Paso al costado: Silvio Berlusconi renunció a ser candidato a la presidencia de Italia
Su paso al costado “por responsabilidad nacional” destrabó las negociaciones en vista a la votación que empieza este lunes para elegir al sucesor de Sergio Mattarella, cuyo mandato vence en febrero
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ROMA.- Media Italia dio hoy, pasadas las 19 locales, un respiro de alivio. El expremier Silvio Berlusconi, que había vuelto al centro de la atención mediática nacional e internacional al embarcarse en una campaña a todo trapo para convertirse en el próximo presidente del país, máxima carga institucional a punto de quedar vacante, anunció que renunciaba a su candidatura.
Su paso al costado fue una verdadera breaking news en Italia. El lunes próximo, en medio de enorme expectativa e incertidumbre, 1009 electores –miembros del Parlamento y delegados regionales-, comenzarán una votación clave para elegir al sucesor del presidente saliente Sergio Mattarella, cuyo mandato de siete años expira el 3 de febrero. La presencia divisiva de Berlusconi como candidato representaba un escollo enorme para las frenéticas negociaciones subterráneas en curso entre las diversas fuerzas políticas, en busca de un candidato institucional a la altura de la situación, super partes, de prestigio, que pudiera obtener un consenso general.
Considerado en Italia como un “cónclave laico”, porque se trata de una votación secreta en la que debe haber una mayoría de dos tercios en los primeros tres escrutinios y mayoría absoluta, a partir del cuarto, como sucede en los cónclaves para elegir un papa, todo es posible. Y normalmente son los tapados los que resultan electos.
La irrupción de Berlusconi -el primer ministro más longevo del país, pero más que cuestionado por sus escándalos judiciales y sus fiestas con modelos y chicas menores- en la carrera para la máxima carga institucional del país había provocado un verdadero rompecabezas. Y había causado inquietud en todas las capitales europeas. Si bien en los últimos años su partido, Forza Italia, perdió consensos y se volvió el más chico de la coalición de centroderecha que forma junto a la Liga de Matteo Salvini y Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni, gracias a su dinero e influencia, Berlusconi había logrado convencerlos de que debían respaldar su candidatura.
Llegar a ser el presidente de Italia era el último sueño imposible del “Cavaliere”, multimillonario y self-made man de 85 años que, aprovechando de un Parlamento sin mayorías y totalmente fragmentado, hizo de todo para ir a pescar apoyos de legisladores descontentos de otros partidos. Al frente de la denominada “operación ardilla” y respaldado por algunos de sus más fieles alfiles, que hicieron llamados telefónicos, propaganda en redes sociales, lanzaron folletos recordando sus fantásticas dotes, promesas, etc. Berlusconi, para muchos muerto políticamente, de repente había vuelto a dominar la escena política. Toda una victoria solamente por eso, según analistas. Pero todo eso no fue suficiente. Y, en los últimos días, amén de que Salvini claramente empezó a desmarcarse de la idea, considerada por la centroizquierda improponible visto que Berlusconi representa una de las figuras más divisivas del país, también cayó en la cuenta que no tenía los 505 votos votos necesarios a partir de la cuarta votación para llegar al Palacio del Quirinale, la sede de la presidencia.
Fue así que, justo en medio de una cumbre de los líderes de la centroderecha, Berlusconi transmitió el anuncio más esperado: “Decidí cumplir otro paso en el camino de la responsabilidad nacional, pidiendo a los que lo han propuesto, de renunciar a indicar mi nombre para la presidencia de la República”, hizo saber, en un comunicado. “Seguiré sirviendo a mi país de otro modo, como hice en estos años, como líder político y como parlamentario europeo, evitando que sobre mi nombre haya polémicas o laceraciones que no se justifican y que hoy la nación no puede permitirse”, agregó, en tono solemne.
Al dar un paso al costado crucial, Berlusconi también hizo otra jugada clave. En momentos en que uno de los nombres que suenan más fuertes para suceder a Mattarella es el actual primer ministro, Mario Draghi, el Cavaliere hizo saber que la línea de su partido, Forza Italia, es la de seguir sosteniendo el statu quo. Es decir, que Draghi, expresidente del Banco Central Europeo y de inmensa credibilidad, que llegó al timón de Italia hace casi un año para salvarla del desastre económico y de la pandemia, se quede en Palacio Chigi, sede del gobierno, hasta el final de la actual legislatura, en marzo de 2023.
Con el paso al costado de Berlusconi, que había sido vetado tanto por la centroizquierda como por el Movimiento Cinco Estrellas, la mayor fuerza parlamentaria, pero desorientada, habrá que ver ahora qué nombre propondrá la centroderecha como candidato a presidente. Se habla de la actual presidenta del Senado, Elisabetta Casellati, de Forza Italia, que se volvería la primera mujer en llegar a ser presidente, así como del filósofo Marcello Pera, que en su momento también fue presidente de la cámara alta. Aunque la centroizquierda, liderada por el ex premier, Enrico Letta, no descarta un “Mattarella bis”, es decir, proponer un segundo mandato del actual presidente. Aunque Mattarella, de 80 años, ya dijo varias veces que no quiere absolutamente otro turno, si llegara a ser reelecto tampoco podría decir que no. Sino que, creen muchos, debería sacrificarse por el bien del país, como también hizo en su momento Giorgio Napolitano.
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