Por qué Amsterdam quiere ser un destino menos masivo
En 2019, un récord de 21,7 millones de personas visitaron la ciudad, que cuenta con una población de aproximadamente 870.000
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Cuando los viajes internacionales se detuvieron el año pasado, Ámsterdam, como todas las ciudades, se quedó sin turistas casi de la noche a la mañana.
El efecto, según Sonia Philipse, propietaria del restaurante Lavinia Good Food, fue tanto surrealista como sereno: sin las multitudes, su ciudad estaba silenciosa y más hermosa que nunca.
“A esta altura, volvemos a extrañar a nuestros turistas”, dijo recientemente Philipse. “Pero creo que hubo un momento de gran alegría al recuperar nuestra ciudad”.
Es una tensión en la que Ámsterdam trató de navegar durante años: cómo aceptar su estatus como un centro vibrante e internacional sin hacer que la ciudad sea inhabitable para sus residentes y sin dejar de lado sus famosas raíces de espíritu libre.
Ahora, con el número de turistas aún bajo, los líderes de Ámsterdam están tratando de introducir nuevas restricciones importantes en los alquileres de vacaciones a corto plazo, el turismo sexual y la venta de cannabis a los visitantes, todo en un esfuerzo por garantizar que los viejos problemas derivados del turismo no reaparezcan cuando los viajeros regresen.
Las medidas convierten a Ámsterdam en uno de los pioneros de Europa en la adopción de un enfoque práctico para la gestión del turismo. Pero aunque muchos lugareños pueden estar disfrutando de la tranquilidad actual en Ámsterdam, muchos también están en desacuerdo con algunas de las tácticas de la ciudad.
El punto de inflexión
Las quejas de los residentes de Ámsterdam comenzaron a surgir en 2013, cuando el turismo se recuperó por completo de una recesión tras la crisis financiera de 2008. Los residentes dijeron que los turistas eran ruidosos y disruptivos en el centro de la ciudad, que no respetaban a las prostitutas, ocupaban los alquileres de vacaciones de corto plazo, lo que elevaba los precios de las casas, y tomaban el control sobre la mayoría de las áreas históricas de la ciudad.
El número de visitantes creció de manera constante todos los años a partir de entonces, excepto en 2020, y la presión de todos esos turistas continuó aumentando. En 2019, un récord de 21,7 millones de personas visitaron Ámsterdam, una ciudad con una población de aproximadamente 870.000.
“Ves este punto de inflexión en el que la economía de los visitantes causa más daño a los lugareños de lo que agrega valor, y luego estás en una situación poco saludable”, dijo Geerte Udo, director de Amsterdam & Partners, una organización sin fines de lucro financiada por el gobierno que administra el turismo en la ciudad. “Necesitamos cambiar todo lo que ofrecemos en el centro de la ciudad si queremos devolver el equilibrio a la vida, el trabajo y la recreación”, agregó.
Antes de la pandemia, los líderes de la ciudad ya habían implementado una serie de medidas para tratar de mitigar los problemas derivados del turismo, incluida la prohibición de las visitas guiadas al Barrio Rojo; la prohibición de nuevos hoteles en el centro de la ciudad; un incremento en los impuestos al turista, y la prohibición de nuevas tiendas que abastecen a los turistas. Ya en 2014, Ámsterdam dejó de promocionarse como destino en nuevos mercados extranjeros. En cambio, la organización de marketing de la ciudad trabajó para guiar y administrar a todos los visitantes que se presentaron en la ciudad.
Pero incluso con esas medidas en vigor, el turismo siguió creciendo y el aumento de las cifras atrajo la atención. Para 2019, los artículos de noticias que denunciaban el aumento del número de turistas mencionaron a Ámsterdam, junto a Venecia y Barcelona, como un excelente ejemplo de sobreturismo en Europa.
Sexo, cannabis y el “monocultivo”
Desde que estalló la pandemia, los líderes de Ámsterdam, encabezados por la alcaldesa, Femke Halsema, han continuado el impulso para regular el turismo, con un fuerte enfoque en el Barrio Rojo, una parte antigua del centro de la ciudad de Ámsterdam y un gran imán para los turistas.
En un típico sábado a la noche antes de la pandemia, el distrito, conocido como De Wallen, estaría agitado, con jóvenes yendo de un bar a otro, quizás alternando entre sex shops o cafés, o mirando prostitutas con poca ropa posando en sus vidrieras. Varias personas de Ámsterdam entrevistadas para esta nota, dijeron que ellos nunca consideraron visitar la zona en ese momento, debido al entorno ruidoso y atestado de gente.
“El espacio público está dominado por establecimientos que huelen casi todos a sexo, drogas y bebida”, escribió Halsema sobre el centro histórico de la ciudad en una carta oficial al ayuntamiento en julio de 2019. “El número de visitantes en constante aumento, la mala conducta, una mezcla de comercios minoristas reducidos, el aumento de los precios de las propiedades, la comercialización del espacio público y la subversión criminal exigen que se tomen medidas“.
