El ingeniero Eduardo Kausel, especialista en el tema, analiza el caso Champlain Towers y lo cataloga como “extremadamente raro”
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Cada testimonio, cada escombro, cada imagen puede ser una pista para descifrar qué desató esta inusual catástrofe. Descifrar las causas, además, podría dar información útil para evitar tragedias similares en el futuro.
En entrevista con BBC Mundo, el ingeniero Eduardo Kausel comenta qué significa el caso Champlain Towers para quienes trabajan en ingeniería civil y construcción, qué pistas son útiles tras el desastre y cómo los hallazgos podrían ser claves para el futuro.
Kausel es profesor emérito en el Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), especialista en ingeniería de terremotos, dinámicas de estructuras e interacción entre el suelo y estructuras.
-A usted como ingeniero, ¿qué reflexiones le genera el colapso del edificio en Miami?
-No conozco los detalles estructurales del edificio ni de los cimientos, o de los daños que haya sufrido el edificio a lo largo del tiempo, pero le puedo decir que el hecho de que un edificio se derrumbe espontáneamente, sin una causa natural como una explosión de gas, un terremoto o un huracán, es extremadamente raro.
Si usted busca en Internet edificios que se vienen abajo, encontrará que no hay más de 4, 5 o 6 que se hayan derrumbado en el último siglo. Y eso que hay millones de edificios en todas las grandes ciudades del mundo.
Eso indica que la manera de diseñar estos edificios en gran medida es correcta, se entiende cómo funciona la mecánica, cómo elegir los materiales, y por lo tanto es muy raro que esto suceda.
Dicho eso, y por esa misma razón, hay que advertir que hoy en día no existe ningún perito u experto, ni siquiera yo, que pueda mirar un edificio, observar el daño y que diga “este edificio se va a venir abajo”.
Nadie puede asegurarle a usted que el edificio se va a venir abajo, por dañado que esté.
Si se ven grietas uno puede llamar la atención y decir “esto hay que repararlo rápidamente”. Obviamente que una estructura que está fuertemente dañada podría sufrir daños por colapso total o parcial, y eso hay que evitarlo.
Los factores de seguridad que se ponen en el diseño del edificio disminuyen notablemente con la presencia de grietas y deterioro de los materiales.
En ese sentido, los ingenieros tienen que tener eso en cuenta, y tienen la responsabilidad de proteger al público y a los residentes del edificio.
Así que el hecho de que alguien no le pueda decir que el edificio se va a venir abajo mañana, no significa que puedan evitar la responsabilidad de hacer algo.
Ahora, en el caso del edificio de Miami, hay mucha gente que apresuradamente está emitiendo su juicio de cómo se vino abajo y por qué se vino abajo.
Yo creo que ese proceso va a tardar un tiempo, hasta que saquen los escombros, hasta que hayan hecho ensayos con los materiales, de qué estaba hecho, la calidad del cemento concreto, la manera como estaba levantado el edificio, y también la cimentación.
Después de que ocurre un desastre los ingenieros observan, examinan, estudian; entonces tratan de ver qué lecciones se pueden aprender para que eso no ocurra otra vez.
Puede cambiar, por ejemplo, la manera en la que se estructura, y eso genera un impacto, no mañana, pero sí en 5 años o 10 años. Van evolucionando lentamente los códigos de diseño para tomar esas cosas en consideración.
Los muy pocos desastres que ha habido en el pasado de estructuras que se han desplomado de forma espontánea sí han cambiado la manera de saber qué cosas hay que evitar.
-Cuando ocurre algo como lo de Miami, ¿qué preguntas se hacen los ingenieros, cómo investigan?
-Obviamente lo primero es conservar todos los testimonios que puedan dar quienes fueron testigos del colapso.
Tengo entendido que existen conversaciones de personas que estaban en el edificio en contacto con sus parientes en otro sitio, como una mujer que hablaba con su marido y dijo que había fuertes vibraciones, que el edificio se movía y no sabía por qué, pero luego manifestó que la plataforma de la piscina se hundió y desapareció.
