Perseguido por el régimen de Nicolás Maduro, Juan Guaidó huyó de Venezuela al exilio
Disidentes de la inteligencia chavista habían advertido al expresidente encargado que su detención era inminente; el canciller colombiano dijo que si no aparece “corre riesgos”; Caracas acusó a Estados Unidos
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CARACAS.- “Acabo de llegar a Colombia, de la misma manera que lo han hecho millones de venezolanos antes que yo, a pie”, certificó hoy Juan Guaidó tras cruzar la frontera tantas veces pisada. De esta forma, quien fuera durante cuatro años la cara más visible del desafío contra el régimen revolucionario se exiliaba de forma forzada ante las evidencias de una detención inminente. No hay ninguna garantía de que vaya a regresar, de momento, a Venezuela.
Guaidó consiguió atravesar la frontera que separa el venezolano estado de Táchira con el departamento colombiano de Norte de Santander, la misma vía que siguieron para exiliarse otros dirigentes opositores. Desde allí siguió camino hacia Bogotá donde se lo esperaba en horas de la tarde. Ya tiene en agenda una reunión con la diáspora venezolana en Colombia, que suma más de 2,5 millones de personas.
Queridos venezolanos, hoy 24 de abril quiero informales lo siguiente en este comunicado. Más tarde me estaré comunicando nuevamente con ustedes sobre nuestros siguientes pasos. Dios los bendiga. pic.twitter.com/340tfoJRHP
— Juan Guaidó (@jguaido) April 24, 2023
Su empeño inicial por participar en la conferencia internacional convocada por Gustavo Petro, presidente colombiano, no es posible, ya que a la cumbre no están invitadas las partes venezolanas. Así lo confirmó a media mañana la cancillería colombiana: Guaidó no figuraba en la lista de invitados. No obstante, su equipo buscará reuniones bilaterales con algunos participantes.
“Si no aparece corre riesgos porque entró de forma inapropiada y en Colombia cumplimos las leyes”, amenazó el canciller cafetero, Álvaro Leyva, que el martes también será el anfitrión, de la cumbre internacional, en la que se atribuye un papel de auspiciador. El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ) cursó en 2019 una orden que impedía al líder opositor la salida del país. Hace meses, el embajador colombiano en Caracas arremetió contra Guaidó, al que calificó de “huevón” y “pendejo”.
Fuentes de la oposición adelantaron a LA NACION que el destino final de Guaidó sería Estados Unidos, donde ya se encuentra parte de su familia. La delegación de la Plataforma Unitaria se mantiene presente en Bogotá pero al margen de lo que se vaya a discutir mañana entre las delegaciones.
Distintas confidencias de los organismos de inteligencia del chavismo habían alertado al expresidente encargado de Venezuela que esta ocasión sí iba a suceder, tras 50 meses de persecución, hostigamiento, agresiones y amenazas constantes. La purga anticorrupción puesta en marcha en el seno de la revolución, que ha exhibido a poderosos funcionarios bolivarianos y a militares con los trajes de preso color naranja chillón, era el mejor escenario para el ala más radical del oficialismo, que insistía en encarcelar a Guaidó.
El operativo policial esconde una lucha fratricida por el poder, que le ha costado la cabeza al antiguo zar del petróleo, Tareck El Aissami, enemigo implacable de la vicepresidenta Delcy Rodríguez y de su hermano Jorge, jefe de la delegación negociadora bolivariana y al frente del órgano legislativo chavista.
La mejor vía de escape para semejante tensión interna era, por lo tanto, la captura de Guaidó, quien se mantenía escondido en Caracas desde hace días. En las últimas hora se rumoreó incluso que estaba refugiado en la embajada de Francia. “El régimen nuevamente ha elevado las amenazas en mi contra y su objetivo es callar mi voz. Yo no voy a permitirle eso a Maduro”, subrayó Guaidó.
La pérdida del blindaje que le suponía estar al frente del gobierno interino y de la Asamblea Nacional democrática sumió a Guaidó en una posición de máxima debilidad, criticado además por la nueva mayoría opositora, con la centrista Primero Justicia (PJ) a la cabeza. El fin del respaldo internacional, con excepción de Estados Unidos, que siempre se ha mostrado cercano a su lucha, multiplicó el riesgo para el expresidente del Parlamento democrático.
“No voy a parar de denunciar los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Maduro. Exijo la libertad de los casi 300 presos políticos que permanecen en los calabozos, que se deje de perseguir a mi familia, a mi equipo y a los que luchan por una mejor Venezuela”, añadió Guaidó en el comunicado que dio a conocer cuando ya se encontraba a salvo en territorio colombiano.
La persecución en los últimos días le había impedido acelerar el impulso de su campaña para las elecciones primarias de la oposición, que se celebrarán en octubre. De momento las encuestas las encabezan, la conservadora María Corina Machado, el excandidato presidencial Henrique Capriles y el outsider Benjamín Rausseo, un popular humorista. El gran interrogante, junto a su regreso, es si seguirá en la liza electoral.
Precisamente fue Machado la única dirigente de peso que se solidarizó con Guaidó en las primeras horas: “Esperamos que se encuentre realmente a salvo. Sabemos lo que este régimen es capaz de hacer y respetamos la decisión de cada ciudadano sobre dónde es más útil. No olvidemos a los que han asesinado y perseguido”.
Guaidó ya consiguió en febrero de 2019 salir por la frontera de Colombia para participar en el concierto de Venezuela Aid Live y en el fracasado intento de entrada de ayuda humanitaria. En aquel momento se encontraba en la cúspide de su popularidad, que aprovechó para visitar varios países de la región, incluida la Argentina, y de Europa. Un año más tarde, el dirigente de VP volvió a salir de su país para viajar hasta Washington, en donde participó, como invitado especial, del discurso del Estado de la Unión impartido por Donald Trump.
“Lo que ocurrió es que su propio partido le quitó la candidatura y ante esa situación, sin ningún tipo de apoyo, ni siquiera su partido, tuvo que buscar la manera de huir. Abandonó a su gente”, divagó Diosdado Cabello, número dos de la revolución, en la principal reacción del oficialismo.
Poco después, Maduro acusó a Estados Unidos de financiar el escape de Guaidó a su exilio y advirtió que si no le devuelven 3000 millones de dólares, el chavismo no regresará a la mesa de diálogo en México.
“Guaidó ya no es un líder popular. Salió debilitado del interinato. Esta ‘épica’ internacional busca reposicionarse y rescatar conexión con los electores. Es un buen intento de estrategia de recuperación de atención, aunque el mensaje anti negociación no parece el más popular”, detalló el politólogo Luis Vicente Léon, presidente de Datanálisis.
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