Por falta de rigor en los controles, algunas torres del sur de Florida pudieron saltarse inspecciones durante años
La aplicación y el monitoreo de las regulaciones por parte de los diferentes gobiernos municipales han sido muy desparejos
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MIAMI.- En medio del humo y las cenizas de una ciudad convulsionada por enfrentamientos raciales y crisis inmigratorias, seguían proliferando las torres. A principios de la década de 1980, cada nuevo desarrollo inmobiliario redibujaba el horizonte urbano de Miami y representaba una ambiciosa apuesta a la recuperación de la golpeada comunidad del sur de Florida.
Durante los 40 años que siguieron, torres como las Champlain Towers, en el tranquilo frente costero de Surfside, quedaron como testimonio del notable rebote de Miami y lujosos símbolos de resistencia, no solo a los altibajos económicos, sino a la inclemencia de los elementos naturales en la región: un sol calcinante y lluvias torrenciales, vientos implacables y corrosiva agua salada.
Las regulaciones de los edificios en torre de Florida están entre las más estrictas de Estados Unidos, pero tras el desplome de las Champlain Towers South, el 24 de junio, ha empezado a acumularse evidencia de que la aplicación y el control de esas regulaciones por parte de los diferentes gobiernos municipales han sido muy desparejos, o directamente nulos.
Funcionarios del condado de Miami-Dade dijeron la semana pasada que estaban priorizando la revisión de 24 edificios que no habían aprobado la inspección estructural o eléctrica que se les exige cuando cumplen 40 años o que directamente no habían presentado el informe de inspección. Pero los propios registros del condado muestran que 17 de esos expedientes están abiertos desde hace más de un año. Dos de esos expedientes son contra edificios que son propiedad el condado. El expediente más antiguo espera resolución desde el año 2008.
En la pequeña localidad de Bay Harbor Islands, dos islotes de tierra en la bahía Vizcaína, ahí nomás, al noroeste de Surfside, hay más de una docena de estructuras y edificios comerciales de varios pisos que han sido intimados a presentar los informes de inspección que hasta la semana pasada, según los registros, no han remitido a las autoridades. Una de las propiedades tiene más de siete años de atraso en la presentación de los papeles.
Hace años que la ciudad de North Miami Beach intenta infructuosamente que el edificio de 10 pisos Crestview Towers, perteneciente a ese distrito, cumpla con los requisitos de la ya famosa “recertificación de los 40 años”. El consorcio del edificio finalmente envió los papeles, nueve años tarde, la semana pasada, y el informe deja constancia de problemas críticos de seguridad, según reveló una fuente del municipio. El viernes, las autoridades ordenaron la evacuación del edificio.
Al mismo tiempo, los gobiernos locales están implementando controles al azar, para identificar otros edificios potencialmente inseguros en la región, con la antigüedad y la altura de la construcción como criterio para realizar una inspección más rigurosa en un lugar o en otro. Al menos un municipio —la localidad de Key Biscaine— decidió no realizar inspecciones suplementarias, dijo un funcionario local.
Aunque los auditores de mantenimiento edilicio se enfoquen solo en torres de diez pisos o más construidas en en las décadas de 1970 y 1980, la tarea igual sería titánica. Un análisis de los registros de propiedad realizado por The New York Times muestra que a lo largo de las localidades del condado de Miami-Dade hay por lo menos 270 edificios con esas características, y decenas más en las zonas aisladas del condado.
A los investigadores todavía les queda por determinar si el colapso del Champlain Towers South fue causado por problemas estructurales inherentes, por falta de mantenimiento, o por algún factor hasta ahora desconocido. La semana pasada se vieron obligados a detener los trabajos en el lugar debido al peligro de derrumbe de la parte del edificio que quedaba en pie. El domingo, tras el embate de una tormenta tropical que azotó la península desde el Caribe, las autoridades demolieron el resto del edificio.
Construcción y corrupción
Miami está repleta de edificios de muchos pisos que están expuestos desde hace décadas al sol, la lluvia, los vientos y el agua salada.
Algunos fueron construidos en las décadas de 1930 y 1940, durante el apogeo del art deco en Miami. Otros aparecieron durante una era de crecimiento explosivo, en las décadas de 1950 y 1960. Los registros muestran que entre 1970 y 1979 en las “islas barreras” que rodean la ciudad de Miami se construyeron más de 57 rascacielos.
