El primer ministro, Edi Rama, es quien impulsa esta idea que tiene como fin que este espacio sea “un centro de moderación, tolerancia y coexistencia pacífica”; quiénes y por qué se oponen al proyecto
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El número de países que hay en el mundo está por crecer. Si todo se da según lo anunciado, Europa verá el nacimiento de un nuevo estado, el cual estará enclavado dentro de otro ya existente: Albania, república de la región de los Balcanes, al sureste del Viejo Continente.
El alumbramiento de la flamante nación será distinto a otros que se produjeron en los últimos años en distintas partes del globo. ¿La razón? No será producto de un conflicto político, religioso, étnico ni militar, sino que está siendo impulsado por el propio gobernante del país que sufrirá la escisión: el primer ministro albanés, Edi Rama.
Durante su intervención en la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrada a finales de septiembre, el mandatario sorprendió al asegurar que está dispuesto a ceder parte del territorio de Albania a una minoritaria secta musulmana con el propósito de crear un estado que sea “un centro de moderación, tolerancia y coexistencia pacífica”.
La oposición conservadora y analistas criticaron el anuncio del gobernante, por considerarlo una cortina de humo que busca distraer la atención sobre los problemas que afectan a Albania, como la corrupción o el despoblamiento causado por la masiva emigración.
El más pequeño entre los pequeños
El “Estado Soberano de la Orden Bektashi”, el nombre que hasta ahora se le dio al nuevo país, ocupará unas 11 hectáreas al este de Tirana, la capital albanesa, anunció Rama. De materializarse su fundación, el territorio le arrebatará al Vaticano el título del estado más pequeño del planeta. El cuartel general de la Iglesia católica y lugar de residencia de los papas tiene apenas una superficie de 44 hectáreas dentro de Roma (Italia).
El nuevo país albergará la sede política de los musulmanes bektashíes, la cual es la cuarta comunidad religiosa del país balcánico, por detrás de los musulmanes sunitas, los cristianos ortodoxos y los católicos. Solo los miembros del clero y las personas que trabajen en la administración estatal podrán obtener la ciudadanía del nuevo estado, el cual no tendrá fuerzas de seguridad ni tribunales, según ha trascendido a la prensa.
Y aunque el primer ministro albanés no precisó ni los plazos ni las fechas concretas para la creación de esta micronación, al parecer será una teocracia como el Vaticano, pues estará dirigido por líderes de esta comunidad musulmana perteneciente al sufismo. No obstante, la creación del nuevo país se antoja complicada.
El asunto debe ser aprobado por el Parlamento albanés, por una mayoría calificada de 94 de los 140 diputados que lo integran. El Partido Socialista de Rama tiene 75 escaños y la oposición conservadora ya ha mostrado su rechazo a la idea.
“Queridos amigos bektashíes, tengan cuidado, Edi Rama solo los utiliza cobardemente para distraer a la opinión pública de sus vínculos con el crimen y para ocultar la despoblación de Albania”, denunció el líder del opositor Partido Democrático y ex primer ministro, Sali Berisha.
“La iniciativa es inconstitucional, porque cede soberanía territorial del país y plantea una amenaza directa a la sociedad secular”, denunció a BBC Mundo, el exdiputado albanés Romeo Gurakuqi, quien es profesor en la London School of Economics.
En la otra orilla de un califato
Rama aseguró que su sorpresiva propuesta persigue promover no solo la convivencia interreligiosa, sino impulsar una forma de islam más tolerante. Asimismo, ha afirmado que el planteamiento está en sintonía con la historia albanesa.
“Somos una nación pequeña, pero hemos dado al mundo buenos ejemplos de defensa de la humanidad”, declaró el mandatario, quien recordó que luego de la Segunda Guerra Mundial el país balcánico se convirtió en el único en Europa que vio su población judía aumentar. “La comunidad judía en Albania se multiplicó por veinte durante el Holocausto gracias a que familias musulmanas y cristianas los protegieron de los nazis”, afirmó.
Y recordó que esa solidaridad volvió a repetirse más recientemente durante la caída de Afganistán a manos de los talibanes, cuando “albergamos a varios miles de afganos que de otro modo habrían terminado en el noveno círculo del infierno: muertos, encarcelados o ciegos para siempre”.
El nuevo miniestado estará en las antípodas de los califatos que grupos islámicos radicales como los talibanes o el Estado islámico han impuesto en Afganistán y en partes de Siria e Irak, y también de los regímenes autoritarios imperantes en países como Irán o en la mayoría de los del Golfo. Así lo prometieron tanto las autoridades albanesas como los líderes bektashíes.
En el futuro país musulmán no estará prohibida la venta y consumo de alcohol, no habrá segregación según sexo y ni habrá códigos de vestimenta; es decir que ni el hijab (velo islámico) ni la burka serán de uso obligatorio para las mujeres.
“Dios no prohíbe nada, por eso nos dio mentes”, declaró el clérigo Edmond Brahimaj, conocido por sus seguidores como Baba Mondi, el líder de los bektashíes albaneses, en una reciente entrevista al diario estadounidense The New York Times. “Todas las decisiones se tomarán con amor y bondad”, agregó el religioso, de 65 años, y quien fue miembro del ejército albanés durante el régimen comunista, en declaraciones posteriores.
