Por qué en algunos hospitales falta el oxígeno para salvar a los pacientes
La demanda global del insumo excedió con creces la provisión en los centros de atención, sobre todo en India, otra confirmación de lo poco preparado que estaba el mundo para enfrentar la pandemia
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NUEVA YORK.- El horror más reciente de la pandemia es la gran cantidad de personas en todo el mundo, en particular en India, que está muriendo por la escasa disponibilidad de oxígeno medicinal. Miles de personas con Covid-19 son internadas diariamente en los hospitales, y la demanda de oxígeno supera con creces la oferta de ese suministro médico esencial.
El 21% de la atmósfera terrestre está compuesto de oxígeno. Hay puñado de empresas que lo purifican, lo envasan al por mayor y lo venden, principalmente al sector de la salud. Pero en muchas regiones pobres del mundo no existe la infraestructura necesaria para distribuir y utilizar el oxígeno médico que venden esas empresas, ya que está diseñado para circular por tuberías hasta las salas de internación de los hospitales.
Algunos hospitales y clínicas tienen sus propios equipos de producción de oxígeno purificado a pequeña escala, pero actualmente esos equipos no se consiguen. Así que muchos hospitales y pacientes de países pobres y de zonas remotas tienen que recurrir a la opción más costosa: los tubos de oxígeno, que en los países más golpeados por el virus ahora escasean.
Y esa escasez no solo afecta a los enfermos de Covid, sino a los pacientes con cualquier tipo de dolencia respiratoria que requiera oxígeno.
En febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que se necesitarían 1600 millones de dólares para solucionar la escasez de oxígeno médico durante un año. Ahora, esa estimación asciende a 6500 millones de dólares. Los intentos de recaudar ese dinero fracasaron, pese a que representa una ínfima parte de lo gastado en vacunas y en apoyo económico para empresas y trabajadores.
Estas son algunas respuestas a las preguntas que plantea la crisis del oxígeno médico.
¿Cómo empeoró todo tan rápido?
Dada la enorme y evidente necesidad de oxígeno durante la pandemia de una enfermedad que afecta básicamente el sistema respiratorio, el aumento de la demanda no debería haber tomado por sorpresa a nadie. Pero en un año en que los líderes políticos y los altos funcionarios de las instituciones han ido a los tumbos y de problema en problema –escasez de elementos de protección personal, confinamientos, amenaza de colapso económico, educación a distancia, variedad de tratamientos, vacunas–, la provisión de oxígeno nunca llegó a ocupar el primer lugar en la cambiante lista de prioridades.
“El oxígeno no fue la prioridad que debió haber sido”, dice Robert Matiru, director de programa de Unitaid, uno de los grupos de salud pública global que trabaja para tratar la escasez de oxígeno junto con la OMS.
En muchas regiones pobres, la escasez de insumos básico antecede la pandemia. Pero recién este año, con la letal escasez de oxígeno que sufrió el norte de Brasil, México y otros países, quedó claro que el problema en potencia se había convertido en una emergencia funesta. La OMS creó una fuerza de tareas de emergencia para ocuparse del faltante de oxígeno y pidió dinero para solucionarlo.
Luego la pandemia golpeó a la India, donde antes había estado relativamente contenida, y el problema del abastecimiento de oxígeno quedó de pronto en el centro de la atención mundial. En India, el recuento oficial de nuevos casos de coronavirus se disparó de unos 11.000 contagios diarios a mediados de febrero, a un promedio diario de más de 370.000 nuevos casos durante la semana pasada, y los expertos dicen que la cifra verdadera es mucho más alta.
En los últimos dos meses, la demanda insatisfecha de oxígeno medicinal a nivel global se ha más que triplicado, de menos de 9 millones de metros cúbicos diarios a más de 28 millones, según informó un conjunto de grupos de asistencia que están monitoreando la crisis.
Casi la mitad de esa demanda insatisfecha se encuentra en la India. Y las agrupaciones de defensa de la salud pública advierten que esa catástrofe puede repetirse en otros países.
¿Cómo se produce y se distribuye el oxígeno?
En los países más ricos, los hospitales suelen recibir entregas al por mayor de camiones cisterna conteniendo oxígeno líquido –mucho más denso que el aire– que los centros de salud almacenan en grandes contenedores. El sistema de tuberías del hospital extrae el gas, permite que se expanda a su densidad normal y lo distribuye hasta cada cama.
Esa es, por lejos, la manera menos costosa de suministrar oxígeno a un paciente, y las empresas que proveen oxígeno al por mayor tienen suficiente capacidad productiva para satisfacer la demanda médica general. Recién en las últimas semanas algunas de esas empresas empezaron a aumentar su producción de oxígeno medicinal desviando parte de lo que antes destinaban a la industria en general, cuyo gas tiene requisitos algo diferentes.
El gobierno de India ordenó que todos los productores de oxígeno del país se consagren exclusivamente a la producción de oxígeno de uso médico. Pero muchos hospitales del mundo no están equipados para recibir oxígeno líquido, ya que carecen de las tuberías para distribuirlo a los pacientes, así como de un mecanismo de reparto para las localidades remotas.
El oxígeno también puede conseguirse en una forma gaseosa menos densa, en tubos que deben recargarse con mayor frecuencia. Esta suele ser la opción más cara –puede costar 10 veces más que el oxígeno líquido al por mayor–, pero es la única disponible en muchas partes del mundo en desarrollo.
En muchos países donde la demanda superó por lejos el abastecimiento, la gente se pelea por comprar o rellenar esos tubos y así atender a sus familiares enfermos.
Algunos hospitales tienen sus propios generadores para extraer oxígeno del aire, una tecnología conocida como absorción por variaciones de presión, o PSA, según sus siglas en inglés. Pero el sistema es caro, y el hospital que lo compra también tiene que instalar un sistema de tuberías para hacer llegar el oxígeno a las camas.
También existen unos pequeños dispositivos llamados concentradores de oxígeno, que pueden abastecer a unos pocos pacientes. Aunque pueden costar varios cientos de dólares —un obstáculo para los países más pobres—, la demanda de esos equipos ya superó completamente la capacidad de producción de los fabricantes.
¿Qué se necesita para solucionar esta crisis?
Dinero y tiempo. Las agrupaciones defensoras de la salud pública dicen que los hospitales deberían tener generadores de PSA y las tuberías que lo acompañan, algo prohibitivo para los países pobres, y sólo alcanzable con ayuda financiera internacional. El gobierno de India planea instalar esos equipos en cientos de hospitales, pero el proceso podría tardar meses.
Los fabricantes de generadores de oxígeno por método PSA y de concentradores de oxígeno están escalando la producción en todo el mundo, pero eso también lleva tiempo. Los productores de oxígeno al por mayor y los gobiernos están ajustando las cadenas de abastecimiento para llegar con oxígeno donde más se lo necesite. En la India, el gobierno utiliza trenes y hasta aviones de transporte militar para llevar oxígeno a los enfermos.
Con suficiente dinero, los gobiernos y los grupos internacionales podrían sellar acuerdos de compra anticipada con los proveedores al por mayor, e instalar depósitos de oxígeno de emergencia en varias partes del mundo y utilizarlo cuando haga falta. En los últimos meses, quedó claro lo difícil que es aumentar el abastecimiento de oxígeno sobre la marcha, en medio de una crisis.
Matiru dice que el mundo, en cambio, debería invertir en prevención. “Así, si llega a haber un aumento de la demanda de oxígeno en alguna parte, podemos cubrirla de inmediato”, dice el director de programas de Unitaid.
Traducción de Jaime Arrambide
The New York Times
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