Pulseada: Maduro prohíbe 2,4 millones de dosis de AstraZeneca que gestionó Guaidó
El líder opositor había conseguido 2,4 millones de dosis del laboratorio anglo-sueco para Venezuela, donde por ahora solo hay 600.000 de otras compañías
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CARACAS.- “No vamos a traer ninguna vacuna que esté causando estragos en el mundo, solamente van a venir las vacunas comprobadas científicamente en Venezuela que son seguras para nuestro pueblo”. Nicolás Maduro fue así de concluyente en su última aparición televisiva: descarta de forma tajante la administración de 2,4 millones de dosis de AstraZeneca en un rocambolesco ejercicio de “soberanía sanitaria” y pese a ser uno de los países de América que menos ha vacunado.
Hasta ahora, Venezuela sólo contaba con 100.000 dosis de la rusa Sputnik V y medio millón de la china Sinopharm. Pero gracias a la Mesa Técnica Nacional establecida entre el Parlamento legítimo, el Ministerio de Salud y organizaciones civiles se acordó acceder al mecanismo Covax (alianza mundial que proporciona vacunas para el 20% de la población) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La vieja deuda chavista con la OPS y el impago a este mecanismo “por culpa del bloqueo” se pudieron solventar tras las gestiones con Estados Unidos del Parlamento legítimo y el presidente encargado, Juan Guaidó: 30 millones de los fondos congelados para la entrada en Covax y la adquisición de una cadena de frío con la que no cuenta un sistema de salud colapsado.
Así lo aprobó el Parlamento la semana pasada, lo que incluye la solicitud de una licencia ante la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro para desbloquear los “fondos recuperados de la corrupción”. El dinero no pasaría por Caracas, sino que sería entregado directamente desde Estados Unidos a la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El milagro duró hasta ayer miércoles, cuando Maduro decidió bloquear los acuerdos y la llegada de la vacuna, pese a que Ciro García, director de Emergencias de la OPS, aclaró que la vacuna de AstraZeneca producida en Corea del Sur no es la que generó problemas en Europa. Sus beneficios son superiores a sus riesgos, insistió.
“No hay razones técnicas”
“No hay razones técnicas para no usar una vacuna que usa el mundo entero. Un grupito decide condenar a muchos millones más”, denunció el prestigioso infectólogo Julio Castro, quien participa en la Mesa Técnica Nacional. Hasta Bolivia, aliado revolucionario de Caracas, ha recibido estas vacunas.
“Las vacunas no pueden politizarse. De manera absurda se han visto fotos de políticos y otros titiriteros a los que les han puesto la vacuna cuando todavía falta un número importante de trabajadores de la salud”, denunció este jueves la médica residente Hilda González.
“Queremos vivir. Si Maduro tuvo el derecho de recibir la vacuna, todos los venezolanos también lo tenemos”, clamó Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras del Distrito Capital, galardonada el 8 de marzo con el Premio Internacional Mujeres con Coraje, otorgado por el Departamento de Estado en Washington.
Hasta ahora el personal médico y sanitario ha recibido la primera dosis, aunque en zonas del interior del país y en la parte privada quedan todavía muchos sin vacunar. No se sabe tampoco cuándo serán vacunados las personas mayores ni las vulnerables. Eso sí, los dirigentes chavistas ya recibieron su dosis por orden presidencial, incluido el propio Maduro.
“No permitir la vacunación de los venezolanos es un acto criminal. Esto se suma a la larga lista de crímenes cometidos por la dictadura”, protestó la diputada opositora Delsa Solórzano.
“Estamos frente a una pelea entre Maduro y la OPS, una jugada política trasnochada: que si el Imperio, que si quiero la rusa y la china. El mecanismo Covax no te deja elegir la vacuna a menos que pagues más, que no es el caso de Venezuela. En medio de la crisis que sufre el país no estamos para lujos y sí para hacer lo que está haciendo todo el mundo”, explicó para LA NACION el diputado y médico José Manuel Olivares.
La decisión de Maduro sucede cuando Venezuela enfrenta una segunda oleada del Covid, empujada por los excesos del carnaval y por la llegada de la temida cepa brasileña. Y lo hace entre la niebla desatada por el oscurantismo oficial, que ofrece cifras al menos seis veces por debajo de las reales.
Venezuela encabeza con 379 el ránking de médicos fallecidos, pese a que el gobierno sólo reconoce 1521 muertos por Covid y 153.000 contagiados desde hace un año. En cambio, las estadísticas que aportan los gremios de salud elevan a 349.000 los casos sospechosos de infecciones respiratorias sólo en enero y febrero. Imposible que sea de otra forma: sólo se hacen 258 pruebas de antígenos al día, pese a que tras los primeros acuerdos del año en la Mesa Técnica la OPS entregó 28 equipos con capacidad para 8400 pruebas diarias. A menos pruebas, menos contagios oficiales.
Venezuela solo cuenta con 140 camas de Terapia Intensiva a nivel nacional, con 33 respiradores operativos en el Gran Caracas. “Un año después no hay ninguna cama más, ningún frespirador más, de los que habían hace un año. En la mitad de los hospitales no tienen ni guantes”, desveló Olivares.
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