Premio Nobel de la Paz: quién es el primer ministro etíope Abiy Ahmed Ali y por qué fue distinguido
El primer ministro etíope Abiy Ahmed Ali fue distinguido con el premio Nobel de la Paz 2019, según anunció esta mañana el comité noruego, "por sus esfuerzos para lograr la paz y la cooperación internacional, y en particular por su iniciativa decisiva para resolver el conflicto fronterizo con la vecina Eritrea".
"Abiy Ahmed dejó en claro que deseaba reanudar las conversaciones de paz con Eritrea. En estrecha cooperación con Isaias Afwerki, el presidente de Eritrea, Abiy Ahmed rápidamente elaboró los principios de un acuerdo de paz para poner fin al largo estancamiento 'sin paz, sin guerra' entre los dos países", indicó hoy Berit Reiss-Andersen, la presidenta del Comité Nobel noruego durante el anuncio.
Abiy Ahmed creció en una familia humilde y se convirtió en jefe de los espías, antes de iniciar unos profundos cambios en su país que generaron esperanzas, pero también rechazo.
Desde que tomó las riendas del segundo país más poblado de África, en abril de 2018, Ahmed, de 43 años, hizo temblar hasta los cimientos de un régimen anquilosado tras más de 25 años de ejercicio autoritario del poder, modificando las dinámicas del Cuerno de África.
Apenas seis meses después de su investidura, firmó la paz con la vecina Eritrea, liberó a miles de disidentes, pidió perdón por la brutalidad estatal y recibió con los brazos abiertos a miembros de grupos exiliados que sus antecesores habían calificado de "terroristas".
Recientemente, desarrolló su programa de aperturismo de la economía, ampliamente controlada por el Estado, y actualmente invierte todos sus esfuerzos para que las elecciones legislativas, que promete inclusivas, se celebren en mayo de 2020.
De este modo, el joven dirigente se puso en una situación delicada, según advierten los analistas. Sus medidas estrella son demasiado radicales y repentinas para la vieja guardia del antiguo régimen, pero no suficientemente ambiciosas y rápidas para una juventud ávida de cambio y de perspectivas de futuro.
Su apertura también liberó las ambiciones territoriales locales y viejas discrepancias intercomunitarias que desencadenaron unas mortíferas violencias en varias regiones del país.
Por su parte, los simpatizantes de Abiy confían en su inagotable ambición personal para hacer que el país avance.
En una entrevista con el diario sudafricano Daily Maverick, Ahmed Ali dijo: "Trabajo siete días a la semana por $300 al mes. No me estoy haciendo rico, pero no estoy corrompido. Tengo una oficina modesta. Estoy aquí porque estoy interesado en hacer el cambio".
El primer ministro está casado con Zinash Tayachew, con quien tuvo tres hijas y adoptó a un hijo.
Dormir en el suelo
Abiy Ahmed Ali nació en el pequeño pueblo de Beshasha, en la región etíope de Oromia. Sus padres lo llamaron Abiyot ("revolución"), un nombre muy común para los niños que nacían después de la revolución etíope de 1974, que derrocó a la monarquía e instauró un el régimen comunista.
Hijo de padre musulmán y madre cristiana, Abiy Ahmed "creció durmiendo en el suelo" en una casa que no tenía ni electricidad ni agua corriente.
"Íbamos a buscar agua al río", relató en una entrevista concedida en septiembre a la radio Sheger FM, en la que contó que no descubrió la electricidad ni el asfalto hasta los 10 años.
De adolescente, se implicó en la lucha armada contra el régimen del dictador Mengistu Haile Mariam. El joven Abiy, operador de radio, aprendió entonces por necesidad el idioma de los tigray, grupo étnico mayoritario en esta lucha y que formó el núcleo duro del régimen tras la caída de Mengistu, en 1991.
Abiy empezó entonces a ascender en el seno de la coalición en el poder, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), primero en el aparato de seguridad, y luego del lado político.
Subió escalones en el ejército hasta que obtuvo el grado de teniente coronel, y en 2008 fue uno de los fundadores de la Agencia Nacional de Inteligencia (INSA), que dirigió de facto durante dos años. En 2010, cambió el uniforme por el traje de político, convirtiéndose en diputado del partido oromo, miembro de la coalición en el poder y, en 2015, pasó a ser ministro de Ciencia y Tecnología.
A finales de ese mismo año, un movimiento de protestas antigubernamentales fue ganando amplitud en el seno de las principales comunidades del país, los oromo, a la que pertenece Abiy Ahmed, y los amhara.
Aunque el movimiento fue violentamente reprimido, terminó sacando del poder al primer ministro Hailemariam Desalegn, símbolo de una coalición incapaz de aportar respuestas a las aspiraciones de la juventud. El EPRDF designó entonces a Abiy Ahmed para solucionar la situación, convirtiéndolo en el primer oromo en ser jefe del gobierno.
"Salvar la coalición"
"Es el único que podría salvar el EPRD", explica Mohamed Ademo, un periodista que acompañó a Abiy durante su primera visita a la diáspora etíope en Estados Unidos, en 2018.
Una vez en el poder, Abiy multiplicó las iniciativas a nivel regional. Además del espectacular acercamiento a Eritrea, desempeñó un importante papel de mediador en la crisis política sudanesa e intentó revitalizar el frágil acuerdo de paz sursudanés.
"Abiy tuvo éxito en materia de política exterior, pero tuvo una forma de optimismo imprudente procedente del extranjero por el cual cree que puede transformar el Cuerno de África", señala James Barnett, especialista en África oriental en el grupo de reflexión American Enterprise Institute.
"El Cuerno es volátil. Dudo que un único líder pueda acabar con décadas de recelos y luchas de influencias", añade.
El próximo desafío de peso del dirigente será la organización de elecciones libres y justas que, en caso de victoria, le darían la legitimidad de las urnas.
Agencia AFP
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