Polonia: Duda seguirá en el poder con una agenda ultraconservadora que irrita a la UE
PARÍS.– Al término de una segunda vuelta marcada por una fuerte participación, el presidente saliente de Polonia, Andrzej Duda, del partido nacionalista conservador Derecho y Justicia (PiS), conservó ayer los plenos poderes. Su triunfo anuncia momentos de extrema tensión con la Unión Europea (UE), opuesta a los avances de su gobierno sobre la Justicia y los medios, y el hostigamiento de la comunidad gay.
En la pulseada entre las dos Polonias, una rural y ultraconservadora, de un lado, y otra liberal y citadina, por el otro, ayer ganó la primera: Duda superó a su rival, el progresista y pro-europeo alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, con el 51,2% de los votos, contra el 48,79%. Se trata de la victoria más ajustada de una elección presidencial desde el fin del comunismo, en 1989. Pero, con 68,2% de participación, el presidente saliente parece haber obtenido un inequívoco mandato que le permitirá ejecutar por tres años más –hasta las próximas elecciones legislativas– las políticas del PiS, fuertemente influenciadas por la Iglesia Católica más tradicionalista y extremadamente controvertida tanto dentro de Polonia como en la UE.
En 2017, y tras dos años de advertencias y negociaciones infructuosas, la Comisión Europea (CE) decidió activar el artículo 7.1 del Tratado, que puede culminar con la suspensión de los derechos de voto de un país en todas las instancias europeas. El bloque llegó a tomar esa iniciativa sin precedente después de las frecuentes violaciones del Estado de Derecho cometidas por el PiS.
Polonia es el principal beneficiario de los fondos de ayuda de la UE y muchos en Bruselas querrían condicionar esas sumas al respeto por parte de Varsovia de los principios de la UE, como lo permiten los tratados europeos.
Entre otras violaciones de los principios del bloque, en el actual gobierno polaco –por ejemplo– el ministro de Justicia también ejerce la función de fiscal general. Esto le confiere extraordinarios poderes sobre el tratamiento de los procesos judiciales. Por su parte, el presidente tiene poder de veto sobre la Legislatura. Una victoria del liberal Trzaskowski hubiera echado por tierra todas esas ambiciones de control por parte del PiS.
Apenas conocidos los primeros resultados, Duda afirmó que seguirá reforzando el Estado polaco: "Construido sobre nuestra inviolable tradición, sagrada para todos nosotros, en la cual hemos sido educados durante generaciones".
Abogado de 48 años, el actual mandatario llegó al poder sorpresivamente en 2015 después de perder varias elecciones frente al todopoderoso líder del PiS, Jaroslaw Kaczynski. Muy amigo de su hermano gemelo, Lech Kaczynski, que murió en 2010, cuando su avión se estrelló en el aeropuerto de la ciudad rusa de Smolensk, Duda fue parlamentario en Polonia y luego, diputado europeo, antes de llegar a la presidencia.
Nacionalista conservador y ultracatólico, el presidente es un ardiente defensor de un generoso programa de ayuda social, gracias al cual cada familia recibe unos 110 euros mensuales por cada menor de 18 años. Gran cantidad de familias lograron salir de la pobreza gracias a esa política de subsidios del PiS. Por primera vez desde el fin del comunismo la gente más frágil siente que un partido se preocupa por ella.
Ese sentimiento es particularmente fuerte en pequeños pueblos y ciudades del interior, donde el PiS tiene su principal zócalo electoral.
Otra de las grandes promesas de Duda y su partido es su decisión de "proteger a las familias polacas" de lo que llama la "importada ideología gay", que, asegura, "intenta sexualizar en forma agresiva a los niños polacos". También ha decidido endurecer las leyes contra el aborto, que ya se cuentan entre las más restrictivas de Europa, así como rechazar la idea de indemnizar a las familias judías por los bienes robados por el nazismo durante el comunismo.
Pero Duda tendrá ahora la dura tarea de reconciliar el país. No solo el PiS no obtuvo el éxito exorbitante que esperaba después de cinco años de "revolución conservadora" y distribución social sin precedente, sino que la grieta entre las dos Polonias nunca fue tan profunda. El mapa poselectoral muestra dos enormes fracturas. Una generacional: el 64,4% de los jóvenes votaron por Trzaskowski; el 61,7% de los mayores de 60 años, por Duda. Otra, geográfica: 66,5% de los citadinos votaron por el primero; 63,2% de habitantes del interior, por el segundo.
Para muchos analistas, la ajustada victoria de Duda también conducirá a reclamos ante la Justicia.
En conferencia de prensa, ayer por la mañana, los responsables de la comisión electoral declararon no estar seguros del momento exacto en que los resultados finales serían anunciados. Pero, con el 99% de las mesas escrutadas, nadie esperaba un cambio fundamental en las cifras.
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