Para los líderes del mundo, la perspectiva de un regreso de Trump está siempre presente
El procesamiento de Donald Trump no modificó los cálculos de muchos líderes mundiales que ya veían la resiliencia del exmandatario como algo inevitable
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LONDRES.- Ya sea con esperanza o con espanto, la perspectiva de un posible retorno de Donald Trump a la Casa Blanca está tan profundamente enraizada fuera de Estados Unidos que los mandatarios de muchos países ya han movido sus apuestas en materia diplomática, de seguridad, y hasta de inversión a la hora de colocar su dinero.
Y hay pocas señales de que el procesamiento penal de Donald Trump de la semana pasada haya cambiado esos cálculos que hacen en el extranjero.
Según los diplomáticos y expertos en política internacional, los líderes del mundo ya han visto a Trump recuperarse de tantos desastres que a esta altura enfrentan su resiliencia política con resignación y fatalismo. Y más aún en Europa, cuyos líderes soportaron durante cuatro años el rigoreo de Trump en todos los temas, desde el gasto militar hasta el cambio climático.
Por más que los problemas legales de Trump pongan fin a su viabilidad política —algo que no lograron dos procesos de juicio político y perder la reelección frente a Joseph Biden—, muchos temen que será reemplazado por cualquiera de sus alternativas trumpistas, con el gobernador republicano de Florida, Ron De Santis, entre los más destacados ejemplos.
“Si Trump realmente fuera historia, hay muchos en Europa que dormirían más tranquilos”, dice Wolfgang Ischinger, exembajador alemán en Estados Unidos, que presidió la Conferencia de Seguridad de Múnich hasta 2022. “Pero el miedo de fondo que Trump desató por primera vez hace seis años no se va a disipar”.
Esos temores se profundizaron hace poco cuando DeSantis, máximo potencial contrincante de Trump en la interna republicana, describió la guerra de Rusia contra Ucrania como “una disputa territorial”. Ante la oleada de críticas de sus propios correligionarios, después tuvo que desdecirse.
Pero su comentario, eco fiel del desdén que ha mostrado Trump por la invasión rusa, ciertamente cayó mucho peor en las capitales europeas que en Estados Unidos, dada la fuerte dependencia que tiene Europa de la ayuda militar norteamericana y de la necesidad de mantener un frente diplomático unificado de resistencia ante la agresión de Rusia.
“Trump es un fenómeno, pero ya no es un fenómeno único”, dice Kim Darroch, exembajador británico en Estados Unidos. “De él ha surgido toda una generación de mini-Trumps y cosas afines”.
“Así que quienes creen que Estados Unidos se dirige al aislacionismo, o les conviene afirmarlo políticamente, no pueden achacárselo todo a Trump”, dice Darroch, quien fue forzado a dejar su puesto en Washington por los cables diplomáticos que escribió criticando al gobierno de Trump y que se filtraron en 2019. “Si no es Trump, tienen muchas otras opciones”.
Eso no implica que Trump no siga siendo una figura particular, o que sus problemas con la justicia no tengan eco en el extranjero. La causa contra el expresidente, con su escabrosa acusación de silenciar con dinero a una estrella del porno, es el tipo de espectáculo “solo en Estados Unidos” que llega como por un tubo a la tapa de los diarios sensacionalistas.
“El pomposo sospechoso de siempre”, tituló el tabloide londinense The Daily Star, junto a un collage de fotos poco favorecedoras de Trump sobre el telón de fondo que suele usarse para fotografiar a los delincuentes.
“Trump se niega a salir esposado”, tituló el Times de Londres su nota de tapa del sábado, que incluía una entrevista a Stormy Daniels, la actriz porno que dice haber tenido encuentros sexuales con Trump y haber recibido pagos de su abogado a cambio de quedarse callada.
