él, el emperador, será el objetivo de un intento de asesinato por parte del condottiere italiano (líder mercenario) Pierre Strozzi.
La orden es que Saint-Mauris debe averiguar todo lo que pueda sobre esta historia. ¿Es solo un chisme o una amenaza real?
Y finalmente, en la parte más larga de la carta, Carlos V expone a su embajador el estado actual de su campaña contra la Liga que se ha alzado dentro de su territorio.
Le relata que ha habido un nuevo estallido de rebelión en Praga, y que el sobrino del emperador, Fernando de Tirol, se ha visto obligado a huir.
Pero Carlos V da instrucciones sobre cómo Saint-Mauris debe “dar vuelta” a la noticia en la corte francesa.
Le instruye que diga que la rebelión de Praga es un asunto menor y Fernando de Tirol ha dejado la ciudad porque quiere unirse a su padre, el hermano del emperador, en la campaña.
Para la historiadora Camille Desenclos, el hecho de que algunas partes de la carta estén encriptadas y otras no es muy significativo.
“Todos sabían que había una gran posibilidad de que la carta fuera interceptada. En cuyo caso, había mensajes que valía la pena transmitir a los franceses”, anota.
Y añade que en la carta se menciona que el emperador estaba cooperando en el fomento de instaurar medidas de confianza en el norte de Italia.
“Estos temas se pusieron en un lenguaje sencillo. Pero había otros asuntos que tenían que permanecer en secreto, como el verdadero estado de cosas con la rebelión protestante, y esas fueron las que se codificaron”.
Pero, ¿qué pasó después de escribir la carta?
Solo unas semanas después murió Francisco I, para ser reemplazado por su hijo Enrique II.
Carlos V derrotó a la Liga al año siguiente, pero el protestantismo estaba en Alemania para quedarse. En 1552 Enrique II formó una nueva alianza contra el emperador con los príncipes protestantes.
Y no hubo intento de asesinato. Carlos V murió en un monasterio español en 1558.
Por Hugh Schofield
BBC News, Paris
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