La Agencia Internacional de Energía se refirió sobre este tema que atenta en contra del medioambiente y estimó una fecha al respecto
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El concepto del “tope del petróleo” -el momento en el que lleguemos a la capacidad de extracción máxima antes de que la producción disminuya de forma irreversible- rondó durante décadas.
El mundo no lo alcanzó por el momento y se desconoce cuándo llegará. No obstante, la Agencia Internacional de Energía (AIE), que asesora a los gobiernos en política energética, anunció que posiblemente se produzca un hito diferente pero relacionado: el tope en el consumo (o demanda) global de petróleo.
“Creemos que será a finales de esta década, probablemente en 2029 o 2030″, afirma Ciarán Healy, analista del mercado petrolero de la AIE y coautor del informe. “Pronosticamos un crecimiento -aunque desacelerado- para esta década y el petróleo sigue siendo un activo muy importante, aunque hay puntos de inflexión a la vista”, matiza.
Alcanzar el tope de consumo de petróleo no es suficiente para revertir el cambio climático y el nivel al que llegaremos al final de esta década todavía quedará muy lejos del necesario para mantener el aumento de la temperatura global dentro de límites seguros.
De hecho, la AIE señaló con anterioridad que, para alcanzar el cero neto de emisiones de CO2 en el sector energético en 2050 -imprescindible para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C sobre los niveles preindustriales- es necesario detener de inmediato la apertura de nuevas explotaciones de carbón, petróleo y gas.
En todo caso, sería importante que la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables se produzca a escala global.
La AIE no es el único organismo que ha anunciado el fin del aumento de la demanda de crudo. Compañías petroleras como BP también creen que está disminuyendo. Entonces, ¿qué hay detrás de estas cifras y qué impide un descenso más pronunciado?
El nuevo tope
Hasta principios de la década de 2010, los debates sobre el “tope del petróleo” se referían casi exclusivamente a las preocupaciones sobre el momento en el que se alcance la capacidad máxima de producción, a lo que seguirá una disminución irreversible.
Esta era una fuente de preocupación para los expertos en energía, que veían una creciente dependencia mundial del petróleo, si bien nunca se cumplieron las predicciones de una llegada -a veces, se decía, inminente- del nivel máximo de producción.
Una de las principales razones por las que el mundo no ha alcanzado este tope en los últimos años es la irrupción de fuentes de crudo no convencionales, como el petróleo de esquisto bituminoso y las arenas bituminosas, así como los descubrimientos de grandes yacimientos de petróleo con países como Guyana, Namibia y Brasil.
“Siempre ha habido nuevos descubrimientos o nuevas tecnologías, nuevas formas de extraer petróleo”, explicó Krista Halttunen, investigadora de finanzas sostenibles de la Universidad de Oxford y coautora de un artículo sobre el pico del petróleo publicado el año pasado, cuando era investigadora de doctorado en el Imperial College de Londres.
“De este modo, nunca alcanzamos un tope: en realidad, la capacidad de producción ha estado creciendo todo el tiempo que hemos tenido crudo”.
Sin embargo, mientras aumentaban en las últimas décadas las preocupaciones sobre el cambio climático, se producía un gran cambio en las opiniones sobre la extracción de combustibles fósiles.
La enorme influencia del carbón, el petróleo y el gas sobre el cambio climático global, unida al aumento de fuentes alternativas de energía renovable, puso de relevancia la urgencia de reducir y eliminar gradualmente los combustibles fósiles.
Mientras el mundo se esfuerza para reducir el consumo de estos recursos, ha surgido un nuevo concepto: que comencemos a dejar de necesitarlos antes de agotar todo lo que es posible extraer de la corteza terrestre. Este es el punto que la AIE cree que el planeta alcanzará a finales de la década de 2020.
Las nuevas proyecciones de la AIE provienen de su último informe petrolero a medio plazo y están ampliamente alineadas con su “escenario de políticas establecidas”, un panorama global relativamente conservador que se basa en lo ya implementado para lograr cambios climáticos y otras metas de energía, en lugar de asumir que se cumplirán todos los objetivos establecidos.
“Esta es una visión de lo que pensamos que va a pasar con base en las cosas que la gente ha dicho que van a hacer o que estamos seguros de que van a pasar”, indicó Healy.
