Por qué el virus chino es una seria amenaza para la economía mundial
HONG KONG.- El brote de coronavirus en China ensombrece las perspectivas de crecimiento de la segunda economía del mundo y hace temer por la economía global si la mortal enfermedad recrudece o se extiende a otros países.
Ayer, los mercados financieros de Asia operaron a la baja, arrastrados por el desplome de la Bolsa china, debido a las dudas de los inversores por los potenciales efectos del coronavirus. La extensión y la severidad del brote fueron quedando más claras en los últimos dos días, cuando las autoridades chinas informaron un aumento de los casos reportados y un brusco salto en la cantidad de víctimas fatales, que según el último parte eran al menos 26.
La incertidumbre se ha convertido en un incordio concreto en la vida de los chinos en vísperas de la celebración del Año Nuevo lunar, fecha típicamente asociada con viajes familiares y salidas de compras. Quienes pensaban viajar por el fin de semana largo cambiaron sus planes, y en las estaciones de trenes y aeropuertos se notaba muy poco movimiento. Además, fue pospuesto el estreno de 7 de las películas más esperadas de la temporada de vacaciones.
La Ciudad Prohibida de Pekín –la mayor atracción turística de China– anunció que estaría cerrada a partir de hoy sábado, sin brindar más detalles.
Tanto en China como en el resto del mundo, muchos se preguntan si este nuevo virus tendrá efectos tan mortíferos como el que causó la epidemia de SARS, que en 2003 mató a 800 personas.
Y ese interrogante es crucial más allá de las fronteras de China, ya que la economía de ese país es desde hace años unos de los mayores motores del crecimiento mundial. Si China trastabilla, se resiente el empleo y el crecimiento en todas partes del planeta.
En 2003, durante el pico de SARS, el crecimiento chino se desplomó brevemente, pero eran tiempos en que las empresas globales estaban construyendo fábricas en China y exportando cada vez más bienes hacia el extranjero, así que la economía china se recuperó casi de inmediato.
Actualmente, la economía china es más grande que entonces, pero está creciendo a su ritmo más lento en casi tres décadas, en parte debido a la guerra comercial con Estados Unidos y a una campaña del gobierno central para desalentar la adicción al crédito que tienen las empresas y los gobiernos municipales.
El alcance del impacto que tendrá la epidemia todavía no está claro. Las autoridades parecen estar respondiendo con mayor celeridad que ante el brote de 2003, pero los censores del gobierno se ocupan de hacer desaparecer cualquier dato que se aparte del relato oficial. El nuevo coronavirus parece ser menos letal que el del SARS, pero es difícil de detectar, y las autoridades recién limitaron la entrada y salida de Wuhan después de que mucha gente ya había emprendido sus vacaciones.
"Todo dependerá de la transparencia de China ante la comunidad internacional", dice Peter Levesque, gerente general de Modern Terminals, una operadora de puerto de Hong Kong. "Es lo que podemos exigir las empresas. Lo demás no lo sabemos."
Wuhan es fundamental para el comercio de esa región de China, aunque se espera que el impacto económico sea menos grave por la llegada de las vacaciones. La ciudad es un nodo de transbordo nacional muy importante y también se ha convertido en un centro de la industria automotriz, con plantas de General Motors, Honda, y decenas de fábricas autopartistas.
Los efectos sobre las personas alrededor del país, sin embargo, podría ser más grave.
Lo que quiere China a largo plazo es que sus ciudadanos consuman más. Pekín viene intentando generar una cultura de consumo similar a la de Estados Unidos, para que la economía China dependa menos de los grandes proyectos de infraestructura, que suelen hacerse con financiamiento del gobierno. Pero ese cambio hace a China más vulnerable a los eventos que asustan o desalientan a los consumidores.
El ánimo de los consumidores chinos ya viene muy golpeado. El año pasado, las familias sufrieron un fuerte aumento en el precio de los alimentos, debido mayormente a una epidemia que diezmó la cría de cerdos en todo el país.
Ahora, cada vez son más las familias chinas que prefieren ahorrar antes que gastar, por temor al futuro.
La enfermedad se desató justo en uno de los momentos álgidos de consumo. El año pasado, durante los feriados del Año Nuevo lunar, las boleterías recaudaron un récord de 860 millones de dólares, según Maoyan, el servicio de venta de entradas de Alibaba.
Pero este año será difícil que la taquilla marque algún récord. Entre los estrenos pospuestos el jueves figura la muy esperada Boonie Bears: The Wild Life, séptima entrega de una franquicia sumamente popular en China. En un mensaje a sus fans por las redes sociales, la empresa productora expresó: "No queremos que nuestro público amigo corra ningún riesgo para su salud, ni hacer que la epidemia se extienda."
Otros negocios y empresas cerraron temporariamente sus puertas en algunas partes de China. Las principales empresas aéreas, incluida la aerolínea insignia de Hong Kong, Cathay Pacific, restringieron sus vuelos a Wuhan. Y las empresas en general están instando a sus empleados a usar barbijos y a no viajar.
Traducción de Jaime Arrambide
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