Pospandemia: entre la cautela y el pesimismo, ya se piensa el nuevo mundo
Distintos expertos buscan predecir los cambios que podría dejar la crisis; del futuro de la globalización al papel de China
PARÍS.- La carrera de las predicciones ha comenzado. Desde hace semanas, gobiernos, economistas, laboratorios de ideas y gurús se han embarcado en una competencia por explicar cuanto antes el mundo del mañana.
Nadie sabe todavía cómo terminará esta fase de la crisis del Covid-19. No está claro cómo será la salida del confinamiento ni cuándo una vacuna garantizará el regreso a la normalidad. Nadie está seguro de cuál será la normalidad dentro de unos meses. Pero el instinto humano de ir un paso adelante -y la necesidad práctica de prepararse para el nuevo mundo y de influir en él- es el motor que lleva a una sobreproducción de documentos para aclararse en la tormenta.
"Es precisamente cuando las cosas son complicadas y están en movimiento cuando es útil hacer previsiones para ver más claro", dice Bruno Tertrais, director adjunto de la Fondation pour la Recherche Stratégique de París, autor de El año de la rata. Consecuencias estratégicas de la crisis del coronavirus, un informe claro y conciso sobre lo que se avecina.
Hay dos bandos en la fiebre prospectiva. Primero, el de quienes creen que "ya nada será igual", "habitaremos un mundo distinto", "es el fin del capitalismo y de la globalización". El segundo es el de los cautos. Son quienes, mirando la historia, desconfían de las fechas que todo lo transforman. Y quienes sostienen que el coronavirus, más que marcar un corte en la historia, acentuará tendencias en marcha. O quienes incluso advierten de la posibilidad de un retorno al business as usual, "la vida normal", como dice Donald Trump.
Tertrais esboza varias tendencias: un retroceso de la mundialización; un declive de líderes populistas acompañado del éxito paradójico de las ideas del soberanismo y la defensa de las fronteras; el retorno del Estado protector; el auge de las sociedades de la vigilancia; el riesgo de acciones oportunistas por parte de Estados y organizaciones: la tentación de pescar en río revuelto. La última tendencia, a contracorriente de una predicción muy extendida, es que ninguna potencia -tampoco China- saldrá reforzada.
Tertrais describe el coronavirus como una "sorpresa estratégica" comparable a la caída del muro de Berlín, en 1989, o la crisis financiera de 2008. No todas las "sorpresas estratégicas" provocan las consecuencias esperadas: en 2001, tras los atentados contra las Torres Gemelas, un columnista de The New York Times pronosticó la Tercera Guerra Mundial. La hora actual se parece quizás a la caída del Muro: un acontecimiento que entraba dentro del espectro de lo posible, aunque nadie lo previó entonces.
Nathalie Tocci, directora del Istituto Affari Internazionali en Roma, habla de un posible "momento Suez" para Estados Unidos, en alusión a la crisis del canal de Suez, en 1956, que precipitó el fin del Reino Unido como potencia mundial. "No es que China vaya a ser el nuevo imperio, pero es un momento en el que la potencia global de China se consolida. Tendrá un poder de atracción, un soft power o poder blando, que no se ejerce de manera coercitiva", dice.
En el informe El orden internacional y el proyecto europeo en tiempos del Covid-19, Tocci dibuja dos escenarios: uno de cierre -nacionalismo, proteccionismo, rivalidad entre potencias e influencia china- y otro de apertura, que podría conducir a una mayor cooperación global. "Si me pregunta cuál de estas dos dinámicas es más fuerte, no lo sé", apunta Tocci. "Pero sé que hay algo que marcará la diferencia: el liderazgo. Y hoy el liderazgo prácticamente no existe".
"No sabemos qué sucederá, pero vale la pena pensarlo. Mucho dependerá de cómo salimos y con qué daños", dice Gregory Treverton, exdirector del Consejo Nacional de Inteligencia, la célula prospectiva de la inteligencia de Estados Unidos. Su trabajo consistía en imaginar escenarios. Y uno de los que imaginó fue el de una pandemia en 2023. "Si se mira lo que ya ocurría antes de la crisis, había un aumento del nacionalismo, de proteccionismo, de la tensión entre Estados Unidos y China, de la desconexión entre la gente y los gobiernos", reflexiona. "La pregunta es cómo afecta el virus esto. La respuesta es que, a corto plazo, lo exacerbará".
Warren Hatch, presidente de la empresa de pronósticos Good Judgment, considera que una previsión geopolítica -sobre el ascenso de China y el declive de Estados Unidos- debería acotarse. A la pregunta sobre si esta crisis lo cambia todo responde: "Mucho de lo que solíamos hacer y que ahora parece inimaginable, como ir a eventos deportivos, creo que lo haremos de nuevo: inventaremos algo. Por otro lado, hay cosas que ya estaban cambiando y se acelerarán: la idea de trabajar desde casa, por ejemplo, o ver al médico desde el domicilio por internet".
Entre todas las previsiones que circulan, hay una que puede avanzarse sin miedo al error: será un mundo obsesionado por las pandemias.
El País
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