En la misma carta, Halsema propuso cuatro escenarios para el futuro del trabajo sexual en el Barrio Rojo. (La prostitución es legal y está regulada en los Países Bajos). Uno de esos escenarios, la reubicación de las trabajadoras sexuales a un “hotel de prostitución” en otro lugar de la ciudad, ha atraído recientemente el apoyo de la mayoría de los miembros del concejo municipal. Sin embargo, la propuesta no ha sido totalmente aprobada; se han programado más discusiones para este verano, dijo una portavoz de la ciudad de Ámsterdam.
Otra propuesta de la oficina de la alcaldesa es que sea ilegal que los turistas compren cannabis en los cafés de Ámsterdam, que están concentrados en el distrito de la Zona Roja, algo popular entre los turistas. Actualmente, se están estudiando los efectos potenciales de semejante movimiento, dijo la vocera.
Y el verano pasado, en respuesta a las quejas sobre el aumento en el uso compartido de viviendas, la ciudad impuso una prohibición total de todos los alquileres de vacaciones a corto plazo en tres vecindarios del centro de la ciudad, incluido el Barrio Rojo. La prohibición fue revocada en la corte a principios de este mes, pero los funcionarios de la ciudad ahora están trabajando para encontrar una manera de volver a imponer la medida legalmente.
Ámsterdam también se ha unido a otras 20 ciudades europeas para defender normas más estrictas sobre las plataformas de alquiler vacacional en la Comisión Europea y en el Parlamento Europeo.
Las medidas están en línea con el enfoque práctico holandés para abordar los problemas, dijo el vicealcalde de la ciudad, Victor Everhardt, y agregó que, si bien la pandemia no cambió el curso de acción de la ciudad, es posible que haya acelerado su ritmo.
Los residentes de Ámsterdam tienen grandes expectativas en la vida de la ciudad y los políticos no tienen miedo de impulsar nuevas medidas, explicó Everhardt, incluso si algunas de esas medidas pueden terminar siendo impugnadas en los tribunales. “Simplemente estamos avanzando y lidiando con el problema”, dijo, y agregó: “No hay una solución milagrosa”.
Pero algunas de las medidas propuestas han resultado controvertidas. La idea de reubicar a las trabajadoras sexuales, por ejemplo, es ampliamente rechazada por quienes trabajan en la prostitución, dijo Irina, portavoz de Proud, un sindicato de unas 300 prostitutas en Holanda.
“El problema no son las prostitutas. Hemos estado en el mismo lugar durante siglos “, dijo Irina, quien se negó a compartir su apellido, citando preocupaciones sobre la privacidad. “El problema es la gran cantidad de turistas que vienen a Ámsterdam, y lo hacen por muchas razones”.
Irina señaló que el Proyecto 1012 del gobierno, una iniciativa que cerró más de 100 ventanas de trabajadoras sexuales en el Barrio Rojo durante la última década, no había hecho nada para aliviar el hacinamiento del vecindario o reducir el comportamiento perturbador. En lugar de centrarse en las prostitutas, agregó, el gobierno debería poner más policías en las calles y asegurar el cumplimiento de las reglas existentes contra la micción pública, la embriaguez pública y la alteración del orden público
Las trabajadoras sexuales “están siendo tomadas como chivo expiatorio, junto con los cafés, por causar los problemas, lo cual no es así”, dijo Irina.
La reciente propuesta del alcalde de prohibir que los cafés de Ámsterdam vendan cannabis a residentes no holandeses también ha atraído oposición. Los turistas y lugareños que frecuentan los 167 cafés con licencia de la ciudad vienen a relajarse, socializar, tal vez jugar un juego de mesa y fumar cannabis, que está despenalizado para uso personal en Holanda. No se permiten bebidas alcohólicas ni drogas duras.
Joachim Helms, propietario de un café y portavoz de la Asociación Holandesa de Minoristas de Cannabis, dijo que la prohibición propuesta obligaría a los visitantes a comprar su cannabis en la calle, donde es más probable que se aprovechen de ellos; también dañaría la reputación de Ámsterdam como ciudad internacional.
“Si la gente ha experimentado muchas molestias por parte de los turistas en la ciudad, entonces, por supuesto, hay que ver de dónde viene esa perturbación”, dijo. “Por lo general, los chicos hacen ruido en la calle y están borrachos, y esa no es la gente típica de los cafés”.
El apoyo a las prostitutas y los dueños de cafés se hizo eco en varias entrevistas con residentes de Ámsterdam, incluido Roy Van Kempen, un gerente de marketing de 31 años que vive en Ámsterdam desde 2008.
“París tiene la Torre Eiffel y nosotros tenemos el Barrio Rojo y esta idea de que todo es posible en Ámsterdam. Y me gustaría mantenerlo así“, dijo.