Ese dato indica que, aparentemente, la falla de la plataforma de la piscina fue lo primero que ocurrió, y al fallar la plataforma y caer dentro del garaje que estaba debajo, todos los escombros de alguna manera impactaron en elementos estructurales y se generó un efecto dominó.
Pero todo esto es especulativo, no se sabe, hay que estudiarlo.
En la televisión mostraron un video en el que se ve que caía agua en el planta baja, en el subterráneo, no estaba muy claro, pero caía agua, parecía una tubería que estaba botando agua.
Eso, presumiblemente, fue poco minutos antes de que se derrumbara el edificio. Eso podría indicar que el edificio ya estaba fallando y que tal vez cortó una tubería de suministro de agua, o quizás la recirculación de la piscina, no lo sé, pero ya había un daño en un conducto de agua.
Una vez que uno tiene toda la información de los testigos, los datos de las inspecciones que se hicieron anteriormente, las fotografías de daños que existen, lo siguiente es examinar los materiales.
En muchos casos, ciertas vigas tienen una identificación que dicen dónde están ubicadas. En el World Trade Center [las torres que se desplomaron por el ataque terrorista con aviones el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York], por ejemplo, cada viga tenía una inscripción que decía en qué parte del edificio estaba.
No sé si esto se aplica a un edificio de menor envergadura como este que cayó, pero hay maneras de ver dónde estaba la viga que cayó en el cerro de escombros.
Entonces se toman esos escombros o vigas y se hacen ensayos para examinar la resistencia del cemento o del acero.
Con esas pruebas se puede mirar la composición
del cemento que usaron, se podría ver si ahorraron dinero o esfuerzo usando menos cemento del que se debía, o sí había demasiada agua, o lo que sea.
La composición inicial [del material] se puede determinar a partir de los escombros, además se puede ver cuál fue el deterioro por el efecto del aire salino, ver si el concreto se deterioró o no con el aire marino. Todo eso sale de los escombros.
Luego, una vez que sacan los escombros de ahí, se tiene acceso a la cimentación y se podrá ver si los pilotes que hay por debajo contribuyeron al accidente o no.
Va a tardar meses hasta que se sepa exactamente qué fue lo que pasó.
Pero que se va a saber, se va a saber; de eso no me cabe duda.
—Usted menciona que otros derrumbes han sido el punto de partida para implementar una determinada forma de diseñar o construir, ¿cuáles serían algunos ejemplos?
—Claro, mirar qué falló ha tenido un gran impacto en los códigos.
Por ejemplo, hubo una época que en California y en otras partes de EE.UU. los edificios se construían con un “primer piso débil” (menos rígido que el resto del edificio), que hacía que cuando el suelo se movía, el edificio prácticamente no se movía; el primer piso simplemente se acomodaba a esos movimientos.
Eso resultó ser fatal y se dejó de hacer.
Otro ejemplo es el del Palacio de Congresos de Berlín, en Alemania, un centro de convenciones que tenía una forma muy bonita, como una cáscara, le llamaban “la ostra preñada”. Ese edificio se vino abajo espontáneamente en 1980.
La causa fue que la cubierta tenía elementos de acero pretensado, que tenían la función de comprimir la cáscara de hormigón.
Pero sucedió que este acero se había oxidado, entonces se rompieron algunos cables de forma espontánea, y al cortarse los cables se vino el sistema abajo.
Entonces, obviamente eso también tuvo un impacto en la manera en que se diseñan las estructuras y los edificios.
Los ingenieros buscamos todas las oportunidades para aprender de las fallas y de los desastres.
En el caso del edificio de Miami, van a empezar a decir en todos las aspectos legales “esto estaba mal diseñado, esto es un error”, o “tal cosa no estaba bien”. Yo creo que la razón debió haber sido deterioro y no que haya estado mal diseñado, porque de ser así el edificio se hubiese venido abajo mucho antes, ya tenía 40 años.
