Gran Bretaña perdonó al matemático Alan Turing, sesenta años después de su condena por homosexual
La reina Isabel II saldó así una deuda histórica con el pionero de la informática, quien en 1952 fue condenado a la castración química por indecencia
LONDRES.- Gran Bretaña saldó una deuda histórica anteayer al "perdonar" al matemático Alan Turing, que se suicidó hace 60 años atrás luego de ser condenado por homosexual.
Fue la propia reina Isabel II quien le concedió el perdón real al descubridor del secreto de Enigma, la máquina codificadora de los nazis, por "una sentencia que ahora se consideraría injusta y discriminatoria", según anunció el ministro de Justicia, Chris Grayling.
"El perdón de la reina es un tributo a la altura de un hombre excepcional", agregó el funcionario en un comunicado que reprodujo la agencia AFP.
Un artículo publicado en el diario inglés The Independent menciona que este tipo de perdones oficiales sólo tiene lugar cuando no sólo se comprueba que la persona es inocente de una ofensa o delito (en ese momento era considerado como tal), sino también cuando media un interés y un pedido familiares. No obstante, el caso de Turing representa una excepción porque no se ha dado este último requerimiento.
La solicitud provino de una campaña masiva de la que participaron reconocidos científicos, como Stephen Hawking, y cobró fuerza con una petición dirigida al Gobierno firmada por más de 37.000 ciudadanos.
Un matemático fuera de serie
En 1952, Turing fue detenido y juzgado por su condición de homosexual, que fue considerada un delito en Gran Bretaña hasta 1967. Para evitar ir a la cárcel, aceptó recibir inyecciones de estrógeno para anular su libido, lo que se conoce como castración química. En 1954, a los 41 años, murió tras ingerir cianuro, aunque la versión de su muerte ha sido cuestionada.
El matemático nació en Londres el 23 de junio de 1912 y era un investigador cuyos trabajos se consideran claves para el desarrollo posterior de la informática, en particular un artículo de 1936 sobre los números computables publicado por la revista de la London Mathematical Society.
Enseguida se sumó al equipo de criptoanalistas de la escuela gubernamental de códigos y cifrado de Bletchley Park que acabaría descrifrando el funcionamiento de Enigma, la máquina de cifrado que los submarinos alemanes del mar del Norte usaban para sus comunicaciones.
Un descubrimiento que acortaría la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) pero del que los británicos se enterarían tarde porque los detalles fueron mantenidos en secreto hasta 1974, veinte años después de la muerte de Turling.