Pese a las advertencias por el nuevo virus, los chinos se resisten a caer en la histeria
Ante el festejo del Año Nuevo lunar, el país vive por estas horas el mayor movimiento interno de personas
PEKÍN.- El misterioso virus de la familia delSARS que se propaga con rapidez en China no parecía desalentar ayer a cientos de miles de viajeros que llegaban a las atestadas estaciones del país, en el mayor movimiento migratorio por el Año Nuevo chino.
La epidemia, que surgió en diciembre en un mercado de mariscos en la ciudad de Wuhan (centro del país), causó un tercer muerto este fin de semana y llegó por primera vez a otras ciudades, entre ellas, Pekín.
Pero los viajeros contactados por en la estación central de la capital china no parecían demasiado preocupados por este brote del misterioso coronavirus, muy similar al que provoca el síndrome respiratorio agudo severo (SARS, que mató a casi 650 personas en China continental y Hong Kong entre 2002 y 2003, prefiriendo pensar en las vacaciones en familia para el Año Nuevo lunar, que se celebra el sábado.
"Es difícil protegerse contra este virus", dice Li Yang, encargada de clientela.
La joven, de 28 años y originaria de Mongolia interior (norte), asegura que no tomó medidas particulares de protección más allá de "llevar máscara", algo muy extendido en las calles de la capital china cuando el aire está contaminado por los altos niveles de polución.
"He visto las informaciones, pero, más allá de la máscara, no sé cómo protegerme", dice Guo, de 26 años, que no desea dar su nombre completo. Asegura, sin embargo, que "trata" de evitar las muchedumbres, pese a que esto parece difícil en una China donde la mayor parte de la población espera viajar para pasar estas fiestas tan señaladas en familia.
"¿Qué más podemos hacer? Tenemos que volver por el Año Nuevo chino", dice la joven, que espera pasar 12 días en familia en la provincia de Liaoning (nordeste), limítrofe con Corea del Norte.
Fecha clave
La Fiesta de la Primavera, que se celebra durante quince días con gran pompa de festividades y reuniones familiares en todo el país, es la fecha más importante del calendario chino.
Este período, el más cargado del año para los sistemas de transportes del gigante comunista, hace temer una propagación más rápida del virus, que ya se ha detectado en Japón, Tailandia y Corea del Sur.
En medio de largas filas de espera ante la boletería, Tian Wei, un conductor de camiones de 48 años, asegura que no está preocupado.
"Tengo bastante buena salud y a menudo hago deporte en el exterior", dijo.
Desde el inicio de los grandes movimientos de población hace diez días, ya se efectuaron más de 100 millones de trayectos en tren, según la empresa ferroviaria nacional.
Sin embargo, hasta ayer las autoridades chinas todavía no habían establecido ningún dispositivo de prevención particular en las estaciones pequinesas.
Y pocos viajeros parecen preocupados en la estación de Hongqiao, de Shanghai. La metrópoli, de 25 millones de habitantes, todavía no ha registrado ningún caso del misterioso virus.
"Mi ciudad, Yichang, está a dos horas de tren de Wuhan (...) Había previsto bastantes cosas (durante las vacaciones) allí y pensaba quedarme uno o dos días", dice la señora Jiang, que no brindó su nombre completo.
"Pero pienso que ahora me voy a limitar a pasar por Wuhan para hacer un cambio" de tren, asegura antes de subirse a la formación.
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