Para Medio Oriente, EE.UU. ahora es la "potencia vacilante"
Aliados y enemigos coinciden en ver en la movida de Obama una señal de debilidad
BEIRUT.- El hombre más poderoso del mundo decide amenazar al presidente sirio, Bashar al-Assad.
"Atacaremos con toda nuestra fuerza", dice Barack Obama en una caricatura del diario saudita Alsharq. Pero ¿cuándo? Y Obama responde: "Mañana, en una semana, un mes, un año, 10 años, tantos años como se pueda contar".
La burla confirma la sospecha sobre Washington en Medio Oriente: que la decisión de Obama de delegarle la intervención militar al Congreso es una señal de debilidad, que además pone en juego la credibilidad de su gobierno en su confrontación con Siria e Irán.
Para Wathiq al-Hashimi, del Grupo Iraquí de Estudios Estratégicos, muchos quedaron confundidos con la decisión de Obama, lo que traducen como que "dio marcha atrás".
En Estambul, Mustafa Toprak, un vendedor de 37 años, dijo que el freno de Obama lo deja como alguien débil y falso. Y en El Cairo, Mohsin Ahmad El-Tayeb, un vendedor callejero de 38 años, señaló por su parte que Obama es un indeciso y que "definitivamente no va a atacar Siria".
Abdulaziz al-Sager, director del Centro de Investigaciones del Golfo, resumió el humor social al señalar que "toda la región está profundamente desilusionada por la decisión del presidente Obama de pedir primero permiso al Congreso".
Altos funcionarios del gobierno de Obama dicen que la decisión del presidente de consultar al Congreso, por el contrario, potenciará la credibilidad de Estados Unidos en el extranjero, si le da su visto bueno.
Anthony Cordesman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, escribió que Obama debería mostrar un verdadero liderazgo, "y no sobreactuar, de pronto dar marcha atrás y mostrarse inseguro".
Cordesman agregó que un voto negativo del Congreso sería "casi una catástrofe". La influencia norteamericana en Medio Oriente se vería seriamente dañada y Estados Unidos seguiría sin tener una estrategia coherente para el conflicto sirio.
Yezigh Sayigh, del centro de estudios Carnegie Medio Oriente, dijo por su parte que a Obama se lo ve "titubeante" justamente por esa falta de una política de fondo respecto de Siria, lo que refleja un problema más amplio de Washington para conectarse con la región desde la "primavera árabe" de 2011.
Cuidar las espaldas
Irán, aliado de Al-Assad, tiene sus propias disputas con las potencias por su programa nuclear y hasta ahora se mostró prudente. Pero Alaeddin Boroujerdi, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento, dijo esperar que el Congreso norteamericano vote en contra del ataque, en línea con lo que, a su criterio, quiere el pueblo estadounidense.
Para los israelíes, el enfrentamiento en Siria es una oportunidad para que Estados Unidos demuestre lo que puede hacer para impedir que Irán fabrique una bomba nuclear, en caso de que la diplomacia falle. El primer ministro Benjamin Netanyahu, a quien el año pasado Obama le prometió "cuidar siempre las espaldas de Israel", ordenó a sus ministros no hablar de la cuestión.
Pero Jay Shapiro, un canoso habitante de Jerusalén, recordó el adagio de que la política exterior norteamericana tenía palabras suaves y un garrote pesado, y dijo: "La política del presidente Obama es todo lo contrario. Grita y no tiene garrote. No nos cuida las espaldas. No cuida ni las espaldas de Estados Unidos".
Traducción de Jaime Arrambide
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