Por qué América Latina debe jugar un rol en ponerle fin al genocidio uigur
Pedimos a los gobiernos de América Latina que estén a la altura de sus valores democráticos constitucionales; es necesario que los países latinoamericanos salgan de la visión binaria – y partidaria – de ser “anti” o “pro” China
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Mis colegas y yo, que defendemos la dignidad de nuestro pueblo, trabajamos sin descanso para poner fin al genocidio uigur. La comunidad uigur, junto con otros pueblos túrquicos del Turquestán Oriental, bautizado por el gobierno chino como Xinjiang, está sufriendo desapariciones masivas, esterilizaciones forzadas, asimilación forzosa de nuestros hijos en internados coloniales y trabajos forzados a manos del gobierno chino. Solamente en el último año, estos posibles crímenes de lesa humanidad fueron documentados por el Alto Comisionado a los Derechos Humanos de la ONU, tres comités de expertos en discriminación racial, derechos culturales y derechos de las mujeres, y decenas de Relatores Especiales. Mientras la comunidad internacional se despierta ante esta crisis, el papel fundamental de América Latina aún se ignora.
América Latina tiene una admirable historia de superación del colonialismo y de regímenes autoritarios, que emplearon métodos similares para callar las demandas populares y la disidencia. Los pueblos de América Latina tienen la autoridad moral y la responsabilidad de solidarizarse con el pueblo uigur.
Por este motivo, nuestra delegación de líderes uigures está visitando cuatro países de América Latina para solidarizarnos con el pueblo latinoamericano.
Los gobiernos de América Latina tienen verdadera autoridad moral para hablar en instituciones internacionales que luchan contra la discriminación racial y para proteger la dignidad humana, como el Consejo de Derechos Humanos y la Asamblea General de la ONU. En cinco ocasiones, declaraciones conjuntas en las Naciones Unidas condenaron el trato de China a los uigures, en octubre de 2019, octubre de 2020, junio de 2021, octubre de 2021 y octubre de 2022. Agradecemos enormemente a Honduras y Guatemala que se hayan sumado como firmantes, pero lamentamos la ausencia de voces progresistas del continente. Este silencio es ensordecedor.
Entendemos y reconocemos que los países latinoamericanos tienen relaciones complejas con China. Pekín se ha convertido en un socio económico cada vez más importante para muchos países de la región, y esto se ha priorizado sobre las preocupaciones en materia de derechos humanos.
Sin embargo, para que Argentina, y otros países de la región puedan sostener una relación más balanceada con China a largo plazo, es necesario salir de la visión binaria – y partidaria – de ser “anti” o “pro” China, aceptar la complejidad de la relación con China, incorporar verdaderamente los derechos humanos en la diplomacia argentina hacia China y así, cooperar donde se deba cooperar, y expresar preocupaciones de forma contundente cuando sea necesario.
La crisis uigur es una catástrofe humanitaria que exige una acción inmediata desde todos los rincones del planeta. Los movimientos de derechos humanos y los gobiernos democráticos latinoamericanos son mundialmente conocidos por su historia de lucha por la justicia social y por ser defensores de la diversidad cultural y lingüística. En nuestro viaje a Argentina, hemos aprendido mucho de la sociedad civil argentina, y su pasado de lucha por los derechos humanos. Por ello, los uigures creemos que no podemos emprender esta lucha histórica sin la ayuda de nuestros amigos de aquí.
En primer lugar, los gobiernos latinoamericanos deben promulgar leyes que impidan que las empresas se beneficien del sistema de trabajo forzoso uigur. Gran parte de los productos que utilizamos a diario, desde aparatos electrónicos hasta prendas de algodón, proceden de fábricas en las que el gobierno obliga a los uigures a trabajar en condiciones deplorables. El propio Relator Especial de la ONU sobre esclavitud reconoció el trabajo forzado uigur, señalando que en algunas instancias podría constituir el crimen de lesa humanidad de esclavitud. Aplicando restricciones a la importación de productos fabricados con trabajo forzoso y aumentando la transparencia en las cadenas de suministro, los países latinoamericanos pueden garantizar que sus consumidores no son cómplices del genocidio.
En segundo lugar, los países latinoamericanos deben utilizar su influencia para apoyar el multilateralismo y poner fin a este genocidio del siglo XXI. A través de canales diplomáticos e instituciones multilaterales como las Naciones Unidas, los países latinoamericanos pueden trabajar juntos para apoyar la rendición de cuentas y la justicia para los uigures. En septiembre de 2022, Argentina, México y Brasil contribuyeron, mediante sus abstenciones, a que China pudiera impedir la adopción de una resolución del Consejo de Derechos Humanos sobre los derechos de los uigures: si el gobierno argentina quiere mantener su credibilidad, esto no puede repetirse en el futuro. La injusticia en cualquier lugar amenaza la justicia en todas partes.
Adoptando una postura unificada, los gobiernos progresistas de América Latina pueden amplificar su voz en la escena mundial, defendiendo una posición firme desde el Sur Global a favor de la justicia y los derechos humanos. Si potencias regionales como Brasil, Argentina, México y Chile hablan con una voz común, pueden hacer frente común ante las tácticas de división regional del gobierno chino, que utiliza la amenaza de represalias económicas para obligar a las potencias medianas a guardar silencio.
Es importante señalar un avance muy alentador. En agosto de 2022, los abogados del Proyecto Uigur de Derechos Humanos (UHRP) y del Congreso Mundial Uigur (WUC) presentaron una denuncia penal en Buenos Aires en virtud de las disposiciones de jurisdicción universal de la Constitución argentina. Nuestra presentación legal expone numerosas pruebas de crímenes atroces contra los uigures y otros pueblos túrquicos. El caso sigue su curso y los abogados están preparando más pruebas a partir de testimonios de supervivientes, documentos del gobierno chino, fotografías e imágenes por satélite.
Pedimos a los gobiernos de América Latina que estén a la altura de sus valores democráticos constitucionales. Deben tomar medidas más audaces y trabajar juntos para hacer frente a esta crisis humanitaria. Como región que ha triunfado sobre su propia historia de colonialismo y autoritarismo, América Latina puede y debe actuar como amiga del pueblo uigur, como un líder del Sur Global que tenga una autonomía y protagonismo en derechos humanos con base en información imparcial de la ONU.
La solidaridad mundial es fundamental para acabar con el “statu quo” ante las crisis de derechos humanos. En mayo de 2023, un grupo de parlamentarios mexicanos se manifestó en defensa de los tibetanos que sufren y se ganó la admiración del mundo entero. El tiempo de la pasividad y del silencio ya pasó. Nuestra delegación uigur viene a América Latina para instar a los gobiernos y a la sociedad civil a unirse a la lucha contra el genocidio uigur. Juntos, podemos marcar una diferencia tangible en la vida de millones de inocentes que han sufrido durante demasiado tiempo.
Omer Kanat es Director Ejecutivo del Proyecto Uigur de Derechos Humanos (Uyghur Human Rights Project) y Presidente del Comité Ejecutivo del Congreso Mundial Uigur
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