Para que la demanda de petróleo disminuya antes se necesitarían políticas adicionales y cambios de comportamiento, señaló la AIE.
Incluso monitorear el uso actual de petróleo es un gran trabajo: “Aquí hay un gran equipo de estadísticos que esencialmente no hacen nada más”, afirmó Healy.
La proyección va hasta el año 2028, cuando la AIE cree que el mundo estará a punto de alcanzar la demanda máxima de petróleo.
Es la primera vez que la AIE determina que la demanda mundial de petróleo alcanzará su punto máximo en un período de tiempo tan corto.
“Cuando ejecutamos el modelo y vimos el tope, fue un poco sorprendente”, expresó Healy. “Claramente fue un resultado muy interesante”.
La clave para alcanzar el tope de consumo
Para comprender lo que la AIE cree que está sucediendo ahora con la demanda máxima de petróleo hay que considerar que el sector del transporte es, de lejos, el mayor consumidor de petróleo: representa alrededor del 60% de los 100 millones de barriles que se consumen a nivel mundial cada día.
“No hay nada que requiera tanto petróleo como el transporte”, afirmó Halttunen. De eso, alrededor del 45% del total -45 millones de barriles por día- se usa en combustible para vehículos como automóviles, camiones y camionetas, aseguró Healy.
Es aquí donde los cambios radicales ya están comenzando a frenar la demanda de petróleo. Dos grandes factores están impulsando esto: la llegada de combustibles alternativos para vehículos, especialmente los eléctricos, y una mayor eficiencia de los vehículos.
Los autos eléctricos han sido una gran historia de éxito, opinó Healy, y ya están teniendo un impacto en la demanda de nafta, especialmente en China, Europa y Norteamérica.
A nivel mundial, el 14% de todos los automóviles nuevos vendidos en 2022 fueron eléctricos, frente al 9% en 2021 y menos del 5% en 2020.
“Esperamos que siga teniendo un gran impacto, ya que se venden más y más vehículos eléctricos y se reemplaza el uso de motores de combustión interna en la flota”, afirmó Healy.
Los enormes cambios que se avecinan en el transporte global tampoco siempre son particularmente visibles para todos, señaló Halttunen.
China, por ejemplo, ahora tiene alrededor de 600.000 autobuses eléctricos y 13,8 millones de autos eléctricos en sus carreteras, más de la mitad de la flota del mundo.
Al mismo tiempo, el aumento de la eficiencia de los vehículos en muchos países en muchos tipos de transporte, impulsado en gran medida por estándares gubernamentales, está ayudando a mitigar los aumentos en la demanda de petróleo.
“A medida que se reemplaza la flota, con autos más viejos vendidos típicamente hace 15 o 20 años que son reemplazados por otros nuevos y mucho más eficientes, o aviones más nuevos que reemplazan a aviones más viejos y mucho menos eficientes (...), esto ayuda a limitar realmente el aumento en todas estas diferentes categorías”, sostuvo Healy.
Por supuesto, estos dos factores limitantes del uso mundial del petróleo en el transporte están siendo contrarrestados en cierta medida por el creciente deseo de personas de todo el mundo de moverse más.
“Al crecer la población y la economía la gente se vuelve más rica, especialmente en los países de ingresos bajos a medios”, explicó Healy.
“Uno espera que haya esta presión alcista subyacente sobre la demanda de movilidad de las personas y la demanda implícita de combustible que va con eso”, añadió.
La AIE cree que India, por ejemplo, asumirá el papel de más rápido crecimiento en el mercado mundial del petróleo durante los próximos cinco años.
Mientras tanto, el aumento de la demanda de SUV de alto consumo de nafta está incrementando las emisiones de CO2, especialmente en EE.UU.
Aún así, para 2026, la AIE espera que el uso general de petróleo en el transporte alcance su punto máximo y comience a disminuir.
La razón por la que la demanda general de petróleo seguirá aumentando en este punto se debe en gran medida a otro sector.
La creciente producción de plásticos
Los productos petroquímicos, que son derivados del petróleo, se utilizan para fabricar todo tipo de cosas, desde fertilizantes y caucho sintético hasta plásticos y ropa.
