Pese a las señales de alarma, el debate sobre la libertad de prensa aparece relegado en la campaña presidencial en EE.UU.
La carta del presidente y editor de The New York Times, A.G. Sulzberger, publicada en uno de los principales competidores del diario, The Washington Post, le dio envergadura a una discusión largamente desplazada
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WASHINGTON.- Una carta del presidente y editor del diario The New York Times, A. G. Sulzberger, publicada en uno de los principales competidores del periódico, The Washington Post, le dio envergadura a un debate largamente relegado en la campaña presidencial: el futuro de la libertad de prensa en Estados Unidos –uno de los pilares institucionales del país– y la amenaza latente que representa para los medios un eventual triunfo y retorno a la Casa Blanca de Donald Trump.
“Como administrador de una de las principales organizaciones de noticias del país, me siento obligado a hablar sobre las amenazas a la prensa libre, como mis predecesores y yo lo hemos hecho con los líderes de ambos partidos. Lo hago aquí, en las páginas de un estimado competidor, porque creo que el riesgo lo comparte toda nuestra profesión, así como todos los que dependen de ella”, escribió Sulzberger.
En su extensa columna de opinión, Sulzberger dice que Trump y sus aliados, en su afán por volver a la Casa Blanca, “declararon abiertamente su intención de redoblar sus ataques contra una prensa a la que ridiculiza desde hace años como ‘el enemigo del pueblo’”. Y advierte que el viejo consenso bipartidista que existía en Estados Unidos entre demócratas y republicanos acerca del rol crítico de la libertad de prensa en la vida de la democracia norteamericana ”se ha roto”.
“Se está creando un nuevo modelo que pretende socavar la capacidad de los periodistas de recopilar y difundir noticias libremente”, advierte Sulzberger.
El editor de The New York Times compara en su mirada las estrategias del trumpismo con las que han desplegado Jair Bolsonaro en Brasil, Viktor Orban en Hungría o Narendra Modi en la India, en su afán por controlar la narrativa sobre sus gobiernos. Sulzberger no menciona al presidente Javier Milei, quien ha lanzado reiterados ataques a la prensa en la Argentina y ha concentrado una dosis considerable de su comunicación en las redes sociales. Trump, sus aliados y sus seguidores suelen esgrimir que la prensa trata al expresidente de manera injusta en relación con otros políticos. Y los medios han recibido críticas de ser demasiado laxos con el candidato republicano.
“Tengo en mente una última lección de nuestros valientes colegas de lugares como Hungría, la India y Brasil –escribió sobre el final de su columna Sulzberger–. La misión periodística de seguir los hechos y transmitir la verdad debe persistir, independientemente de la presión o los obstáculos. Incluso frente a los incesantes esfuerzos por socavar y castigar su trabajo, hay quienes contraatacan y continúan brindando al público las noticias y la información que necesita”.
Las advertencias de Sulzberger le aportaron envergadura a una discusión que recorre la política norteamericana desde el ascenso de Trump a la Casa Blanca en la campaña de 2016, pero que, paradójicamente, de momento aparece muy relegado en la campaña presidencial. Ni Trump, que mantiene sus embates a la prensa, o la vicepresidenta Kamala Harris han hablado ampliamente sobre el tema.
Fake news
Trump popularizó los ataques a la prensa, a la que siempre calificó como “fake news” (“noticias falsas”), y también alteró los vínculos de la administración pública con los medios tradicionales. Sobre el final de su gobierno, la habitual conferencia de prensa diaria desapareció. El gobierno de Joe Biden reactivó esas conferencias diarias en la sala de prensa de la Casa Blanca y bajó considerablemente el tono de hostigamiento a la prensa, aunque también marcó distancias y tuvo cortocircuitos: The New York Times, de hecho, intentó sin éxito conseguir una entrevista con Biden y mantiene una relación tensa con el mandatario.
Biden también fue criticado por romper su promesa de convertir en un paria al príncipe saudita Mohammed ben Salman, acusado por la inteligencia norteamericana de haber mandado a matar a Jamal Khashoggi, un columnista crítico que escribía para The Washington Post.
No es la primera vez que el Times y el Post, propiedad de Jeff Bezos, unen fuerzas para elevar en la agenda política la discusión sobre la libertad de prensa. A principios de este año, ambos periódicos, junto con The Wall Street Journal, de Rupert Murdoch, publicaron una carta a sus lectores en el Día de la Libertad de Prensa Mundial invitándolos a “unirse para garantizar que la información confiable siga siendo accesible para todos”.
“La necesidad de información veraz y fiable nunca ha sido mayor, pero las amenazas a los periodistas en todo el mundo son más frecuentes que nunca”, indicó esa carta. “Según el Comité para la Protección de los Periodistas, 19 periodistas ya han sido asesinados este año y otros 320 han sido encarcelados en 2023. Las organizaciones de noticias han tenido que retirarse de los lugares donde la necesidad de información y acceso sobre el terreno es mayor”, agregaron.
Reporteros Sin Fronteras (RSF), una de las organizaciones que defiende la labor del periodismo en el mundo, había mencionado también en julio pasado que “el discurso sobre la libertad de prensa sigue estando en gran medida ausente del debate político estadounidense”, aun cuando las amenazas al periodismo y al derecho a la información cobran importancia y el clima de libertad de prensa en Estados Unidos “está a punto de deteriorarse aún más”.
La organización recordó en el último Índice Mundial de Libertad de Prensa de RSF, publicado en mayo de este año, Estados Unidos cayó diez puestos hasta el lugar 55 entre 180 países, un derrape que hundió al país en una nueva y preocupante categoría: la situación pasó de “satisfactoria” a “problemática”. Uno de los motivos que enumeró la organización es la crisis de confianza sin precedentes en los medios norteamericanos.
“En las elecciones de Estados Unidos hay mucho en juego, tanto para los votantes norteamericanos como para el público mundial, ya que en todo el mundo nos veremos afectados por las palabras y las acciones del próximo presidente”, dijo Rebecca Vincent, directora de Campañas de RSF. “Ahora que el periodismo y la información en sí están bajo un ataque mayor que nunca, es crucial que los candidatos de ambos partidos se comprometan a proteger la libertad de prensa en el país y en el extranjero”, afirmó.
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