Por qué Qatar, el emirato que organiza el Mundial, es el jugador clave en la relación de Occidente con los talibanes
Estados Unidos cuenta allí con su mayor base aérea del Golfo Pérsico y los islamistas tienen oficinas desde hace ocho años
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Dentro de un año, jugadores y simpatizantes de la treintena de naciones que enviarán su seleccionado al Mundial de Fútbol en Qatar, se cruzarán por las calles de Doha con organizaciones que muchos de sus países consideran “terroristas”, desde representantes de los palestinos de Hamas, hasta miembros de la Hermandad Musulmana, e incluso la oficina de los talibanes de Afganistán. Pero la arriesgada jugada de Qatar de cosechar desde hace años amistades peligrosas lo convirtió ahora en un jugador clave de Medio Oriente, y el mediador ineludible para que, por ejemplo, Estados Unidos pueda ejercer algo de influencia en el nuevo escenario político afgano.
En su primer viaje al exterior tras la salida de las tropas de Kabul, el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken eligió a Qatar como intermediario para reclamar a los talibanes que aseguren un salvoconducto a quienes deseen abandonar Afganistán.
“Tanto Estados Unidos como los talibanes se mueven en Doha en un terreno familiar. El Pentágono tiene en Qatar desde 1996 su mayor base aérea del Golfo Pérsico, en Al Udeid. Y los talibanes abrieron en la misma capital en 2013 su primera delegación oficial fuera de Afganistán”, recordó a LA NACION el profesor Paulo Botta, director del programa ejecutivo en Medio Oriente de la Universidad Católica Argentina.
Pero desde Doha, uno de los expertos del Centro de Estudios del Golfo de la Universidad de Qatar, Luciano Zaccara, advirtió que esta cercanía con los talibanes en el poder versión 2021 no estará exenta de riesgos “si el nuevo emirato afgano se convierte nuevamente en un estado paria que promueve el terrorismo más allá de sus fronteras y de la región”.
Fueron precisamente estas amistades peligrosas con los talibanes, la Hermandad Musulmana y Hamas las que le costaron a Qatar en 2017 un bloqueo de cuatro años impulsado por su único vecino terrestre, Arabia Saudita (junto a Bahrein, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Libia, Maldivas y Yemen).
Pero la apuesta de Qatar va más allá de querer ocupar un lugar central incluso en la relación con organizaciones sospechosas de terrorismo. Desde que en 1995 el jeque qatarí Hamad al-Thani derrocó a su padre y tomó el poder, el pequeño emirato, con una superficie igual a la mitad de la provincia de Tucumán, buscó convertirse en un jugador global en todos los rubros.
En el área económica, gracias al petróleo y al Gas Natural Licuado (GNL), Qatar es hoy uno de los países con PBI per cápita más alto del mundo. Y con los dineros generados por la riqueza petrolera y gasífera creó un fondo soberano llamado Qatar Investment Authority (QIA), con el que invirtió más de 400.000 millones de dólares en más de 40 países, en sectores estratégicos y de largo plazo. Las inversiones de Qatar llegan a Europa, Estados Unidos y Asia, pero incluso países tan lejanos como la Argentina.
“Cuando hace dos años visitó Buenos Aires el director del Instituto Diplomático de Qatar, Abdulaziz Mohamed Al-Horr, me expresó mucho interés en seguir ampliando los vínculos con la Argentina”, comentó a LA NACION el exdirector del Instituto de Servicio Exterior (ISEN), Fernando Petrella.
“Son países carentes de los recursos naturales que nos sobran en América Latina. Por eso se mostró muy interesado en los progresos que tenemos en la Argentina en materia alimentaria. Para ellos, con una población que aumenta enormemente, asegurarse el abastecimiento de alimentos es un tema clave”, agregó Petrella.
Además de capacidad económica, Qatar tiene poderío militar, y no solo por la presencia de la base aérea norteamericana.
“Dentro de poco el emirato será el segundo país del golfo Pérsico con submarinos militares, un privilegio que hasta ahora solo tenía Irán. Y otra característica es que la mayoría del armamento qatarí viene de naciones occidentales, no de Rusia ni de China, y eso también lo hace más confiable para Estados Unidos y sus aliados”, señaló Botta.
Qatar es además una pieza clave en la región no solo por su poderío económico y militar, sino por su “poder blando”.
La cadena de televisión Al Jazeera, el único medio que transmitió al mundo la llegada de los talibanes al poder en Kabul, es desde 1996 un importante competidor y referencia para los televidentes que buscan una fuente de información alternativa a la CNN y los medios occidentales.
Y por último, como parte de ese “poder blando”, los ojos de todo el mundo se fijarán el año próximo en el pequeño emirato durante el Mundial de Fútbol.
“Con su capacidad financiera, militar y poder blando, Qatar reúne todos los requisitos para ser un nodo diplomático en la región, un rol que en otros tiempos ocupaban países como Siria, Irak, Egipto o Arabia Saudita, que ahora tienen problemas al por mayor”, señaló Botta.
Desde Doha, Zaccara afirma que “aunque dentro de Qatar no existe un consenso generalizado sobre el apoyo a los talibanes, la Hermandad Musulmana o Hamas, hay un reconocimiento extendido del rol positivo que jugó el emirato en la retirada estadounidense de Afganistán sin derramamiento de sangre, y en el operativo de ayuda a los refugiados que tratan de salir del país”.
Para el experto, “todo eso suma al reconocimiento internacional de Qatar como un nuevo actor clave en la región de Medio Oriente”.
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