Por qué Netanyahu y Hamas necesitan sacarle provecho al conflicto
El enfrentamiento alargó la permanencia del primer ministro israelí en el poder, que pendía de un hilo; el grupo islamista se posiciona como el defensor de los palestinos en Jersualén
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JERUSALÉN.- La brusca escalada de violencia entre Israel y los palestinos de la Franja de Gaza podría ser maná del cielo para los líderes de ambos bandos —el primer ministro Benjamin Netanyahu y la cúpula de Hamas— que venían con problemas y a los manotazos para salvar su poder político.
Para Netanyahu, la lluvia de fuego cayó como un aplazamiento de último minuto del posible final de su mandato récord al frente de la política israelí. A principios de esta semana, se sabía que los partidos políticos rivales estaban a pocos días, o incluso horas, de formar el primer gobierno de Israel en 12 años del que no formaría parte Netanyahu.
El lunes, poco antes del estallido de las tensiones, una dispar coalición de partidos de izquierda, centro y derecha unidos con el solo objetivo de desbancar a Netanyahu dio señales de estar cerca de anunciar que tenía el apoyo parlamentario suficiente para despejarle el camino a un nuevo gobierno.
Para esa misma noche, esa dinámica política se había frenado. Por ahora, en medio de tanta agitación, la perspectiva de un gobierno sin Netanyahu quedó en el freezer, y los analistas políticos dicen que hasta puede quedar totalmente descartado.
“Estaban a punto de llamar al presidente Rivlin para informarle que habían llegado a un acuerdo para formar nuevo gobierno”, dice Gayil Talshir, profesor de ciencias políticas de la Universidad Hebrea. “Los disturbios llegaron justito para frenar el cambio de gobierno en Israel.”
Para Hamas, que controla Gaza, el conflicto es una oportunidad de posicionarse como el gran defensor de los palestinos de Jerusalén, a expensas de su facción rival, el partido Fatah, al que pertenece Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, que gobierna la ocupada Cisjordania.
Hamas empezó a lanzar cohetes contra Israel el lunes, tras los choques que se produjeron en Jerusalén entre los palestinos y las fuerzas de seguridad israelíes. Cientos de palestinos resultaron heridos durante las protestas en la mezquita de al-Aqsa, el tercer sitio más sagrado del islam, y en otros lugares disputados de la Ciudad Vieja. Al principio, Israel respondió a los cohetes con ataques aéreos fulminantes contra cientos de objetivos en la Franja.
Si Netanyahu está luchando para extender su mandato aunque sea unos meses, Yahya Sinwar y los demás líderes de Hamas en Gaza están jugando un partido más largo, y según los analistas palestinos, saldrán beneficiados del enfrentamiento con Israel.
La ola de violencia arrancó el lunes con un ultimátum de Hamas para que Israel retirara las fuerzas de seguridad de la mezquita de al-Aqsa, donde la policía se había enfrentado con los fieles. Cuando Hamas lanzó siete cohetes que impactaron en las inmediaciones de Jerusalén, los militantes dijeron que estaban defendiendo la mezquita y a las familias palestinas que enfrentaban el desalojo de parte de israelíes en el barrio musulmán de Sheij Jarrah, en Jerusalén Este.
Los analistas políticos y de seguridad dicen que Hamas, que el mes pasado criticó la decisión de Abbas de cancelar las elecciones palestinas, intentará usar su renovada imagen contra el presidente palestino de 85, que gobierna Cisjordania desde hace 16 años.
Según los analistas palestinos, las actuales acciones de Hamas le están ganando el favor de muchos votantes palestinos de Gaza, Cisjordania y los barrios árabes de Jerusalén Este.
“Los primeros relevamientos sugieren que hay muchas personas en Cisjordania que admiran la actitud de Hamas”, dice un encuestador con sede en Ramallah, y exfuncionario de la Autoridad Palestina. “Desconocemos sus móviles, pero a Hamas le está rindiendo confrontar con Israel para darle su apoyo al pueblo palestino de Jerusalén”.
Algunos funcionarios de seguridad israelíes ahora se preguntan si Tel Aviv no ha sido demasiado blando con Hamas, clasificado como grupo terrorista tanto por Israel como por Estados Unidos. Entre otras cosas, esos funcionarios mencionan la decisión de Israel de permitir que Qatar enviara dinero a Gaza para aliviar la situación economía local y de limitar los ataques de represalia contra los lanzamientos esporádicos de cohetes desde el enclave palestino.
“Creo que Israel tendrá que reconsiderar la política del primer ministro Netanyahu hacia Hamas, que básicamente consistía en darles prioridad en detrimento de nuestras relaciones con la Autoridad Palestina”, dijo Amos Yadlin, ex general de la fuerza aérea y jefe de inteligencia militar israelí. “Hamas tomó la decisión de posicionarse como el defensor de la Jerusalén palestina. Es un giro político que Israel pasó por alto.”
Mientras tanto, para los negociadores parlamentarios de Israel el tiempo corre. Según la ley, la facción anti-Netanyahu tiene hasta el 9 de junio para formar un gobierno.
Según la prensa de Israel, los dirigentes partidarios, incluido el exministro de defensa Naftali Bennett y el líder de la oposición, Yair Lapid, siguen en conversaciones privadas, pero públicamente su atención está puesta en el conflicto, que se ha cobrado la vida de decenas de habitantes de Gaza y de siete israelíes, según funcionarios militares y de salud. Bennett visitó el martes una casa donde un israelí fue asesinado por un cohete.
El estallido de violencia también complica los esfuerzos de los rivales de Netanyahu por hacer una causa común. La formación de una coalición que tenga mayoría probablemente dependa del apoyo de uno de los pequeños partidos árabes de Israel, una alianza que para muchos israelíes sería controvertida de por sí en cualquier momento, y peor aún en medio del desastre actual. Tanto los políticos judíos como los árabes están obligados a hacer equilibrio entre su deseo de formar gobierno y el potencial enojo del electorado si dan la impresión de estar tratando con “el enemigo”.
"Hamas tomó la decisión de posicionarse como el defensor de la Jerusalén palestina. Es un giro político que Israel pasó por alto"
Amos Yadlin
Mansour Abbas, el líder del partido islamista que estaba negociando con Lapid y Bennett, es fuertemente criticado por muchos árabes israelíes que protestan todas las noches contra la policía y el ejército israelíes.
“Antes se lo veía en todos lados”, dice Diana Buttu, una abogada de Haifa que participa activamente en la política árabe-israelí. “Y ahora es todo lo contrario: no asomó la cabeza en ninguna de las protestas”.
Rivales reacios
Se dice que Netanyahu está aprovechando este tiempo para intentar convencer a rivales reacios a aliarse con él para formar un gobierno de unidad de emergencia que haga frente a la crisis en la Franja.
Si no logran formar una coalición—y cabe recordar que Netanyahu no logró formar gobierno propio—, entonces el primer ministro podría incluso agradecer la perspectiva de que Israel vuelva a celebrar elecciones nacionales, la quinta en poco más de dos años.
“Creo que es la opción preferida de Netanyahu”, dice Talshir. “Si vamos a una quinta elección, él seguirá siendo primer ministro de Israel durante al menos tres o cuatro meses más, y tal vez para entonces la situación de la seguridad nacional ya lo favorezca”.
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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