En los 40 años que siguieron a la construcción del Champlain Towers, Miami sufrió el efecto de varios huracanes muy fuertes, como Andrew en 1992, a los cuales el edificio sobrevivió.
Eso parece que hace menos probable, pero no imposible, la posibilidad de errores de diseño o de materiales. Lo más probable es que sea el resultado de deterioro de la estructura, defectos que deberían haber sido corregidos oportunamente.
—A medida que envejezcan los edificios ya construidos y que se sigan levantando más inmuebles nuevos, ¿aumentará el riesgo de este tipo de colapsos?
—No necesariamente. Para un edificio que haya estado 20 años, 30 años, 60 años, la probabilidad de que vaya a colapsar mañana no es muy grande que digamos.
Es cierto que existe legislación antigua que habría que reforzar o actualizar. Por ejemplo, en California, donde hay edificios que son anteriores a los códigos sísmicos y tienen mayor riesgo de sufrir daños durante un terremoto.
California tiene normas que establecen que ciertos edificios tienen que ser reforzados o derrumbados, y construir uno nuevo o casi nuevo.
Cada desastre es una lección para los ingenieros. Los comités que estudien lo de Miami van a fijarse en qué cambios o mejoras hay que hacer en los códigos o normas de diseño y construcción.
Pero eso es un proceso lento, eso no va a ocurrir de aquí a mañana, sino que podría tardar 10 años.
En el caso de Chile, por ejemplo, ya había recomendaciones sísmicas en la primera mitad del siglo XX, pero no existían normas que dijeran “usted tiene que hacer esto”.
El sismo de Valdivia en 1960, que fue el terremoto más grande que haya habido hasta hoy, tuvo un impacto tremendo y se implementaron las normas de diseño sísmico que luego han sido revisadas a lo largo del tiempo.
La primera norma sísmica bastante estricta en Chile se dictó 10 años después del gran sismo de Valdivia.
Y lo mismo pasará en Estados Unidos. Después de un terremoto o un huracán, las normas cambian.
En el caso de los huracanes, Florida, por ejemplo, exige que las estructuras tengan cierta resistencia, que las ventanas sean a prueba de huracanes...
—¿Qué retos enfrentan los edificios construidos en zonas costeras ante el cambio climático?
—Las islas-barrera, como donde se construyó el edificio Champlain Towers, que son muy bajas, progresivamente van a resultar inundadas si sube el nivel del mar, y eso va a afectar lo que se construya en estas islas.
Mire el caso de las islas-barrera que hay en Carolina del Sur, donde con mucha frecuencia un huracán ha destruido casi todas las casas. Sin embargo, vuelven a construir, y uno dice: “Por qué, si esto es una locura”.
Si estas casas las paga el seguro privado, no importa, pero si es el Estado y los contribuyentes los que están pagando por ello, no estoy de acuerdo.
Pero eso es lo que está ocurriendo, los Estados dan préstamos y subvencionan la reconstrucción de estas casas en las islas-barrera por la simple razón de que eso atrae turismo y tiene un impacto económico enorme.
Lo racional sería decir: “Ustedes no pueden luchar contra la naturaleza”.
En el caso de Miami, cuando suba el nivel del mar, sí van a construir muros de contención, o quizás levantar los edificios; se pueden usar gatos para elevarlos.
Va a haber medidas para contrarrestar el aumento del nivel del mar, pero eso tiene un costo. Si el costo llega a ser muy alto, la gente simplemente lo va a abandonar. Y depende también de quién es el que paga: si son los dueños o si son los contribuyentes.
Desde la parte técnica se puede resolver, al menos por un tiempo, pero si el agua sube mucho, quizás no queda otra que dejar que esto vuelva a ser terreno submarino, no lo sé...
Carlos Serrano
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