Para Nentanyahu, ahora es el tiempo de la ofensiva política
JERUSALÉN
Hace 24 horas que Gaza está extrañamente silenciosa, sin cohetes ni bombardeos, pero en Israel es delicado hablar de victoria o derrota. Si para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fue complicado tomar la decisión de lanzar la ofensiva, fue aún más difícil ponerle fin, dividido entre las presiones de su gobierno, la opinión de los ciudadanos y la mirada atenta de la comunidad internacional.
El mes de operación militar en Gaza ha avivado las diferencias en el seno de la heterogénea coalición gubernamental, compuesta desde 2013 por un colorido abanico que abarca desde una derecha radical y ultranacionalista hasta los centristas seculares.
En estas semanas, Netanyahu, que goza de una cómoda tasa de popularidad de más del 50%, ha sufrido fundamentalmente la presión de los suyos. Los titulares de Defensa, Moshe Yaalon; Economía, Naftali Bennet, o Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, vieron en esta operación militar en Gaza la oportunidad perfecta de conquistar una parte del electorado de derecha radical e intensificaron sus críticas al jefe de gobierno, al que acusaron de "debilidad". La campaña para las futuras elecciones israelíes parecía haber comenzado en medio de las bombas.
Pero Netanyahu, acostumbrado a jugar en terrenos complicados, no permite que nadie cave su tumba política tan fácilmente y no dudó en dar un golpe sobre la mesa y expulsar del Ejecutivo, a modo de lección, a Danny Danon, viceministro de Defensa y miembro de su partido, el Likud, por considerar que sus críticas superaban los límites.
"Netanyahu ya tenía problemas con su base política, especialmente con el Likud, antes de la operación, pero si la ofensiva termina con una retirada unilateral y una declaración unilateral de alto el fuego, estos problemas irán en aumento, porque mucha gente en la derecha siente que Israel debería haber reocupado Gaza, destrozado toda la infraestructura militar de Hamas y matado a sus líderes", explica el redactor jefe del diario Haaretz, Aluf Benn.
Tras un mes de ofensiva militar, Netanyahu está entre la espada y la pared: bien sigue adelante con la ofensiva e intensifica el uso de la fuerza hasta doblegar la estructura militar de Hamas, sabiendo que Israel se verá inmerso en una larga, internacionalmente impopular y costosa operación militar, bien decreta un alto el fuego unilateral con un balance más modesto, lo cual le acarreará severas críticas internas.
Y Netanyahu optó por retirar las tropas de Gaza ayer al amanecer, horas antes de que empezara una tregua de 72 horas, al considerar que los túneles con los que Hamas intentaba infiltrarse en Israel estaban totalmente destruidos.
Según los sondeos más recientes, el 85% de la población israelí desea que la operación en Gaza continúe.
"La gente pedía al gobierno que resolviera el problema de los túneles y los ataques al sur de Israel desde Gaza de una vez por todas, y Netanyahu tenía claro que no podía aceptar ningún alto el fuego que no contemplara al menos la destrucción de estos túneles. Pero llevaría meses limpiar completamente Gaza de armas y arrestar a los terroristas, y sería una sangrienta, larga y costosa operación. Y eso hace dudar a quienes toman las decisiones", explicó a la nacion el general retirado Yaakov Amidror, ex consejero de Netanyahu para seguridad nacional.
Dos aspectos contaron también para que Netanyahu tomara esta decisión: los 64 soldados israelíes caídos en combate en Gaza, una cifra muy superior a la de ofensivas precedentes, y el alto costo financiero de la operación, que superaría los 1800 millones de dólares, según cifras de la prensa israelí.
Voceros del ejército explicaron a la nacion ayer que en la ofensiva en Gaza 32 túneles fueron destruidos, aunque nada garantiza que este número represente el total de los pasadizos subterráneos construidos por Hamas bajo la Franja; 900 milicianos murieron, sobre un total de más de 1800 víctimas palestinas, y 4800 "objetivos militares" fueron alcanzados.
El reto de Netanyahu ahora será presentar este balance como una victoria y negociar en los próximos dos días las condiciones que permitan que la operación militar no se reanude.
"La operación no terminó y las tropas están desplegadas alrededor de la Franja. Tenemos que impedir que Hamas construya túneles para atacarnos, incluso si esto significa nuevas operaciones israelíes por tierra", advirtió el responsable del comando sur del ejército, el general Sami Turgeman.
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