Poco antes de morir, Benedicto XVI reveló en una carta el “motivo central” de su renuncia
Lo confesó el papa emérito en una carta que le envió semanas antes de morir a su biógrafo, el periodista alemán Peter Seewald
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ROMA.– Siempre se especuló con que la causa de la clamorosa renuncia al trono de Pedro de Benedicto XVI, papa emérito, anunciada el 11 de febrero de 2013, debía relacionarse con un cocktail de problemas vinculados con el gobierno de una curia romana llena de venenos, con el escándalo por la filtración de documentos llamado VatiLeaks, así como el de abusos sexuales en el clero.
A menos de un mes de su muerte –ocurrida el pasado 31 de diciembre, a los 95 años–, no obstante, su biógrafo oficial, el periodista alemán Peter Seewald, reveló que la causa decisiva fue otra: el insomnio.
Según un artículo del semanario alemán Focus, confirmado hoy por KNA –la agencia de noticias católica alemana–, fue el propio Benedicto, papa emérito, quien en una carta que le escribió a Seewald el 28 de octubre de 2022, nueve semanas antes de su fallecimiento, le desveló esa verdad. En esa última epístola le contó, en efecto, que el “motivo central” de su dimisión fue “el insomnio que me acompañó ininterrumpidamente desde la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia”. Este evento tuvo lugar en agosto de 2005, es decir, al principio de su pontificado, que comenzó en abril de ese mismo año, después del cónclave que lo eligió tras la muerte de Juan Pablo II, el 2 abril.
“Benedicto no quiso durante su vida crear escándalo sobre las circunstancias íntimas de su renuncia, que justificó con su falta de fuerzas”, dijo a KNA Seewald, quien lamentó que incluso ahora, después de su muerte, muchos sigan especulando sobre posibles otros motivos de ese paso al costado que marcó a fuego la Iglesia católica.
Justamente por esto, Seewald se sintió obligado a dar a conocer “el detalle decisivo del historial médico del papa alemán”. “Espero que esto ponga punto final a las teorías conspirativas y a las erradas especulaciones”, dijo el escritor, quien insistió en que el paso al costado de Joseph Ratzinger, primer papa dimisionario en 600 años, “se debió a motivos de salud, como él mismo expresó al anunciar la renuncia”.
De hecho, en su libro-entrevista con Ratzinger, Luz del mundo, de 2010, Benedicto XVI había anticipado que podría renunciar al trono de Pedro si sentía que ya no podía ejercer el cargo. “Si un Papa se da cuenta con claridad de que ya no es física, psicológica o espiritualmente capaz de ejercer el cargo que se le ha confiado, entonces tiene el derecho y, en algunas circunstancias, también el deber de dimitir”, aseguró Benedicto XVI cinco años antes de su abdicación.
Seewald reveló que en esa última carta del 28 de octubre de 2022, Benedicto –que ya estaba muy débil, sin poder moverse, ni casi hablar, pero lúcido, viviendo en el Monasterio Mater Ecclesiae, en los jardines del Vaticano–, le dijo que las “fuertes medicinas” que le había prescrito su médico personal , inicialmente habían funcionado para garantizarle “disponibilidad” como Papa. Pero esos fármacos pronto “alcanzaron sus límites” y fueron “menos y menos capaces de asegurar” que continuara su servicio.
Aunque fue durante su viaje a México y Cuba de marzo de 2012 que Benedicto tuvo un incidente serio, que precipitó las cosas. La mañana siguiente a la primera noche de esa visita, escribió en la carta, se encontró con su pañuelo “totalmente empapado de sangre”. “Tuve que golpearme por algún lado en el baño y me caí”, escribió el expontífice, al destacar que “por suerte” un médico logró tratar el asunto de modo que no fueran visibles las lastimaduras.
Después de ese incidente, su nuevo medico personal le prescribió una reducción de píldoras para dormir y sugirió que Benedicto solo apareciera en público por la mañana en futuros viajes al exterior. Según Benedicto, era claro que estas justificadas restricciones médicas “podían solo funcionar por un breve período”.
Su siguiente viaje internacional, la Jornada de la Juventud de Río de Janeiro, Brasil, iba a ser en julio de 2013 y sabía que no iba a poder “arreglarselas” con esta cita, por lo que planeó su dimisión para permitirle a “un nuevo Papa” viajar a Río, indicó Benedicto. En la epístola el papa emérito –que fue sucedido por Francisco, que tuvo en Río su debut internacional–, subraya que su decision de renunciar se dio después de una “seria y exhaustiva reflexión”, ya que en ese momento no podía ejercitar su rol apropiadamente.
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