Pero The Daily Telegraph, un diario más de derecha, hizo foco en el posible rédito que podría obtener Trump entre su electorado de derecha dura, y tituló “El procesamiento es una oportunidad de oro para Trump”. De hecho, esa sensación de que los problemas legales de Trump podrían tener efectos impredecibles es la que cunde por los Parlamentos y los despachos oficiales.
Para empezar, dice Darroch, solo quienes siguen muy de cerca la saga de Trump entenderán que este quizás sea el primer procesamiento de muchos otros, en casos por interferir en las elecciones y retener documentos clasificados. Quienes no siguen las noticias de cerca, seguramente desestimarán el caso y solo verán que Trump sigue primero en las encuestas entre sus rivales republicanos.
Según Darroch, en parte algunos europeos fomentan esa idea de que Trump es resistente porque les conviene en función de su agendas geopolíticas.
En Gran Bretaña, algunos en la derecha suspiran abiertamente por un regreso de Trump, que defendió el Brexit y planteó la posibilidad de un acuerdo comercial transatlántico. El presidente Biden archivó la idea, y aunque mantiene una relación cordial con Gran Bretaña, es menos efusivo que Trump. Biden, por ejemplo, no asistirá a la coronación del rey Carlos III, el tipo de ceremonia ostentosa y de centralidad de atención que su predecesor no se habría perdido por nada del mundo.
En Francia, por su parte, el presidente Emmanuel Macron impulsa la “autonomía estratégica” para que Europa sea militarmente más independiente de Estados Unidos. Las burlas de Trump hacia la OTAN fueron un factor motivador clave de esa idea, y un segundo mandato de Trump, en el que podría retirarse de la alianza atlántica, la convertiría en un imperativo.
Los países de Medio Oriente también se están cubriendo ante un eventual regreso de Trump al poder. Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos han invertido en un fondo de capital privado iniciado por el yerno y exasesor de Trump, Jared Kushner. Según los expertos, esas inversiones reflejan el deseo de los países árabes de seguir en buenos términos con Kushner, casado con Ivanka, la hija mayor de Trump.
“Los saudíes son los más interesados en el regreso de Trump, o al menos de un presidente republicano”, dice Martin S. Indyk, exembajador de Estados Unidos en Israel. “La relación entre Biden y el príncipe Mohammed bin Salman es tan tensa que cualquier cosa que no sea Biden les viene bien”, señala el exembajador.
Indyk no cree que esos cálculos de los líderes árabes vayan a cambiar por el procesamiento del expresidente. “Dudo que hayan llegado a la conclusión de que con esto Trump queda fuera de competencia, y aunque así sea, podría allanarle el camino a otro republicano con más posibilidades de derrotar a Biden”.
En Israel, probablemente el primer ministro Benjamin Netanyahu también agradecería un regreso de Trump, sobre todo porque comparten los mismos problemas, según apuntan los analistas internacionales. Para empezar, ambos enfrentan cargos legales: en el caso de Netanyahu, acusaciones de soborno, fraude y abuso de confianza, que ha intentado enfrentar con un intento muy impopular, y ahora en suspenso, de controlar el Poder Judicial. Y al igual que Trump, Netanyahu acusa a los fiscales de atacarlo por motivaciones políticas.
Para los aliados de Estados Unidos, tal vez la consecuencia más alarmante del procesamiento han sido los implacables ataques de Trump al sistema de justicia norteamericano y el respaldo que recibió de muchos otros líderes republicanos.
Sin embargo, para adversarios como Rusia y China, la perspectiva de que Trump tenga que hacer campaña para la presidencia mientras se defiende de cargos penales en su contra, es funcional a su relato sobre el caos y la decadencia de Estados Unidos.
Como dice Evan S. Medeiros, exasesor sobre asuntos chinos del presidente Barack Obama: “China aprovechará esto para reforzar su histórico argumento de que Estados Unidos está corroído por la disfuncionalidad democrática y de que China es una mejor apuesta”.
Por Mark Landler
Traducción de Jaime Arrambide
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