Peleas y pasos en falso: las divisiones dejan a la deriva a la oposición venezolana
Tras las elecciones regionales, crecen las diferencias estratégicas sobre cómo enfrentar al chavismo y las disputas por el liderazgo; el futuro de la presidencia encargada, una de las pulseadas centrales
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LIMA.- La intervención judicial del presidente Nicolás Maduro en las elecciones de Barinas, anuladas para impedir el triunfo del candidato de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en la emblemática cuna de la revolución, ha vuelto a constatar lo que ya se sabía: el chavismo mantiene su tesis de que la revolución perdurará “hasta el 2000 siempre”, uno de los eslóganes favoritos del “comandante supremo” cuando se sentía eterno.
El nuevo golpe electoral ha percutido de lleno en la oposición, más allá de la unidad alcanzada en torno al nuevo candidato, Sergio Garrido. El dirigente socialdemócrata cuenta incluso con apoyos de la Alianza Democrática, la coalición formada por distintos colaboracionistas del gobierno. La cuestión central ahora es el futuro de la presidencia encargada, puesta en duda por Julio Borges, coordinador nacional de Primero Justicia (PJ), principal partido de la oposición.
El canciller de Juan Guaidó hasta hace justo una semana reclamó la “desaparición” del gobierno interino y la conversión de Guaidó en una figura decorativa al no conseguirse lo que se buscó desde 2019 y luego del escándalo en la gestión de Monómeros, la filial petrolera en Colombia. Un movimiento que pretendía desestabilizar aún más a Guaidó, que ya estaba bajo presión.
De esta forma, Borges se alineaba con Henrique Capriles, partidario de dar la batalla electoral y comprometido en reconquistar el liderazgo opositor. En consonancia con varios dirigentes de Acción Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo (UNT), buscaron que los resultados electorales les permitieran robustecerse en su pulso con la presidencia encargada. No fue así.
“Guaidó se mantiene como la única cabeza legítima y aceptada por la comunidad internacional, pese a que perdió algunos apoyos, pero que se sostiene por el espaldarazo de Estados Unidos. Y se va a mantener allí hasta que ese apoyo expire. La pelea con Capriles/Borges se barrunta de largo aliento y solo se resolverá con la disputa por la candidatura presidencial de 2024″, señala a LA NACION el politólogo Luis Salamanca, exrector del Consejo Nacional Electoral (CNE).
“Borges intentó implosionar las divisiones internas con sus declaraciones en busca de la desaparición de la presidencia encargada”, sostienen fuentes de la Comisión Delegada del Parlamento democrático.
La jugada política no ha resultado, al menos de momento. Desde el interior de la presidencia encargada se cree que en unos días anunciarán al país (“todo está alineado para que así suceda”) que modificarán las fechas del estatuto de la transición y se continuará la lucha en 2022, a pesar de los errores cometidos.
“La presidencia interina está en la Constitución y cubre la ausencia de un presidente electo hasta que se elija otro. Hay procesos de transformación necesaria. Los colaboracionistas se separan poco a poco de los que verdaderamente hacen oposición a Maduro, y parece que Guaidó se consolida entre estos últimos”, subraya a LA NACION el politólogo Georg Eickhoff.
El apoyo reiterado de Washington –al margen de la vía electoral plagada de obstáculos, como ha dejado bien clara la intervención judicial en Barinas– se convirtió en el principal sostén para Guaidó. “La clave es la presidencia en sí misma, su apuesta es hacerle la vida difícil al dictador. Con el apoyo internacional y una estrategia propia, lo podrá seguir haciendo. Es obvio que molesta bastante a Maduro y que busca aliados para eliminarla”, concluye Eickhoff.
Los ojos del mundo democrático están puestos en Barinas, lo que pasa en nuestro estado es inédito un régimen que pretende arrebatarle la voluntad a un pueblo que decidió el 21Nov acabar con más de 20 años de desgobierno en nuestra Barinas. pic.twitter.com/7QE8U440kr
— Sergio Garrido (@SergioGarridoQ) December 7, 2021
El tiempo confirmó que no solo se trata de diferencias tácticas y estratégicas las que socavan a la oposición al chavismo. Por una parte, fundamental, están las maniobras gubernamentales, que compran voluntades sin rubor y castigan y amenazan a quienes resisten. “Y luego están las apetencias por el liderazgo opositor”, confirma Salamanca.
“La división es muy personalista, las figuras son más importantes que los partidos. Guaidó tiene más presencia que Voluntad Popular y PJ es Capriles y Borges. Eso impone a la postre una dinámica de personalidades que llegan a extremos de no entenderse y atacarse fieramente, pareciera que se juegan la vida. Y mientras tanto los partidos se debilitan por la acción del régimen y se pierde su capacidad para canalizar los procesos, a lo sumo son tarjetas electorales”, sentencia el exrector del CNE.
Gira
En el duelo de líderes tampoco falta Leopoldo López, exiliado en Madrid, pero que protagonizó una gira política poco rentable en Chile. Tal y como le ocurriera a Borges, criticado fuertemente en sus propias filas tras la espantada del domingo pasado, a López le pasó factura su apoyo al candidato ultraderechista José Antonio Kast y las críticas a Gabriel Boric de cara al ballottage del próximo domingo, a pesar de que este último mostró su rechazo a los abusos que se perpetran en Venezuela, Nicaragua y Cuba.
“Cuando voceros de la oposición salen a darles espaldarazos a [Keiko] Fujimori, Kast, [el partido político español] Vox o [Donald] Trump, refuerzan una disputa entre derecha e izquierda y no de olas autoritarias contra olas democratizadoras”, advierte el sociólogo Damián Alfa.
En el lado del PJ, dos de sus dirigentes “acompañaron” a Guaidó en su intervención en la cumbre por la democracia convocada por Joe Biden. Uno de ellos, Carlos Paparoni, se encuentra entre los elegidos por Washington como campeones en la lucha contra la corrupción durante 2021.
El “renacimiento” de Manuel Rosales en su tercer mandato al frente del estado petrolero del Zulia (también ha sido alcalde de Maracaibo) lo volvió a situar en primera línea opositora, de ahí la recepción con la que Maduro lo agasajó en el Palacio de Miraflores. Buenas palabras, distintas a los hechos, como casi siempre en revolución: el líder de Un Nuevo Tiempo (UNT) ya sufrió la pérdida de importantes competencias en aeropuertos y peajes.
En AD el reto es otro: recuperar las siglas del partido, entregadas a un “traidor” que se ha sumado a la Alianza Democrática.
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