Papa Francisco: “Ningún gobierno puede exigir a su pueblo que sufra privaciones incompatibles con la dignidad”
El pontífice habló ante los participantes de una conferencia copresidida por el exministro de Economía, Martín Guzmán, en la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, de la que es miembro
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ROMA.- Ante economistas, ministros, directivos de organismos internacionales, eclesiásticos y académicos de todo el mundo que participan en el Vaticano de una conferencia con fuerte acento argentino, el papa Francisco advirtió este miércoles que es un “pecado social” ser indiferentes a la “multitud de hermanos y hermanas con hambre y también sumergidos en la exclusión social y en la vulnerabilidad”.
Al recibir en audiencia a los participantes de un seminario sobre “La crisis de deuda en el Sur Global”, promovido por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales (PACS) y la Initiative for Policy Dialogue (IPD), de la Universidad de Columbia, que copreside el exministro de Economía Martín Guzmán -también miembro de la PACS-, el Pontífice también invitó a pensar “en una nueva arquitectura financiera internacional que sea audaz y creativa”. Además, al acercarse el Jubileo de 2025, en línea con sus predecesores, planteó la posibilidad de una condonación o reducción de deudas externas imposibles de pagar para diversos países del sur del mundo, que pesan dramáticamente sobre millones de personas.
“Después de una globalización mal administrada, después de la pandemia y de las guerras, nos encontramos frente a una crisis de deudas que afecta principalmente a los países del sur del mundo, generando miseria y angustia, y despojando a millones de personas de la posibilidad de un futuro digno. En consecuencia, ningún gobierno puede exigir moralmente a su pueblo que sufra privaciones incompatibles con la dignidad humana”, dijo el Papa, ante un auditorio marcado por la presencia del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, copresidente de IPD, mentor de Guzmán y académico honorario de la PACS, y otros argentinos como Guido Sandleris, expresidente del Banco Central, y Gustavo Beliz, miembro de la PACS.
El papa Francisco aseguró que “para tratar de romper el círculo financiamiento-deuda sería necesaria la creación de un mecanismo multinacional, basado en la solidaridad y la armonía de los pueblos, que tenga en cuenta el sentido global del problema y sus implicaciones económicas, financieras y sociales”. “La ausencia de este mecanismo favorece el ‘sálvese quien pueda’, donde pierden siempre los más débiles”, subrayó, al reiterar que los principios de justicia y solidaridad son los que llevarán a encontrar pistas de solución. “En esta vía es indispensable obrar de buena fe y con verdad, siguiendo un código de conducta internacional con normas de valor ético que tutele las negociaciones. Por ende, pensamos en una nueva arquitectura financiera internacional que sea audaz y creativa”, agregó.
Recordó luego que en ocasión del Jubileo del Año 2000, san Juan Pablo II advirtió que el tema de la deuda externa “no es sólo de índole económica, sino que afecta a los principios éticos fundamentales y es preciso que encuentre espacio en el derecho internacional”; y que el Jubileo podía “constituir una ocasión propicia para gestos de buena voluntad […], de condonar las deudas, o al menos reducirlas, […] en función del bien común”. En este marco, explicó que era una tradición del pueblo hebreo condonar las deudas en el año jubilar.
“Quisiera hacerme eco de este llamado profético, hoy más urgente que nunca, teniendo presente que la deuda ecológica y la deuda externa son dos caras de una misma moneda que hipoteca el futuro”, afirmó Francisco. “Por eso, queridos amigos, el Año Santo de 2025 al que nos encaminamos nos llama a abrir la mente y el corazón para ser capaces de desatar los nudos de esos lazos que estrangulan el presente, sin olvidar que somos sólo custodios y administradores, y no patrones”, siguió. “Los invito a que soñemos y actuemos juntos en la construcción responsable de nuestra casa común: nadie puede habitarla con tranquilidad de conciencia cuando sabe que a su alrededor hay multitud de hermanos y hermanas con hambre y también sumergidos en la exclusión social y en la vulnerabilidad. Dejar pasar esto es pecado, pecado humano, aunque uno no tenga fe, es un pecado social”, advirtió, al destacar, finalmente, la importancia de la conferencia: “lo que ustedes están haciendo aquí es importante, rezo por ustedes”.
Al margen de los argentinos ya mencionados, participan de la conferencia, que tiene lugar en la Casina Pío IV -sede de la PACS-, Sebastián Ceria, fundador y presidente de Fundar, y Maia Colodenco, directora del Departamento de Iniciativas Globales de Suramericana Visión, y exsecretaria de Asuntos Internacionales del Ministerio de Economía de la Nación.
Además, Fernando Haddad, ministro de economía de Brasil; Jay Shambaugh, subsecretario de Relaciones Internacionales del Tesoro de Estados Unidos; Carlos Cuerpo, ministro de Economía de España; Emmanuel Moulin, jefe de gabinete del primer ministro de Francia; Antoinette Sayeh, subdirectora gerente del FMI; Markus Brunnermeier, profesor de Princeton University; Nadia Calviño, presidenta del Banco de Inversión de Europa y ex vicepresidenta de España; Jin Liqun, presidenta y presidenta de la junta de directores, Asian Infrastructure Investment Bank, y Albert Muchanga, comisionado de la Unión Africana.
“Fea libertad”
Más tarde, durante la tradicional audiencia general de los miércoles, en una catequesis en la que habló sobre el nombre que le dio la Biblia al Espíritu Santo, identificado con el viento porque “donde se encuentra el Espíritu de Dios, allí hay libertad”, el Papa advirtió que la libertad puede ser “fea” cuando permite que los ricos exploten a los pobres.
“Una persona libre, un cristiano libre, es aquel que tiene el Espíritu del Señor. Esta es una libertad totalmente especial, muy distinta de la que se entiende comúnmente. No es libertad para hacer lo que uno quiera, ¡sino libertad para hacer libremente lo que Dios quiera! No libertad para hacer el bien o el mal, sino libertad para hacer el bien y hacerlo libremente, es decir, por atracción, no por constricción. En otras palabras, libertad de hijos, no de esclavos”, indicó Francisco, hablando ante miles de fieles de todo el mundo presentes en la Plaza San Pedro.
Entonces recordó que San Pablo, muy consciente de los abusos o malentendidos que se pueden hacer de esa libertad, que puede convertirse en un “pretexto para la carne”, hizo una lista de pecados como “fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, brujería, enemistades, discordias, celos, disensiones, divisiones, facciones, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes”. “Pero también lo es la libertad que permite a los ricos explotar a los pobres, es una fea libertad la que permite a los fuertes explotar a los débiles y a todos explotar impunemente el medio ambiente. Esta es una libertad fea, no es la libertad del Espíritu”, sumó. Y concluyó pidiendo a Jesús “que nos haga, a través de su Espíritu Santo, hombres y mujeres auténticamente libres; libres para servir, en el amor y la alegría”.
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