Por qué decidí hacerme ciudadano irlandés
LONDRES.- Separarse nunca es fácil. Pero ¿cómo separarse de un país? Ésa es la pregunta que yo y muchos otros británicos nos hacemos tras la decisión de nuestro país de abandonar la Unión Europea.
No me malinterpreten. Aunque a regañadientes, he aceptado que el 52% de mis conciudadanos quieran abandonar la UE, un proyecto septuagenario que ha convertido a Europa en una especie de coloso económico y social difícil de manejar y que ha permitido que unos 500 millones de personas viajen y trabajen libremente, desde Irlanda hasta Grecia. Pero para mí ésos son los beneficios -especialmente como periodista que ha vivido y trabajado en todo el continente- a los que vale la pena aferrarse. Y por eso con gran pesar me he postulado para obtener la ciudadanía irlandesa, diciéndole adiós a Gran Bretaña así como Gran Bretaña quiere decirle adiós a Europa.
Mi pase no es el único. Muchos británicos como yo tienen padres o abuelos nacidos en distintos países de Europa. Y por una de esas cosas de la legislación europea podemos solicitar la ciudadanía de otro país si contamos con documentos o certificados de nacimiento que prueben esos lazos. Y también es posible hacerlo sin perder la ciudadanía británica.
Esas decisiones, sin embargo, no son fáciles. Muchos de los que solicitamos la ciudadanía de otro país europeo tenemos poco o ningún vínculo con esos países. Y ahora que Gran Bretaña apoyó el Brexit, es probable que el patriotismo de los recién llegados sea cuestionado.
Así y todo, Milla Jackson, directora teatral de 27 años, ha decidido dar el salto junto con su padre y su hermano, y pedir la ciudadanía italiana, ya que su abuela emigró desde Italia tras la Segunda Guerra Mundial. "A mi abuela le encanta ser británica, y hasta hace culto de la carne asada de los domingos", dice Jackson, que teme que la burocracia italiana demore los trámites.
"No quiero renunciar a ser británica -agrega-. Pero no quiero perder mi identidad europea."
Gran Bretaña se pasará los próximos dos años tratando de imaginar cómo serán sus nuevas relaciones con la UE. También está en el aire cuál será el estatus legal de los europeos que ya viven en Gran Bretaña, aunque los expertos de ambos lados aseguran que seguramente se llegará a alguna clase de arreglo.
Para Neill Murray, esa falta de certeza implica demasiado riesgo. Murray tiene 30 años, es periodista y está en pareja con una danesa. Ahora pedirá la ciudadanía irlandesa a través de su abuela, que llegó a Inglaterra con apenas seis meses de vida, y también la doble ciudadanía para sus dos pequeños hijos. "Tengo que priorizar -dice Murray-. ¿Saco primero el pasaporte danés de los chicos o mi pasaporte irlandés?"
Mi caso es más fácil: me hago irlandés del todo. Así que la semana pasada encargué copias del certificado de nacimiento de mi abuela irlandesa, que nació en County Mayo en 1923. Irlanda se unión a la UE en 1973, el mismo año que Gran Bretaña, y usa el euro como moneda.
Por menos de 50 dólares, en un par de días me llegarán dos copias por correo y podré presentar mi solicitud online al gobierno de Irlanda, un proceso relativamente rápido que cuesta 300 dólares. Y los funcionarios irlandeses dicen haber notado un fuerte incremento de las solicitudes de británicos con ascendencia irlandesa en los últimos tiempos.
Mi decisión también me ha convertido en un fan involuntario de Irlanda. Mi padre vive en Massachusetts, y le conté con tanto entusiasmo de mis planes que él también quiere postularse. Pero llamó al consulado irlandés en Boston y de inmediato le informaron que al ser hijo de una ciudadana irlandesa, ya era nativo de Irlanda.
"Felicitaciones -le dije cuando me llamó contento para contarme la noticia-. Tendríamos que cambiarnos el apellido por O'Scott."
Y son muchos los británicos, sobre todo jóvenes, de todo el país y en el resto de Europa que están tomando el mismo camino.
Traducción de Jaime Arrambide
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