“Parece una guerra”: enfrentamientos a los tiros entre bandas criminales y las fuerzas de seguridad generan pánico en Caracas
Por lo menos ocho personas murieron por las balaceras en la Cota 905, a pocos kilómetros del Palacio de Miraflores; el chavismo ofrece medio millón de dólares por sus cabecillas, El Koki, El Vampi y Garbis
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CARACAS.- La guerra urbana de Caracas estalló de nuevo a pocos kilómetros del Palacio presidencial de Miraflores. Las famosas bandas criminales de la Cota 905, que poseen su propio territorio en medio de la capital, desplegaron su poder de fuego, una especie de tiro al blanco sin mayor criterio que el de matar. Sus balas dirigidas y también las perdidas se han cobrado hasta el momento al menos ocho vidas y más de una docena de heridos.
Las bandas del Koki, El Vampi y Garbis, que salpican las redes sociales con sus “heroicidades”, mantienen un pulso que dura meses frente al gobierno; incluso sus rifles y pistolas son de origen militar. El combate se extendió a los barrios de El Valle, Paraíso y el Cementerio. Más de medio millón de caraqueños afectados por la ley del hampa.
“Los policías ha tomado el sector. Hay muchos muertos. La Policía nos lanzó tiros, nos mandaron perdigonazos, nos sacaron corriendo de la casa con los niños. Las balas pasaban por los techos y uno sentía el temor de que una bala se fuera a meter y nos matara. Eso fue horrible, parecía una guerra”, describió a LA NACION Y. Pérez, vecina de la zona, todavía conmocionada por lo vivido en 48 horas sangrientas.
Cientos de agentes han tomado hoy la Cota 905, en el tercer día del conflicto, y recorren el barrio casa por casa en busca de los delincuentes, mientras familias como las de Y. Pérez huyen de allí.
A través de mensajes en WhatsApp o las redes sociales, los vecinos informaron sobre el terror vivido durante los dos días previos. Incluso llegaron a protestar e hicieron sonar sus cacerolas para que cesaran los tiroteos, mientras veían cómo se llevaban a los heridos.
El gobierno de Nicolás Maduro aseguró ayer jueves que impondrá el “control absoluto” tras el nuevo escándalo nacional con la actuación de unas bandas que hacen lo que quieren. Para justificarse, la ministra de Interior, Justicia y Paz, la almirante Carmen Meléndez, aseguró que “a estas alturas no cabe duda de la complicidad directa, financiamiento y colaboración con la planificación, suministro de armas y apoyo comunicacional por parte de sectores de la derecha venezolana con complicidad internacional”.
“No vengan con excusas y libretos repetidos. La dictadura es responsable de promover, financiar y generar impunidad a bandas que hoy generan zozobra como hizo con el ELN y disidencia de las FARC”, respondió el presidente encargado, Juan Guaidó.
Recompensa
El chavismo ofrece desde ayer una recompensa de medio millón de dólares por cualquier información que ayude a detener al Koki y a otros jefes de las bandas caraqueñas.
Las fechorías del Koki, cuyo verdadero nombre es Carlos Revete (43 años) son conocidas desde hace años, pero de alguna forma consiguió mantener un pacto de no confrontación con el chavismo. Incluso durante varios meses la Cota 905 pasó a formar parte de los llamados “territorios de paz”, en los que el Estado cedió el mando a las bandas de cada zona.
“El Estado venezolano se ha desdibujado de su función de garante de la soberanía nacional, en la frontera y con el secuestro de efectivos militares. Pero también se ha desdibujado su función de control del orden público: la banda del Koki tiene sitiados a vecinos y disminuidos a cuerpos policiales. Perdieron el conflicto con el ELN y con la guerrilla (disidentes de las FARC) que secuestró a los militares y están perdiendo con el Koki”, resume en diálogo con LA NACION la politóloga María Puerta Riera.
A principios de año, otra ofensiva gubernamental en un barrio cercano, La Vega, hasta donde se extienden las redes del Koki y de El Vampi, provocó la denuncia internacional de las organizaciones de derechos humanos. Una veintena de civiles murieron en los enfrentamientos.
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