En 1981, el año en que se terminaron los edificios de las Champlain Towers, la revista Time publicó un artículo de portada titulado “¿Paraíso perdido?” que ponía el foco en el alto índice de homicidios y contrabando de drogas el sur de Florida.
El desarrollador del proyecto de las Champlain Towers fue un abogado y empresario de Toronto llamado Nathan Reiber que murió en 2014. Antes de mudarse a Florida en la década de 1970, Reiber había tenido problemas con las autoridades fiscales canadienses, y se declararía culpable de un cargo de evasión fiscal en Canadá. Mientras se construía el complejo, otros desarrolladores criticaron a los funcionarios de la ciudad por aceptar aportes de campaña del proyecto, a cambio de darle luz verde.
Los registros de las investigaciones del gran jurado durante las décadas de 1980 y 1990 revelan la negligencia de los inspectores de construcción del área de Miami, aunque gran parte de esas investigaciones referían a inspecciones de viviendas unifamiliares. Otras investigaciones penales revelaron que empleados de gobierno aceptaban sobornos de los desarrolladores, incluido, en épocas recientes, el máximo responsable de la construcción en Miami Beach.
Aún así, ninguna investigación arroja evidencia de que los edificios de gran altura construidos durante esa época hayan sido más propensos a tener problemas que otros, dicen los expertos en mantenimiento edilicio y los constructores.
En los últimos días, residentes y visitantes de otros edificios viejos del área de Miami han publicado fotos y videos de fisuras en el hormigón y otros problemas en las redes sociales, pero suele tratarse de cuestiones superficiales que no son motivo de alarma. “Las grietas no son todas iguales”, dice Allyn Kilsheimer, ingeniera en estructuras contratada por Surfside para colaborar con la investigación del colapso de Champlain Towers. “El tema es entender qué tipo de grieta es, qué puede haberla causado, y en todo caso ahí asegurarse de que el problema no avance”.
Los registros de la propiedad muestran que desde finales de la década de 1970 hasta finales de la de 1980 se construyeron más de 30 rascacielos en las áreas costeras de Miami, y los documentos y entrevistas sugieren que su estado de conservación varía drásticamente de un edificio a otro.
Once de esas torres tiene 12 pisos o más fueron construidas en los tres años anteriores a la construcción de Champlain Towers South. Todas tienen más de 40 años, cuando deben presentar una recertificación que demuestre que han sido inspeccionadas por un ingeniero en busca de problemas estructurales y eléctricos.
Cumplimiento desigual
A diferencia de los estándares para viviendas unifamiliares —que fueron muy criticados tras los destrozos del huracán Andrew, que en 1992 arrasó con vecindarios enteros—, las regulaciones de Miami para estructuras de muchos pisos han estado entre las más estrictas del país desde la década de 1950, y en eso coinciden los constructores y los ingenieros.
Una razón de las principales razones de esa exigencia es que muchos de los primeros rascacielos de la zona se levantaron en el frente de playa, y los funcionarios querían asegurarse de que pudieran resistir los vientos huracanados, las inundaciones y las tormentas.
“Conseguir permiso para construir siempre fue difícil en el sur de Florida”, dice Oscar Sklar, un arquitecto y constructor que trabajó en la construcción del complejo Champlain Towers East en Surfside, en 1994. “Y no creo que antes fuese más laxo que ahora.”
Las regulaciones se hicieron aún más estrictas en la década de 1970, cuando el colapso de un edificio de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos llevó a imponer la obligatoriedad de la recertificación de los 40 años.
Esas regulaciones sufrieron un nuevo apretón de tuercas a mediados de la década de 1980, después del derrumbe de una obra en construcción en Cocoa Beach, a unas 60 millas al este de Orlando, donde murieron 11 trabajadores. A partir de ese cambio, los desarrolladores estuvieron obligados a contratar inspectores independientes para monitorear la integridad estructural durante las obras, pero en 1981, cuando se estaba construyendo Champlain Towers South, todavía no estaba en vigor.
De todos modos, los edificios de toda la región acumulan un largo historial de incumplimiento, que en algunos casos se han perpetuado por la complicidad o negligencia de los organismos de control.
(Traducción de Jaime Arrambide)
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