Pero Irina, Helms, Van Kempen y media docena de habitantes de Amsterdam entrevistados coincidieron en que el centro de la ciudad tiene un problema importante: se ha arraigado un “monocultivo” turístico y se está expulsando a los residentes. Las empresas y los servicios que solían atender a los lugareños (panaderías de alta calidad, carnicerías y otros) han sido reemplazados por tiendas de souvenirs, heladerías y “tiendas de Nutella”, que sirven principalmente a los turistas. Mientras tanto, el aumento de los precios de la vivienda ha hecho que el centro de la ciudad sea inasequible para muchos lugareños.
Este monocultivo se ha convertido en el centro de atención durante el año pasado, dijo Udo, y agregó que le sorprendió lo desierto que se sintió el centro de la ciudad durante la pandemia, especialmente en comparación con otras partes de Ámsterdam. “Eso fue una verdadera revelación”, dijo. “No hay suficientes personas viviendo y trabajando para recuperar la vitalidad en el vecindario cuando los visitantes no están”.
“Casarse con un lugareño por un día”
Además de las restricciones propuestas por la oficina del alcalde, los funcionarios de la ciudad y algunos residentes también han intentado enfoques más suaves para abordar los problemas asociados con el turismo, algunos de los cuales se implementaron con éxito antes de la pandemia.
Una estrategia fundamental ha sido intentar apelar a los visitantes incluso antes de que lleguen. La campaña Enjoy and Respect de Ámsterdam, que se lanzó en 2018, se centró en la fuente principal de los problemas de comportamiento, los hombres holandeses y británicos de entre 18 y 34 años, con mensajes sobre las multas en las que podrían incurrir por orinar en la calle, tirar basura o emborracharse en áreas públicas. Una encuesta posterior mostró que los mensajes habían llegado al menos a parte de esa audiencia, pero medir la efectividad de la campaña ha demostrado ser un desafío.
Para aliviar el hacinamiento en el centro, Amsterdam & Partners ha estado animando a los visitantes a explorar otras partes de la ciudad, como Amsterdam Noord, donde un antiguo astillero industrial alberga mercados de pulgas, festivales de música y proyecciones de películas al aire libre en el verano. En Nieuw-West, los visitantes pueden probar la vida nocturna local o pasear por el lago Sloterplas. Pero incluso si estas áreas logran atraer visitantes, puede ser difícil lograr que un número considerable de turistas se aleje de los lugares más populares.
“Las personas a menudo llegan con mucha menos orientación y comprensión de los lugares que visitan de lo que imaginamos y, por lo tanto, terminan en los mismos vecindarios del centro de la ciudad”, dijo Peter Jordan, director de conocimientos de Toposophy, una agencia que ha asesorado a Amsterdam & Partners. “Eso sucede en las ciudades de todas partes, y sucede en Ámsterdam”.
El Barrio Rojo y otros barrios entre la Estación Central de la ciudad y la Plaza Dam tienden a atraer a las multitudes más grandes, dijo Jordan, así como las áreas cercanas a las principales atracciones como el Rijksmuseum y la Casa de Ana Frank. De estos, agregó, el Barrio Rojo enfrenta los mayores desafíos.
Elena Simons, una de las líderes del movimiento Reinventar el turismo de Ámsterdam, está trabajando para encontrar formas nuevas y constructivas de atraer a los turistas de la ciudad. Simons es también una de las autoras de “The Untourist Guide to Amsterdam” y la co-creadora de un proyecto que permite a los turistas “casarse con un lugareño por un día”. Este recorrido alternativo, que se lanzó en 2019, es una experiencia de cuatro horas que comienza con una boda falsa (anillos, vestido y flores incluidos) e incluye un paseo personalizado por una parte menos conocida de la ciudad.
El objetivo de tales esfuerzos, dijo Simons, es encontrar formas para que los turistas establezcan conexiones significativas con los residentes de Ámsterdam e incluso tengan un impacto positivo en la ciudad, ya sea desyerbando en una granja urbana o uniéndose a una limpieza semanal de basura. El trabajo de la organización se vio interrumpido por la pandemia, dijo Simons, pero es optimista de que el interés aumentará rápidamente cuando los visitantes regresen. Sin embargo, con los casos de Covid aumentando nuevamente en Holanda y muchos otros países europeos, es posible que aún pase algún tiempo antes de que los viajeros de fuera del continente puedan visitar.
Jordan, el analista de turismo, dijo que otros destinos turísticos europeos que enfrentan desafíos similares podrían aprender mucho al estudiar las experiencias de Ámsterdam.
“Algo que admiro de Ámsterdam es que han estado preparados para ser honestos y demostrar que reconocen cuáles son los problemas y toman medidas reales para resolverlos”, dijo Jordan, “porque otras ciudades no necesariamente han llegado tan lejos“.
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