¿Quiénes son los bektashíes?
Según lo anunciado por Rama, el nuevo Estado albergará a esta secta musulmana nacida en el siglo XIII en Anatolia (Turquía) que respeta al gran imán Alí, el yerno de Mahoma. “Es un camino místico islámico que busca la perfección del hombre y conducirlo a Dios”. Así se define el grupo, según se lee en su página web.
“Son la gran orden sufí étnicamente turca”, explicó a BBC Mundo el profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid (España), Ignacio Gutiérrez de Terán. “Como otros grupos sufíes consideran que no se ha entendido bien el mensaje divino y parten de la idea de que abstenerse de beber alcohol, ayunar o peregrinar a La Meca no hace que uno sea un mejor creyente”, explicó.
“Por el contrario, (los bektashíes) creen que esas reglas son grilletes y obligan a las personas a hacer una serie de prácticas y de ritos mecánicos que desvirtúan el verdadero mensaje religioso, que es ante todo espiritual”, remató el catedrático.
Esta postura más laxa y relajada explica también porque son más tolerantes y están más dispuestos a convivir con otras creencias, una situación que los ha colocado en la mira de las corrientes mayoritarias del islamismo a lo largo de los siglos. “Los chiitas y sunitas los repudian, porque dicen que se han desviado mucho del verdadero mensaje del Corán”, afirmó Gutiérrez de Terán. Para sus celebraciones y rituales emplean la música y la danza. Asimismo, sus mezquitas no tienen minaretes (torres).
¿Cuándo y cómo terminaron los bektashíes en los Balcanes?
A finales del siglo XIX, pero sobre todo tras la Primera Guerra Mundial, los miembros de esta secta musulmana fueron forzados a trasladarse a otras zonas del antiguo Imperio Otomano luego de que las autoridades de la naciente república turca proscribieran las actividades de las distintas expresiones religiosas y les retiraran el apoyo estatal.
“La persecución que sufrieron ayudó al desarrolló del nacionalismo albanés”, afirmó a BBC Mundo el historiador albanés, Artan Hoax, quien es profesor en la Universidad de Pittsburg (Estados Unidos).
Según el censo de 2023, aproximadamente el 50% de los 2,4 millones de habitantes de Albania son musulmanes. La mayoría de los musulmanes albaneses son sunitas y aproximadamente el 10% pertenecen a la comunidad bektashi. Los católicos romanos y los cristianos ortodoxos constituyen la mayor parte del resto de la población.
¿Por qué ahora?
Aunque Rama aseguró que su propuesta persigue promover la convivencia entre distintas confesiones, hay quienes consideran que hay otros motivos detrás de ella. “Creo que esto debe verse como un esfuerzo de Rama para atraer al electorado de esta comunidad. El año que viene hay elecciones en Albania y la popularidad de Rama viene cayendo por los escándalos de corrupción y la emigración y fuga de cerebros, las cuales han alcanzado niveles alarmantes”, apuntó Hoax.
En similares términos se pronunció el exdiputado Romeo Gurakuqi, quien indicó que “el primer ministro tiene la tendencia a perseguir causas extrañas para desviar la atención del público de los problemas que verdaderamente importan a la sociedad”. Gurakuqi justificó sus señalamientos en el hecho de que la minoría bektashi no había abogado por tener un Estado propio, hasta ahora.
Por su parte, el profesor de Antropología Social de la Vrije Universiteit Ámsterdam (Países Bajos), Dimitris Dalakoglou, aseveró que el planteamiento parece estar dirigido a facilitar la incorporación de Albania a la Unión Europea (UE).
“Albania podría ser el primer país con una mayoría de origen musulmán en la UE y al promover el bektashismo Rama hace una elección estratégica: Impulsa una orden musulmana independiente de influencias externas y que antagoniza con el sunismo y el chiismo”, explicó a BBC Mundo. Albania solicitó unirse a la UE en 2009 y desde 2014 es considerado un candidato oficial a incorporarse al club europeo.
Jugando con fuego
Los expertos consultados por BBC Mundo consideraron que la jugada del mandatario albanés es riesgosa. “Esta concesión de poder a los betkashi seguramente inquietará a los líderes sunitas albaneses, quienes verán amenazado su poder y conexiones internacionales”, apuntó Dalakoglou.
Gurakuqi, entretanto, denunció que “fortalecer a una secta religiosa dentro de una sociedad multicultural no fomenta la tolerancia ni la coexistencia, sino que privilegia a una comunidad sobre las demás”.
Sin embargo, los expertos descartaron que la eventual creación del miniestado musulmán pueda volver a encender el polvorín de los Balcanes, el cual a finales del siglo XX y principios del XXI vivió varias guerras en lo que alguna vez Yugoslavia.
Algunos de los especialistas incluso pronosticaron que la materialización de la propuesta será simbólica y no tendrá impacto real en el resto del mundo musulmán. “Creo que esto es algo anecdótico”, afirmó Gutiérrez de Terán. “No creo que el resto de los musulmanes tomen en serio un Estado musulmán donde la gente va a poder beber alcohol delante de una mezquita y donde las mujeres podrán mostrar su cabello”, agregó el experto español, quien recordó que los bektashíes son “intrascendentes” para el resto de los musulmanes.
*Por Juan Francisco Alonso
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