Polonia bate récords y se convierte en el nuevo "milagro europeo"
Impulsada por las masivas inversiones alemanas, es la única nación de la región que creció constantemente en los últimos años; ya se la menciona como "la próxima gran potencia"
POZNAN. - "Con estos bigotes del kaiser Guillermo, todos me miraban con cierta sospecha. Yo era «el alemán», el único de un pequeño pueblo cerca de la ciudad de Poznan. No hablaba ni una palabra de polaco y me tenía que mover con una secretaria que lo traducía todo. Hace 18 años, Polonia era lo «salvaje», la última frontera donde encontrar posibilidades de negocios", cuenta Hans Jörg Otto.
Empresario metalúrgico alemán, Otto todavía hoy agradece haber decidido recorrer sin vuelta atrás los 300 kilómetros de autopistas que separan Berlín, donde nació, de la ciudad polaca de Poznan. Su empresa, El-Cab, llegó a tener 500 empleados, todos polacos salvo él.
Los tiempos en que la economía polaca era sinónimo de caos e ineficiencia pertenecen al pasado. La revista Businessweek la celebró hace algunas semanas como "la economía más dinámica de Europa".
La revista Der Spiegel prefirió hablar de "el milagro de la puerta de al lado". Entre 2000 y hoy la economía de este país del este europeo creció un 3% promedio al año y es la única nación en Europa que no vivió ningún tipo de recesión tras la crisis financiera mundial de 2008.
Esto se debió también a un buen empujón (interesado) que recibió desde Alemania. Las inversiones directas de Alemania en Polonia fueron, en 2012, de 3600 millones de euros, el doble que dos años antes.
En este siglo, Berlín y Varsovia estrecharon una relación privilegiada, de la que ambas sacaron provecho.
Alemania descubrió su "China de Europa", un sitio donde producir con zonas de inversiones privilegiadas y salarios de un quinto del valor de los que reciben los alemanes. Polonia usó las inversiones alemanas como combustible para especializar su economía y mejorar su capacitación.
Es una amistad asimétrica. Pero el resultado es "la temporada más estable de la historia de Polonia", según la revista Foreign Affairs. Otros argumentan que el auge económico es la antesala del éxito político del país en un momento en que la extensión de Europa hacia el Este es un tema crucial.
La ciudad de Poznan es un buen ejemplo de lo que sucede. Stary Ryanek, la plaza del mercado central, es el corazón de la urbe. Los edificios de colores perfectamente restaurados ofrecen un marco ideal a la catedral central. En las terrazas de los bares, los mozos sirven cervezas, vodkas, patas de cerdo y mantas de lana: es mayo, pero el aire está helado. Los estudiantes internacionales caminan por las calles céntricas donde se cruzan con señoras que empujan carritos de compra y niños que acaban de recibir la primera comunión.
Para muchos otros, Poznan es una estación de tránsito. Dos trabajadores de la multinacional estadounidense 3M cenan en un restaurante antes de irse al día siguiente 300 kilómetros al Sur, donde su empresa evalúa una nueva inversión.
"Los días de mayor actividad son de lunes a viernes. Nuestros clientes son 80% hombres, viajan por negocios. Del total, una tercera parte son alemanes, otra tercera parte ingleses o estadounidenses, el resto es más bien europeo o asiático", explica a LA NACION el alemán Marco Foelske, director general del hotel Sheraton de Poznan y presidente del Circuito Industrial Alemán de la ciudad. Más de 1000 empresas alemanas están asentadas en la región de Poznan. Según Foelske, la entrada de Polonia en la Unión Europea, hace exactamente 10 años, fue lo mejor que le pudo pasar al país. "Vivo aquí hace seis años y la sensación es que el país dio pasos de gigante hacia adelante."
A pesar de ello, los problemas no faltan. Los analistas denuncian una doble división en el país. Por un lado es generacional, con una franja de mayores que se resiste al cambio: hasta 1989, Polonia perteneció al bloque soviético y sólo hace diez años entró en la Unión Europea (UE).
Por otro lado, hay una división geográfica: el Oeste prooccidental y el Este mantienen grandes diferencias.
Si la tasa de desempleo promedio sigue alta a pesar del crecimiento -en el 13% - esto se debe en particular a que en cierta parte del Este alcanza el 20%. En Poznan está en su límite estructural del 5%. "Las empresas aquí se roban trabajadores entre ellas, hay escasez de personal", asegura Foelske.
Es suficiente con citar a Volkswagen. El gigante automovilístico alemán ya fundó una planta en las puertas de la ciudad que cuenta con 7000 empleados y, en febrero anunció que abrirá otra a pocos kilómetros, por un total de otros 2300 puestos de trabajo.
Para quienes observan Polonia y su auge desde cerca, el crecimiento económico es tan sólo el primer indicador de algo más grande.
En una Europa que busca extenderse hacia el Este, el eje franco-alemán ya no es suficiente, explica Gunter Pleuger, presidente de la Universidad Viadrina, un centro europeísta de Fráncfort del Óder, en la frontera entre Alemania y Polonia. "Polonia es la próxima gran potencia y tendrá un papel clave en el futuro de Europa", concluye este veterano diplomático alemán.
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