¿Punto muerto? La crisis venezolana parece volver al mismo lugar de siempre
El régimen de Maduro consolidó el fraude con la resolución de la Corte, pero la oposición todavía mantiene la iniciativa con apoyo institucional
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CÚCUTA, Colombia.- La historia de la Venezuela contemporánea acredita que el chavismo sale victorioso cuando impone por la fuerza bruta su “santa palabra”, como Nicolás Maduro bautizó la sentencia teledirigida del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que el jueves pasado convalidó el fraude electoral del 28 de julio pasado que denuncia la oposición.
Ya lo hizo con las protestas masivas de 2014, con la imposición de la falsa Asamblea Constituyente en 2017 (incluido el fraude electoral que introdujo un millón de votos en el sistema), con el fracaso en 2019 de la operación de la ayuda humanitaria que iba a entrar por la frontera de Colombia o con la minirrebelión militar del 30 de abril en contra del poder bolivariano.
A cada uno de esos momentos le siguió un punto muerto en la ofensiva opositora, que a la postre atornilló a Maduro en el poder, en esta ocasión con una operación que los politólogos ya definen como un autogolpe electoral y judicial con el apoyo de las Fuerzas Armadas.
Tan eufórico estaba el “presidente pueblo” tras la sentencia que horas más tarde aprovechó la reposición de una de las estatuas de Hugo Chávez derribadas durante las protestas para profundizar en la conmoción nacional: “El pueblo chavista tiene la responsabilidad de sanar las heridas del odio generadas por la extrema derecha. El amor lo puede todo”.
Una estatua nueva preside desde entonces el paseo marítimo en la costa más cercana a Caracas, pero la fotografía que simboliza aquellos días, con un joven subido al cuello del gigante de piedra mientras lo golpea con un martillo, representa todavía la estrategia de la oposición democrática para hacer valer la soberanía nacional.
Golpe a golpe hasta resquebrajar el muro de una dictadura, que se protege con la fuerza bruta de las Fuerzas Armadas y policiales, los cuerpos de inteligencia y los colectivos paramilitares y se ampara en las grandes autocracias del planeta.
¿Qué viene ahora?, se preguntaban esta semana dentro y fuera del país tras una sentencia tan esperada como impactante, un golpe en la línea de flotación de la esperanza nacional. ¿Entrará el desafío venezolano en un punto muerto en favor de Maduro, como ya sucedió en los otros ciclos de protesta?
María Corina Machado esperó unas horas para medir su respuesta, sabedora de que desde hace 18 meses jugó con destreza, siempre por delante del chavismo: “Nosotros: foco en la meta, disciplina y confianza. Cada día logramos un objetivo más. Lejos de cerrar el caso, aceleraron el proceso que cada día aísla y hunde más a Maduro”.
Un día después entró al bate, símil clásico beisbolero de la política venezolana, el excandidato Edmundo González Urrutia: “Ante la arremetida en contra de nuestras libertades y la soberanía popular, convoca a todos los venezolanos a unirse en su defensa, porque no es poca cosa lo que está en juego”.
“Hagamos respetar la decisión que expresaron con su voto los venezolanos”, añadió el diplomático, que también solicitó a las naciones del mundo “que se mantengan firmes en la defensa de la democracia venezolana”.
Contraofensiva
Cuando la líder opositora asumió a principios del año pasado el reto electoral, sabía de antemano que era más parecido a una maratón que a una carrera de velocidad y que no terminaba en las urnas. “Esto es ajedrez, mano y mano. Se sabía que este camino es así, incluso más allá de la sentencia creo que el impacto entre la gente tiene que ver más con el paso de los días que con la decisión del tribunal”, dijo a LA NACION el analista político Miguel Velarde.
“Esta vez es distinto”, se repite como un dogma en las filas democráticas. Una carrera de fondo llena de trampas, como dejó claro el fiscal general y presidente del Poder Moral, Tarek William Saab, quien convocó para este lunes a González Urrutia ante el Ministerio Público por su presunta usurpación de funciones y otros delitos.
Entre las contraofensivas más esperadas estaría la reaparición del quinto rector del Consejo Nacional Electoral (CNE), Juan Carlos Delpino, desaparecido tras la imposición de Maduro como ganador electoral.
“Ahora es que urge el apoyo internacional”, advirtió a LA NACION María Puerta Riera, profesora de Ciencias Políticas en Florida. “El aislamiento de Venezuela será más profundo, afectando la capacidad de movilización política, ya que el régimen de Maduro, siguiendo a Daniel Ortega, ilegalizará a la oposición, además de la sociedad civil. En este escenario, la persecución arreciará, no habrá margen para el ejercicio de derechos políticos. Maduro está atrincherado, es rehén de sí mismo”, subrayó la analista.
La receta de la oposición no ha cambiado tras el hito alcanzado entre el 28 y el 30 de julio pasado. La victoria por paliza, según sostienen, con más de cuatro millones de votos de ventaja de González Urrutia sobre Maduro, su defensa en los colegios electorales y la valiente operación de miles de personas que recogieron las copias de las actas, las ocultaron, fotografiaron, digitalizaron y enviaron a una base de datos para que se hicieran públicas, ya supone el gran hito de la lucha contra la revolución en los 25 años que lleva en el poder.
“Movilización popular, movilización internacional con gobiernos y partidos de países que denunciaron a Maduro, y acercamiento con los dirigentes y sectores producto de la fragmentación del régimen”, reiteró sobre la receta opositora a LA NACION el intelectual Carlos Blanco, ministro en el segundo gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez y asesor muy cercano a Machado.
El expresidente del Parlamento Cristóbal Fernández Dalo va más allá al precisar que Machado “movilizará la calle con el menor riesgo posible” en un país que ya contabiliza 1674 presos políticos, según la ONG Foro Penal. Entre ellos, 107 adolescentes y 216 mujeres.
“Creo que la manifestaciones de disidencia serán cada vez mayores en la dirigencia oficialista, en parte como reacción a la paranoia represiva. También debería aumentar el descontento dentro de las Fuerzas Armadas, consecuencia de la permeabilidad de la situación socioeconómica, el clima persecutorio y el resquebrajamiento jerárquico causado por la perdida de legitimidad de los mandos superiores”, señaló a LA NACION Fernández Dalo.
Los expertos también están convencidos de que la comunidad internacional aplicará sanciones contra los bienes de los jerarcas chavistas. “Mi sensación es que el aislamiento de Maduro va a crecer y que la cohesión será más fuerte en torno al tándem opositor, tanto dentro como fuera”, sentenció Velarde.
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