Paro general por la reforma jubilatoria de Bolsonaro
Los sindicatos celebraron el resultado de la medida; hubo marchas y cortes de calles
RÍO DE JANEIRO.- El gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro enfrentó ayer la primera huelga general contra su gestión, convocada por las centrales sindicales brasileñas en rechazo de la reforma jubilatoria que se debate en el Congreso y de los recortes previstos en educación.
La medida gremial provocó trastornos en la movilidad urbana en al menos 24 estados y en Brasilia, sobre todo en la primera hora del día, según consignó el diario O Globo.
"El paro es un éxito", evaluó la Central Única de Trabajadores, la principal central sindical de Brasil que convocó la protesta. Según estimaciones de esa organización, 45 millones de personas adhirieron a la medida de fuerza, lanzada contra una reforma considerada clave por el equipo económico del gobierno para reactivar la economía.
El gobierno de Bolsonaro pretende elevar las edades jubilatorias a 65 años para los hombres y 62 para las mujeres e incrementar las contribuciones de los trabajadores activos.
"Mientras el gobierno permanezca con su propuesta de reforma previsional que fragiliza a los trabajadores y aumenta el número de miserables, continuaremos al frente del movimiento de protesta", dijo Adriana da Silva Nalesso, presidenta del sindicato bancario de Río.
"Es una reforma que va a acabar con la jubilación, va a hacer a los trabajadores trabajar hasta su muerte", declaró por su parte Carolina Cacau, una manifestante que participaba de las marchas en las calles de Río.
El proyecto presentado anteayer ante una comisión parlamentaria, con el respaldo de la bancada oficialista, excluyó sin embargo algunas de las propuestas más polémicas, como las que afectaban a las pensiones recibidas por ancianos indigentes o por trabajadores rurales.
En San Pablo, el metro funcionó parcialmente durante la mañana y algunas líneas de colectivos no estuvieron operativas. Varias avenidas importantes fueron bloqueadas por los manifestantes, que armaron barricadas con gomas de auto encendidas, mientras que las escuelas y los bancos permanecieron mayoritariamente cerrados.
También se dieron bloqueos de calles en Río de Janeiro, pero los colectivos, los trenes y el metro operaron con normalidad. Una protesta en la avenida Brasil fue dispersada por agentes de la policía militar, que lanzaron gases lacrimógenos contra los manifestantes. En Niteroi, situada frente a Río, cinco personas fueron atropelladas por automovilistas durante una manifestación.
Las marchas en Río Grande del Sur derivaron en la detención de 76 personas. Voceros de la policía militar, la fuerza a cargo del operativo, dijeron sin mayores detalles que las detenciones se debieron a episodios de "desobediencia" y "desacato a la autoridad". Otras capitales regionales, como João Pessoa, Curitiba, Maceió y Salvador, también fueron escenario de protestas.
Agencias AP y AFP
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