Impulsado por el uso creciente de plásticos y fibras sintéticas, el uso de materias primas petroquímicas continúa aumentando en el pronóstico de la AIE y supera la caída en la demanda del transporte hasta el final de la década.
China también es un gran jugador aquí: está invirtiendo grandes cantidades en refinerías para sustituir las importaciones de plásticos y fibras, lo que asegura el crecimiento del sector.
Por ello, la AIE no cree que el pacto global del año pasado para abordar los desechos tenga un gran impacto en el aumento de la producción de plásticos, al menos no en los próximos cinco años. Sin embargo, “dentro de cinco años, ese podría ser uno de los temas que de verdad estamos mejorando”, estimó Healy.
Las petroleras
La AIE no está sola en sus hallazgos sobre la inminente demanda máxima de petróleo; de hecho, algunas compañías petroleras piensan que es posible que ya haya sucedido.
En 2020, el análisis del sitio web Carbon Brief mostró que las cifras de la petrolera británica BP indicaban que la demanda mundial de crudo nunca recuperaría los niveles de 2019, luego de la caída de 9% por la pandemia en 2020.
Fue un gran cambio con respecto a las perspectivas anteriores de BP.
Las proyecciones más recientes de BP para este año muestran que la demanda mundial de petróleo se estabiliza o disminuye a partir de 2025 a más tardar, dependiendo de la fuerza de la acción climática, y continuará en descenso hasta 2050.
“BP les está diciendo a sus accionistas que su producto principal ha superado su mejor momento. A partir de aquí, todo va cuesta abajo”, escribió Hannah Ritchie, investigadora principal de Our World in Data en la Universidad de Oxford.
BP también afirma que la razón principal detrás de esta disminución son los cambios en el transporte por carretera, con una mayor eficiencia de los automóviles como principal causa en esta década y el cambio a los automóviles eléctricos como el mayor impulsor para 2050.
Incluso si esto comienza como una lenta tendencia a la baja, “sigue siendo un gran cambio respecto de la forma en que los inversores han visto la industria petrolera hasta ahora y en la que las empresas han visto su estrategia hasta ahora”, dijo Halttunen.
Por qué no será suficiente
Alcanzar la demanda máxima de petróleo, así como de carbón y gas, es un paso necesario en el camino hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero aún quedará un largo camino por recorrer antes de que se vea una reducción importante en el uso de combustibles fósiles.
“Lo más importante que tenemos que hacer para mitigar el cambio climático es dejar de quemar combustibles fósiles”, aseguró Halttunen.
“Estamos muy lejos de detenernos, pero cualquier señal de que podemos reducir, o al menos detener el crecimiento, sería bienvenida”, agregó la experta.
Un escenario en el que los combustibles fósiles son simplemente menos valiosos, como ocurriría con un cambio a las energías renovables, es probablemente más realista que uno en el que las empresas de combustibles fósiles dejan de ganar dinero voluntariamente, dijo.
El 82% de la energía total del mundo todavía proviene de combustibles fósiles.
Las energías renovables, como la solar y la eólica, han experimentado un rápido aumento en los últimos años (al 7,5% del uso de energía mundial), pero desde una base baja.
Incluso llegar a estos niveles ha sido un crecimiento increíble para las energías renovables, opinó Halttunen, porque superaron todas las expectativas de la AIE.
Pero el uso global de energía también está aumentando: la caída pandémica que se ve en el gráfico anterior fue solo temporal.
“Todavía tenemos países en desarrollo que aumentan su uso de energía, incluso cuando algunos países desarrollados en realidad están reduciéndolo”, dijo Halttunen.
Si el uso general de energía supera el crecimiento de las energías renovables, no comenzaremos a reducir los combustibles fósiles.
Healy ve la proyección de demanda máxima de petróleo de la AIE como “algo esperanzador” que muestra que ya hay consecuencias visibles en el mundo real para las políticas climáticas correctas.
Pero también señaló que todavía queda un largo camino por recorrer en lo que respecta a frenar el cambio climático. “Esto no es suficiente, esto no está cerca de la trayectoria neta cero”, dijo, “hay mucho más por hacer para adentrarnos en ese camino”.
*Por Jocelyn Timperley
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