Para Bolsonaro, levantar la economía de Brasil va a ser más difícil de lo que creía
RÍO DE JANEIRO.- A ritmo lento. Las esperanzas de que la economía de Brasil se encuentre ya en un firme camino de crecimiento se vieron frustradas hoy, cuando el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IGBE) reveló que el Producto Interno Bruto (PBI) se expandió tan solo un 1,1% en 2018, una tasa igual a la del año anterior y menor a los pronósticos del mercado.
A principios del año, los analistas económicos habían estimado que con el congelamiento de gastos públicos establecido por el gobierno de Michel Temer al asumir el poder a mediados de 2016 y la reforma laboral aprobada al año siguiente, el crecimiento de 2018 sería mucho más expresivo, de casi el 3%, y que Brasil podría dejar atrás los estragos generados por la peor recesión de su historia, en 2015-2016, cuando el PBI se contrajo 3,5% y 3,3% respectivamente.
Sin embargo, una paralizante huelga de camioneros y la incertidumbre político-electoral tuvieron un impacto muy negativo; los especialistas revisaron para abajo sus proyecciones y terminaron por reducir las perspectivas de crecimiento en torno al 1,5%.
A pesar de la lenta recuperación, el IBGE resaltó que casi todos los sectores de la economía tuvieron tasas positivas. Ante este escenario, y con la confianza de que el gobierno de Jair Bolsonaro logre aprobar en el segundo semestre su ambiciosa reforma previsional presentada la semana pasada al Congreso, la previsión del mercado es que este año el PBI brasileño crezca entre 2% y 2,5%. Ya si la modificación del complejo y deficitario sistema de jubilaciones y pensiones se retrasara o acabara siendo menos profunda de lo esperado, las expectativas disminuirían significativamente. Del desempeño económico de Brasil depende, en gran parte, el de la economía de la Argentina.
De acuerdo al IBGE, en 2018 el crecimiento estuvo garantizado en especial por un alza del 1,3% en el sector de servicios –el año anterior había crecido 0,5%-, que representa un 75,8% del PIB. Dentro de los servicios, se destacaron las actividades inmobiliarias (3,1%), del comercio (2,3%) y del transporte, almacenamiento y correos (2,2%).
"El sector de servicios fue el que más creció y tiene que ver con la inflación más controlada y el desempleo ligeramente menor que en 2017", explicó en conferencia de prensa Claudia Dionísio, gerente de Cuentas Nacionales del IBGE. Por la crisis, la inflación llegó a alcanzar 10,6% -actualmente está en 3,7%-, y el desempleo trepó a su récord histórico de 12,7%; aunque la tasa de desocupación bajó hasta 11,6% el año pasado, los últimos números, de enero, mostraron un nuevo aumento, para 12%, lo que significa 12,7 millones de brasileños sin empleo.
El sector agropecuario, que había sido el gran motor para la salida de la recesión, esta vez quedó prácticamente estancado, con un avance de apenas 01%. La industria también tuvo una expansión muy modesta, del 0,6%, y la construcción civil sufrió una caída del 2,5%, su quinta retracción anual consecutiva.
Del lado de la demanda, el consumo de las familias creció 1,9% -segunda alza seguida-, las inversiones aumentaron un 4,1%, y el consumo del gobierno se mantuvo estable (0%). Ya las exportaciones de bienes y servicios crecieron 4,1% mientras que las importaciones subieron 8,5%.
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