Pedro Sánchez paraliza la economía para evitar el colapso sanitario en España
Por medio de un decreto, el gobierno español restringió aún más el confinamiento, del que fueron exceptuados los que prestan servicios esenciales; el país tuvo ayer un nuevo récord de muertos, con 838 decesos en 24 horas
MADRID.- Todos los ministros, con excepción de las dos funcionarias infectadas con coronavirus, asistieron ayer a la reunión extraordinaria que se realizó en el Palacio de la Moncloa. El gobierno español, mediante un decreto, hizo oficial el endurecimiento de las medidas de aislamiento, que regirán desde hoy hasta el 9 de abril. Solo quienes brinden "un servicio esencial" podrán asistir al trabajo. Este anuncio fue catalizado por el registro de un nuevo récord de muertos en un día, 838, con lo que suman ya un total de 6500 víctimas y casi 78.000 infectados.
Quienes no podrán asistir a sus puestos de trabajo son los empleados de la construcción (por ejemplo, 100.000 trabajadores solo en Galicia), o, por ejemplo, la amplia variedad de empresas de teleoperadores que brindan asistencia técnica a clientes de diversas empresas.
El personal de la actividad sanitaria, de la industria farmacéutica, los supermercados y minoristas de venta de productos alimenticios e higiénicos, estancos (para la venta de tabaco), los periodistas, los bancos, talleres mecánicos (solo para atender a transportistas), distribuidores de bienes básicos y quienes se dedican a actividades de cultivo y pesca seguirán trabajando. La industria pesada, como la siderúrgica, dada la complejidad que implica detener su labor, continuará sus actividades, de modo excepcional al decreto.
"Tenemos que dar un paso más y lograr que la movilidad de nuestro país sea la correspondiente a la de un fin de semana", dijo la vocera del gobierno, María Jesús Montero, ayer, cuando se cumplían 15 días de aislamiento. Esta medida se había barajado desde hacía varios días en la Moncloa, pero la oposición provenía de funcionarios del Ministerio de Economía.
El avance del coronavirus ha causado un estrago en la economía española, que ya evidenciaba síntomas de ralentización. Por este motivo se debatió en el seno del gobierno de coalición (PSOE y Unidas Podemos) esta medida, que implica un nuevo azote para el crecimiento.
Falta de sintonía
Además de la falta de sintonía con la Unión Europea para elaborar un plan conjunto de recuperación una vez que la crisis sanitaria se distienda, el gobierno destinó más de 200.000 millones de euros para amortiguar el impacto de la crisis, con medidas como multiplicar la concesión del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), una medida cuyo objetivo es evitar los despidos a través de ayudas a empresas, desde pymes hasta otras sólidas, como El Corte Inglés e incluso Inditex, del magnate textil Amancio Ortega.
A pesar de que el sábado se registró un récord de muertos desde que estalló la crisis, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, intentó llevar tranquilidad a la población.
La lectura de los datos del experto es que parecería que la cifra de contagios está próxima a estabilizarse. Aún sigue siendo crucial, explicó Simón, descomprimir la actividad de las unidades de terapia intensiva a nivel nacional, donde casi 5000 pacientes luchan contra el virus y en un país donde nueve millones de personas tienen más de 65 años, es decir, pertenecen al principal segmento de riesgo.
La presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien se recupera de la enfermedad, firmó un decreto que declara luto oficial en la región desde hoy.
Controversia
A pesar de que desde el gobierno se pide la unidad de las comunidades, arrecian las críticas y reclamos hacia Sánchez. Díaz Ayuso reclamó 1200 millones de euros para afrontar los efectos del coronavirus y volvió a exigir material sanitario para los 102 hospitales madrileños. Las compras de material sanitario no están centralizadas, sino que cada comunidad realiza malabares para obtener productos a partir de sus contactos con distintos proveedores. Esta es una de las principales críticas que afronta el gobierno.
El presidente de la comunidad vasca, Iñigo Urkullu, no comparte la medida que implica endurecer el aislamiento y reclamó a Sánchez que se adapte a la realidad sanitaria y económica de cada territorio. De modo sorpresivo para dos líderes en constante enfrentamiento retórico y mediático, Quim Torra, presidente de Cataluña, quien también está infectado con el virus, celebró la medida de Sánchez de paralizar la actividad económica no esencial.
Sánchez no sigue desde la lejanía la violenta acción del virus. El mandatario vive horas de tensión en la Moncloa -que también ha sido desinfectada-, signada por la ausencia de estrechos colaboradores, como la vicepresidenta de gobierno, Carmen Calvo, infectada con el virus, además de la preocupación de que varios miembros de su propia familia (su esposa, su madre y su suegra) también se encuentran contagiados.
Por el momento, trabaja para resolver una sola crisis, la más urgente: la sanitaria. Otra crisis, la económica, que ha ya manifestado sus síntomas, también mantiene en vilo a la población.
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