PARIS.– El derrumbe del régimen de Bashar Al-Assad pone sin duda en peligro la dimensión estratégica del proyecto de expansión del líder ruso Vladimir Putin. La caída de la dinastía Al-Assad, fiel aliada de Moscú durante medio siglo, colocó a Moscú en la situación humillante de ver en peligro su presencia militar en Siria, pieza clave desde 2015 para imponer su juego regional en el Mediterráneo.